El Supremo de Brasil concede permiso al expresidente en el instante en que el ataúd era introducido en la tumba
El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado por corrupción, no ha podido asistir al entierro de su hermano Genival Inácio, fallecido a causa de un cáncer de pulmón a los 79 años, porque la autorización del Tribunal Supremo ha sido comunicada en el mismo instante en que el féretro era introducido en la tierra. El alto tribunal autorizaba a Lula a viajar a São Bernardo, donde se celebro el entierro, para reunirse con sus parientes, pero el exmandatario ha decidido no viajar finalmente. El caso ha llegado hasta el Supremo después de que dós jueces rechazaran la solicitud del líder del Partido de los Trabajadores (PT) porque la policia no podía asegurar la seguridad del traslado.
El hermano de Lula falleció el martes por la tarde en la ciudad de São Bernardo a 417 kilometros de Curitiba, donde Lula está en prisión desde abril. El presidente del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Antonio Dias Toffoli, ha aceptado este miércoles la petición del expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva para verse con su familia tras la muerte de su hermano, Genival Inácio, a causa de un cáncer de pulmón. La decisión se ha hecho pública en el mismo momento en el que se celebraba el entierro del fallecido, en São Bernardo do Campo (región metropolitana de São Paulo).
Toffoli ha permitido que Lula deje la cárcel de la Policía Federal en Curitiba, donde está preso desde abril del año pasado, para verse «exclusivamente con sus familiares» este mismo miércoles en una unidad militar de la región de San Bernardo. El magistrado prohibía, asimismo, el uso de teléfonos móviles y demás aparatos de comunicación externos durante dicha reunión, así como la presencia de la prensa y declaraciones públicas. «Estas medidas tienen el objetivo de garantizar la seguridad de los familiares, del preso y de los agentes públicos que lo acompañan», ha dicho. Toffoli ha dejado claro que, aunque el hermano del exmandatario ya ha sido velado y enterrado, su decisión permite que Lula deje la cárcel exclusivamente para encuentrarse con sus familiares.
Pero el exmandatario no está de acuerdo con reunirse con su familia en un cuartel militar. «Lo ha dicho claramente: sería una verguenza, una falta de respecto con su familia», ha afirmado Manoel Caetano Ferreira, abogado de Lula, en una entrevista a las puertas de la prisión. El letrado también ha explicado que Lula ya tenía prevista una cita con sus familiares todos los jueves, durante el horario de visitas en la cárcel. «En un momento como este, el lugar menos adecuado para encontrar a sus familiares sería un cuartel militar. El funeral ya estaba en marcha, por eso la decisión no tiene por qué ser cumplida».
La decisión del Supremo ha causado sorpresa entre los compañeros del Partido de los Trabajadores (PT) que participaban en el funeral del hermano de Lula. El líder de la bancada de esa formación en el Congreso, Paulo Pimenta, dejó claro en Twitter que el expresidente no se trasladará a San Bernardo. «Él no se someterá al circo que Sérgio Moro [juez responsable de la Lava Jato y actual ministro de Justicia del Gobierno de Jair Bolsonaro] ha creado. Lula no tiene razones por las que encontrarse a escondidas con sus seres queridos, cómo si eso fuese un favor de la Justicia», ha dicho.
El presidente del Supremo aceptó la apelación de la defensa de Lula después de que la jueza Carolina Lebbos hubiese prohibido su presencia en el funeral. Lebbos acató el martes los argumentos de la Policía y del Ministerio Público, que afirmaban no disponer del tiempo necesario para organizar la logística de su traslado. La defensa también había solicitado un habeas corpus y el magistrado Leandro Paulsen había mantenido la decisión en la madrugada de este miércoles.
La defensa del expresidente justificaba su petición con base en la ley de Ejecución Penal, que prevé que los presos en régimen carcelario semiabierto o provisionales pueden obtener permiso para salir de prisión en el caso de fallecimiento de cónyuges, padres, hermanos o hijos. El permiso, de acuerdo con esa ley, debe ser concedido por el director de la cárcel en la que se encuentra el reo. «El permiso previsto en la ley de Ejecución Penal está anclado en la protección constitucional dada a la familia y en aspectos humanitarios», subrayó la defensa de Lula en su petición.