Sandino, un símbolo de acero sobre un volcán apagado

Francisco G. Navarro | Corresponsal Prensa Latina

La Loma de Tiscapa, con la laguna que anida en su vientre cratérico, es el punto orográfico de referencia en la capital de Nicaragua y sobre ella crece un símbolo metálico, la estatua del general Augusto C. Sandino.

El perfil de acero monolítico y 18 metros de altura al borde sur del cerro-atalaya constituye el punto de encuentro de las miradas que buscan un lugar de culto para el héroe asesinado hace 85 años, y cuyos restos carecen de un sepulcro conocido.

En la noche tardía del 21 de febrero de 1934 cuajó la traición en las faldas de aquel promontorio arcado más por la historia que la geografía.

El director jefe de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza García, y el embajador estadounidense Arthur Bliss Lane, fueron los cerebros del plan que terminó con la vida del General de Hombres Libres y dos de sus compañeros de armas frente a un improvisado pelotón de fusilamiento.

Aquella misma noche macabra los restos del héroe de Las Segovias tomaron rumbo eterno hacia lo incógnito.

La Loma de Tiscapa asentaba entonces sobre sus espaldas graníticas la Casa Presidencial, edificada justo tres años antes, donde Sandino y dos de sus lugartenientes asistieron, invitados por el presidente Juan Bautista Sacasa, a la que sería su última cena.

LAS SEGOVIAS: BASTIÓN DE RESISTENCIA

Augusto César Sandino inició la lucha en Las Segovias el 2 de noviembre de 1926, cuando al frente de un grupo conocido como Los Montañeses, atacó un cuartel de los conservadores en el poblado de El Jícaro.

Más de seis años lideró el movimiento guerrillero en las montañas del norte de Nicaragua, hasta que el 2 de febrero de 1933, a un mes de retiradas las tropas intervencionistas estadounidenses, firmó el Convenio de Paz con el presidente Sacasa.

El desarme del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) fue uno de los puntos del armisticio, que exceptuó de la disposición a un centenar de hombres encargados de la seguridad del jefe y el núcleo de dirección de la fuerza guerrillera.

Ya para entonces, y a la par con la retirada de las tropas estadounidenses, había asumido funciones absolutas la Guardia Nacional, cuerpo armado cuya función era mantener el status quo, y al frente del cual fue designado desde el 1 de enero de 1933 el general Anastasio Somoza García.

La presencia de Sandino en Managua en la fecha aciaga del 21 de febrero de 1934 era la tercera durante el período posterior a la firma del armisticio.

Todas las veces sus estancias en la capital tuvieron que ver con reclamos sobre persecución y asesinatos cometidos por la Guardia contra sus antiguos compañeros de armas.

Las relaciones entre Sandino y Somoza eran muy tensas al momento, a pesar de la reciente foto conjunta, con sus respectivas indumentarias militares, que luego intercambiaron con sendas dedicatorias.

Al atardecer, el hombre que había derrotado la intervención extrajera en compañía de sus generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor más su padre, Gregorio Sandino, se trasladaron a la casa de gobierno en Tiscapa invitados a la cena presidencial de la alevosía.

PACTO DE SANGRE

Más o menos a la misma hora se estaba firmando lo que la historia recoge como el Pacto de Sangre, en la oficina del jefe director de la Guardia Nacional.

Del encuentro esa tarde con Bliss Lane en la embajada estadounidense, Somoza salió con el plan de eliminar físicamente a Sandino, y para poner en marcha el operativo citó a su despacho a 15 subordinados de la mayor confianza.

El futuro dictador de Nicaragua les planteó la tarea de ejecutar al héroe de Las Segovias, y aclaró que tenía el apoyo incondicional del embajador norteño.

Al capitán Francisco Mendieta le encargó la redacción de un documento de aceptación y compromiso con la misión homicida. Todos los presentes lo firmaron, menos el cerebro del designio fatal.

Eran las siete de la noche. La cuenta regresiva vital de Augusto Nicolás Calderón Sandino se puso en marcha. Apenas le quedaban cuatro horas.

Alrededor de las 10 a la salida de la casa presidencial, Sandino y sus acompañantes, entre ellos el ministro de Agricultura Sinfonías Salvatierra, quien lo hospedaba en Managua, fueron interceptados por una patrulla emboscada en el Campo de Marte, muy cerca de la mansión ejecutiva.

Mientras, Anastasio Somoza asistía en el propio Campo de Marte a un recital de la poetisa peruana Zoila Rosa Cárdenas, quien declamaba versos de Rubén Darío.

Los acontecimientos y escenarios se sucedieron con celeridad: traslados a bordo del camión Guardia Nacional Número Uno por la cárcel de El Hormiguero, casa del ministro Salvatierra, y el antiguo campo de aviación de Xolotlán, en el extremo oriental de la Managua de la época.

En el penal separan del grupo a Gregorio Sandino y al titular de Agricultura. En el posterior ataque a la residencia de este último mueren el coronel Sócrates Sandino, medio hermano del general, y un niño de 10 años. La cacería estaba en pleno apogeo.

Al propio tiempo Sandino, Estrada y Umanzor son alineados frente a un muro. Solo medió un breve diálogo con sus ejecutores antes de caer acribillados.

Para perfeccionar la traición creyeron necesario ultrajar los cadáveres, despojados de sus prendas y enterrados en fosa colectiva cavada por presos comunes, que según la leyenda corrieron luego la misma suerte de los mártires.

Pasaron 11 años y en medio de un período de inestabilidad política Somoza ordenó la exhumación de los restos de su tumba clandestina.

Llevados los huesos de los héroes a la hacienda Santa Feliciana, propiedad del dictador al sur de la laguna de Tiscapa, sobrevino la cremación y el esparcimiento de las cenizas en un sitio donde ahora existe la micropresa de Los Gauchos.

A “Tacho” Somoza le asaltaba el temor de que aquellas osamentas se trasmutaran en símbolo.

El emblema temido por el padre del clan Somoza finalmente se armó en acero monolítico sobre la cima de Tiscapa, pero mucho antes también en los fusiles que desde 1961 hasta el 19 de julio de 1979 empuñaron otros guerrilleros, los del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

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