Declaración de Managua. Coloquio Ecuménico
“No dejes que nadie se robe tu Esperanza”. (Papa Francisco)
Reunidos en Managua, líderes cristianos de diversas creencias religiosas y personas de buena voluntad del ámbito político, social, artístico, intelectual, hemos hecho Memoria histórica de un Cristiano ejemplar y un militante de la causa Sandinista como lo fue nuestro amigo y compañero Miguel D’Escoto; Misionero, Diplomático y defensor de las Causas Justas de la Humanidad. Este Coloquio Ecuménico nos anima, hoy como ayer, a seguir clamando y trabajando por la Justicia, la Reconciliación y la Paz para esta digna y bendita Nicaragua.
A la luz de los diversos diálogos y brillantes ponencias de distinguidas personalidades, y después de escuchar tan emocionantes relatos sobre la fructífera vida y la inmensa obra de P. Miguel, nos parece justo y necesario compartir algunos aspectos relevantes que marcaron la praxis cristiana, social y revolucionaria de este Profeta del siglo XX. Vemos como hoy, su palabra y acción profética nos interpelan ante las nuevas amenazas que se han desatado en contra de esta tierra nicaragüense que tanto amó y por la que tanto luchó hasta el final de sus días.
Como no tener siempre presente, por ejemplo, esta reflexión Cristiana del Hermano Miguel sobre la percepción histórica de la Revolución Sandinista: “La lucha por tomar en sus manos la historia es uno de los rasgos que caracteriza la experiencia del pueblo de Nicaragua e igualmente la del pueblo pobre en nuestro continente. Lucha larga con atardeceres prematuros a veces, pero también con amaneceres radiantes que nos llaman al trabajo bajo el sol”.
Ahora, inspirados desde esa sabiduría histórica y considerando que los ojos del mundo están en Nicaragua y que las Iglesias Cristianas siguen con interés la actual coyuntura política-eclesial del país:
-Reafirmamos el profetismo cristiano y la fuerza de la palabra en el apoyo irrestricto de la lucha de los pueblos a la autodeterminación y el no al injerencismo que el Padre Migue D’Escoto, defendió y promovió durante toda su gestión como Canciller de la República de Nicaragua y como Presidente de la Asamblea General de la ONU.
-Sentimos una enorme alegría -un Kairós- al comprobar que el P. Miguel vive en medio del Pueblo de Nicaragua, se le recuerda con respeto en diversos ambientes políticos y cristianos de Latinoamérica y del mundo como a un Diplomático comprometido con el sentido de la Dignidad de los Pueblos y que “tendía puentes para la Paz”.
-Constatamos que, en forma transversal, se le recuerda con gratitud esa inusual capacidad de ver e intentar resolver con eficacia los acuciantes problemas que afectan a la Madre Tierra, como consecuencia de la aplicación de un “capitalismo salvaje” que está liquidando y depredando los bienes naturales que permiten la vida humana y de toda especie.
-Antes, durante y después de este Coloquio Ecuménico, quedará no solo para la reflexión desde la historia, la valiosa entrega de P. Miguel, que desde una profunda dimensión espiritual que le marcó desde muy joven, desarrolla su condición operatus de ser cristiano en fidelidad al Evangelio.
Ahora, en esta Declaración de Managua, es nuestro deseo decirle al mundo que, desde nuestra perspectiva cristiana y desde nuestra convicción política no violenta: Nos oponemos a los intentos de golpe de Estado en Nicaragua. Le decimos no a la violencia, al caos y al terrorismo que el pueblo ha padecido como consecuencia de los tranques, la agitación social y los actos violentos de una insensata oposición intransigente que no quiere ni la reconciliación ni la paz.
No podemos, como cristianos que anuncian y construyen el Reino, aceptar una espiral de violencia que solo beneficia, irresponsablemente a la promoción del caos -contra Deum-. Nos rebelamos cuando ciertas instancias religiosas, día a día desde los púlpitos pregonan no la reconciliación ciudadana, sino que instan inescrupulosamente a la feligresía a protestas y movilizaciones violentas que terminan en enfrentamientos que hieren el alma del Pueblo Nicaragüense. Es lo que vemos y escuchamos, sin prejuicios, desde este fraternal encuentro de Memoria y Diálogo para la Paz, esa misma Paz por la que tanto luchó y sufrió nuestro Hermano Misionero y Canciller Miguel D’Escoto.
Finalmente, y desde nuestra conciencia cristiana comprometida con la justicia y la paz; hacemos nuestra la interpelante reflexión propuesta en la Convocatoria a este Solemne Coloquio Ecuménico:
“La unidad que el mundo exige de nosotros es una unidad nacida del amor y del deseo de convertirnos todos en instrumentos de paz, justicia y solidaridad. Creo firmemente que esto es esencial para garantizar que alcancemos nuestras metas comunes mientras mantenemos respeto para nuestros más importantes y diversos intereses nacionales. Por lo tanto, el odio, rencor o el revanchismo no podrán nunca admitirse en nuestra lucha ya que, por el contrario, es precisamente contra eso que luchamos con toda firmeza y amor inclaudicables”.
Padre Miguel D’Escoto /
Asamblea de la Organización de Naciones Unidas, Sept. de 2008).
Comité Ecuménico Latinoamericano por la Paz en Nicaragua
Comunidad Cristiana San Pablo Apóstol – Managua
Centro Gaspar García Laviana – Managua
Líderes Políticos, Sociales, Religiosos, Intelectuales de Argentina, Bolivia, Costa Rica, Chile, Cuba, El Salvador, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Managua, 27 de Septiembre de 2018