Presidente Ortega denuncia herencia del neoliberalismo en Nicaragua

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, denunció ayer la herencia de privatizaciones que dejaron los gobiernos neoliberales en el período 1990-2006, cuando una ola de desnacionalizaciones sacudió este país.

“El neoliberalismo, que tuvo todo el apoyo de los yanquis, de la Comunidad Europea, ¿qué fue lo que dejó al pueblo nicaragüense?”, se preguntó el mandatario al intervenir en la clausura del XVI Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua.

Y puso el ejemplo de las privatizaciones en el sector educacional, que alcanzaron hasta los niveles de primaria y secundaria.

Esa fue la política: privatizar la educación, la salud, los servicios básicos del Estado nicaragüense, eso fue lo que hicieron, reiteró en referencia a la matriz de la política socioeconómica de los gobiernos presididos por Violeta Barrios, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños.

El jefe de Estado mencionó, además, la desnacionalización de las grandes empresas telefónicas, capaces de generar ingresos multimillonarios, política a la que se enfrentó desde la oposición el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Lamentó que los neoliberales en el poder se lanzaron a arrebatarles las propiedades a los campesinos beneficiados por la Reforma Agraria (durante los años 80) y a desalojar a los trabajadores que habían recibido empresas del Estado.

Recordó que en tales circunstancias el sandinismo acudió a las protestas en reclamo de que (al menos) se le diera participación a la clase trabajadora en el proceso privatizador.

El presidente nicaragüense se refirió a los despidos de miles de trabajadores de la educación, la salud, las aduanas y el Estado, porque eran (militantes) sandinistas o simplemente sospechaban que eran sandinistas.

Daniel Ortega comparó que las protestas del sandinismo en aquella coyuntura “no tienen nada que ver con los crímenes que ellos cometieron en este intento de golpe”, en referencia al intento de la derecha de derrocar al gobierno tras la crisis desatada a mediados de abril.

Por último denunció que los neoliberales en el poder no dudaron en lanzar el Ejército contra el pueblo, instándole a dispararles a los trabajadores mientras defendían las empresas entregadas por el Estado revolucionario.

Y criticó la postura del entonces (1990-95) jefe de la fuerza armada, el general Humberto Ortega, quien “con la salida del gobierno simplemente decidió pasarse al lado de los que habían ganado las elecciones y convertirse en un peón de la oligarquía y del imperio”.

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