Los Patriots: reyes absolutos de la NFL

New England engrandecen su dinastía con seis títulos de la Super Bowl en un soporífero partido frente a Los Ángeles Rams.

Pasarán años para que alguien pueda alcanzar el éxito de Tom Brady. O para emular la grandeza de los Patriots, que han ganado este domingo su sexta Super Bowl frente a los Rams. Pero la más reciente página de gloria tiene una negra mancha: un partido para el olvido contra el equipo de Los Ángeles por un mínimo marcador de 13-3. Una final soporífera, un partido al que a Brady le bastó un minuto para encauzar a los suyos.

La primera mitad de la Super Bowl fue un juego de damas chinas muy rígido con un exceso respeto por el rival y con una catarata de errores de los equipos ofensivos. Tom Brady y Jared Goff, los mariscales de campo, estuvieron tan erráticos que en el marcador escaseaban los puntos. Los Patriots, en la pierna de Stephen Gostkowski, fallaron un gol de campo y se redimieron con otro que sí fue válido para el 3-0. El marcador hizo historia como el segundo más pobre en puntos durante los primeros dos cuartos de juego, solo superado por la edición de 1975, cuando Pittsburgh lideró a Minnesota con 2-0.

Con un tablero austero en cifras, las fichas se volcaron al show de medio tiempo. Este espectáculo, que ha sido protagonizado anteriormente por artistas de la talla de los Rolling Stone, Prince, Beyoncé, entre otros, estuvo en manos de Maroon 5 y los raperos Travis Scott y Big Boi. No fueron suficientes las bolas de fuego que parecían caer directamente del cielo al escenario en llamas para encender a los 77.000 espectadores en el estadio de Atlanta. Las fallas en el audio y los artistas no terminaron de convencer. Tampoco el juego sobre las yardas.

A esta edición de la Super Bowl le sobró el morbo. Cuando la cantante afroamericana Gladys Knight tomó el micrófono para entonar el himno estadounidense antes del inicio del partido, toda la tensión se fue a las piernas de los jugadores. Desde hace semanas se especulaba que algunos de los futbolistas americanos podían arrodillarse durante el cántico en señal de apoyo a Colin Kaepernick. El exquarterback de los San Francisco 49ers no se puso de pie en agosto de 2016 en protesta por los abusos policiales sufridos por la comunidad afroamericana. Kaepernick no juega un partido profesional desde marzo de 2017 por un supuesto boicot de la NFL. Aunque han pasado dos años, el asunto está lejos de zanjar. Artistas como Rihanna, Pink y Nicki Minaj rechazaron las invitaciones al evento deportivo más visto en Estados Unidos para apoyar al ex mariscal de campo.

En una Super Bowl donde tuvieron más acción los pateadores que los propios corredores, esperaban la reacción de Tom Brady. Durante tres cuartos solo se pudo asociar con Julian Edelman, su fiel  receptor, para avanzar algunas yardas. Los Rams intentaban encontrar en los violentos pases de Jared Goff alguna grieta en el sistema de los Patriots. Lo intentaron a través de los velocistas Robert Wood, Brandin Cooks y Todd Gurley. El desconcierto era brutal para uno de los equipos más sorprendentes durante la temporada regular. El entrenador en jefe y el más joven en hacerse cargo de un equipo en la NFL, Sean McVay, agotó todo el libreto de jugadas. Lo único que pudieron conseguir fue un gol de campo con Greg Zuerlein, 3-3.

El cronómetro registraba los últimos ocho minutos de juego. Y Brady se enchufó. Encontró a lo largo del campo a Rob Gronkwoski, un golem que encontró un espacio para llegar a la frontera de la zona de anotación. Ese lance resquebrajó la moral de los Rams porque significaba estar solo a dos yardas. Y Michel Sony lo hizo posible con un acarreo donde su fuerza superó a la de los defensivos. Gostkowski anotó el punto extra para un letal 10-3.

Goff estaba al límite. Tenía que remontar el juego, hilar una serie de jugadas precisas para batir a New England. A falta de cuatro minutos y 17 segundos, el quarterback de los Rams lanzó un misil que fue interceptado por el esquinero Stephone Gilmore. Fin del juego. Los Patriots, con la Super Bowl en el bolsillo, se dedicaron a jugar con la desesperación de Los Ángeles. Gostkowski se dio el tiempo para anotar otro gol de campo de 41 yardas y el definitivo 13-3.

Con la consumación del triunfo de Patriots, su mariscal de campo fue acorralado por todos los fotógrafos. Recibió el abrazo de sus colegas y en especial de su entrenador, Bill Belichick, en una noche en la que sus pases no fueron del todo protagonistas. El hombre del partido, el MVP, lo ganó su compañero, el receptor Julian Edelman, quien recorrió 141 yardas, un imparable correcaminos. Los Patriots han agrandado su dinastía con seis títulos de la NFL y empatan a la franquicia de Pittsburgh. Brady, de 41 años, no tiene un claro heredero, ni rival.

EL FACTOR TRUMP DURANTE LA FINAL

  1. LABORDE

El presidente Donald Trump, aficionado de los New England Patriots, se refirió en una entrevista a la CBS publicada este domingo a la polémica. «Creo que es genial si quieres protestar, pero creo que lo tienes que hacer por el bien de nuestra bandera, por nuestro himno nacional», sostuvo el mandatario que siguió el juego desde su casa en Mar del Lago junto a un grupo de 700 personas.

El The Washington Post compró por primera vez un espacio publicitario durante los recesos de la Super Bowl. El anuncio fue un homenaje al papel de la prensa y a los periodistas que están dispuestos a todo con tal de informar a la gente. La narración estuvo a cargo del actor Tom Hanks, quien interpretó al legendario editor Benjamin Bradlee, uno de los responsables de destapar el Watergate, en la película Los archivos del Pentágono. Donald Trump Jr., hijo del presidente, publicó un ácido comentario sobre la propaganda: “¿Saben cómo los periodistas MSM (de los principales medios) podrían evitar tener que gastar millones en un comercial de #superbowl para ganar una credibilidad inmerecida? ¿Qué tal reportar las noticias y no su visión izquierdista para variar un poco?”.

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