Joaquín Guzmán Loera se ha convertido, para algunos, en un paradigma impulsado por las leyendas en torno al estilo de vida del líder del cártel de Sinaloa, pero también por la mercadotecnia.
Desde enero de 2017, Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán pasa sus días en una cárcel de Nueva York, EE.UU., luego que fuera extraditado desde México y declarado culpable de diez delitos el pasado 12 de febrero. Sin embargo, el narcotraficante oriundo de Sinaloa parece nunca haberse ido del país donde nació un 4 de abril de 1957.
La figura de Joaquín Guzmán Loera se ha convertido, para algunos, en un paradigma impulsado por las leyendas en torno al estilo de vida del líder del cártel de Sinaloa, pero también por la mercadotecnia. Gorras, esculturas, camisetas, literatura y hasta piñatas son parte de los objetos que se comercializan en México con su apodo, rostro o silueta.
Fue la última captura del sinaloense, en 2016, la que desató el furor en el mercado informal donde se oferta todo tipo de mercancía. Sin embargo, en 2018, la prensa mexicana informó que Alejandrina Gissele, hija del primer matrimonio del capo, obtuvo desde 2010 cuatro registros de marca con el apodo de su padre, con lo cual puede fabricar desde joyería hasta maletas con la leyenda ‘el Chapo’, y aunque la marca ya está en línea aún no se comercializan los productos ‘oficiales’.
Mientras tanto, el mercado informal ofrece diversos productos con la imagen del narcotraficante mexicano, aunque, a decir de algunos comerciantes, la demanda ha ido a la baja luego que fuera extraditado a EE.UU.
Daniel y Pedro, del local de máscaras ‘La Pachanga’ en el Mercado de Sonora, uno de los más tradicionales de Ciudad de México, son claros: «No, ya no se venden, se vendió mucho la última vez que lo atraparon, la gente buscaba el disfraz completo (con un precio de 16 dólares)».
Ahí, entre los rostros de Donald Trump, el muñeco Chucky, Elvis Presley o Pablo Escobar, en una de las esquinas menos visibles del local está la máscara de ‘el Chapo’, cuyo precio es de 5 dólares (80 pesos). En los buenos tiempos, cuenta Daniel, se vendían hasta 100 piezas a la semana; hoy, solamente entre 2 y 3.
El Mercado de Sonora es famoso por ofrecer hasta animales para ser usados en prácticas de santería, sin embargo, la figura de Guzmán hoy es uno de los grandes ausentes.
Basta cruzar la avenida Fray Servando Teresa de Mier para llegar a otro de los centros de abasto más importantes del país: La Merced. Ahí es posible adquirir uno de los objetos más representativos vinculados al narco mexicano: las gorras con el número 701, que se consiguen a un precio de 2 dólares (40 pesos) la pieza.
«Pues… no se venden tanto, sí pregunta la gente, pero solo los que entienden por qué ese número», apunta el vendedor, un joven de gesto desanimado que se hace cargo del puesto ambulante. Se venden entre 15 y 25 piezasa la semana, refiere.
El 701 alude al número en que la famosa revista estadounidense Forbes ubicó la fortuna de Guzmán Loera en la lista de los hombres más ricos del mundo, publicada el 11 de marzo de 2009.
Pero en Sinaloa, narra la periodista Karen Bravo, las gorras con el número 701 son la parafernalia más visible en torno a ‘el viejón’, como también los locales llaman a Guzmán. «No se ven figuras explícitas de él, como camisetas con su rostro o figurines», refiere.
Cuando se le cuestiona sobre quiénes suelen usarlas, la reportera expresa que se trata, principalmente, de jóvenes de barrios en la periferia de Culiacán, la ciudad más grande del estado de Sinaloa. «Son a quienes más les atraen porque tienen más arraigada la figura de Joaquín Guzmán; se proyectan en él por las carencias, porque nació en un pueblito sin oportunidades (La Tuna, en Badiraguato) y salió adelante a raíz del narcotráfico, que era su negocio. Es un modelo aspiracional, a veces impulsado por las mismas leyendas que se cuentan sobre él, como que ayuda a la gente o construye escuelas».
En ello coincide la socióloga Niurka Chávez Soria, quien se especializa en derechos humanos y juventudes, al preguntarle sobre por qué las personas compran camisetas, máscaras u objetos alusivos al narcotraficante: «Porque es una figura que les es cercana, que proviene de un lugar similar, que es su par, en el sentido del territorio, del lenguaje, de ciertas costumbres, creando incluso una vinculación emocional.»
La ‘chapomanía‘ –como se le ha denominado al furor en torno a la figura del Guzmán- en Sinaloa siempre está vigente, destaca la periodista sinaloense: «Con la última captura de ‘el Chapo’, en Los Mochis, no cambió mucho la situación, porque su figura en Sinaloa está siempre vigente. [Los objetos con imágenes de Guzmán] son artículos normalizados, no saltan a la vista, no llaman la atención».
‘La chapomanía’, explica Chávez Soria, es un término adoptado en el sentido del capitalismo, la moda y el consumoque explota «este sentimiento de empatía por parte de la gente que compra esos productos». En el caso de Guzmán Loera, la ecuación tiene un elemento adicional: «Él fue juzgado fuera de México, entonces, es un compatriota que está enfrentando a una autoridad que ni siquiera es nacional».
En el municipio de Badiraguato, donde se encuentra La Tuna, más que objetos, lo que abunda son las plegarias por Guzmán. Allí, en la capilla dedicada a Jesús Malverde, un bandido nacido en Sinaloa y que es venerado como santo –principalmente por los narcotraficantes-, llegan personas para orar por el capo.
«Ahorita, por lo que está pasando él, mucha gente viene a pedirle (a Malverde) que le dé tranquilidad (al Chapo), que le dé fuerza. Mucha, pero mucha gente, ha venido, se han encontrado muchas veladoras con su nombre en papelitos», dijo Jesús González, encargado de la capilla a la agencia EFE.
A casi 1.300 kilómetros, en Ciudad de México, la capilla a Jesús Malverde y la Santa Muerte, en la colonia Doctores (centro de la capital), también recibe las plegarias. «Se puede venir (a orar) a cualquier hora, cualquier día, menos ahorita, que ya me voy por mi niño a la escuela», zanja ‘la guardiana’ del sitio, quien en su gesto y el tono de su voz deja claro que no dirá más. En el lugar se ofertan imágenes de Malverde desde 5 dólares (100 pesos).
Piezas únicas
Una fábrica de piñatas en Ciudad Juárez, Chihuahua (estado del norte de México que hace frontera con Sinaloa), ha hecho cinco de Guzmán Loera bajo encargo. Con un precio aproximado de 32 dólares (600 pesos), la empresa informa que han elaborado cuatro piezas del capo sinaloense usando el uniforme naranja, que se lleva en las cárceles estadounidenses, y una más vestido con la camiseta sucia y sin mangas con que fue detenido, por última vez, en México.
«No sabemos por qué las compran, no creo que sea como homenaje, porque aquí manda el cártel de siempre (cártel de Juárez) y el señor (Joaquín Guzmán) aquí quiere venir a ganar plaza», relata una persona de la fábrica, quien prefiere el anonimato y refiere que por cuestiones de seguridad no han hecho fotografías a las piñatas de ‘el Chapo’ ni refieren quiénes son sus clientes.
Alex Nasa, ‘el garadiabolo’ y escultor de Revolution 9 Artes Plásticas, cuenta que hace un año, un cliente de Sinaloa le pidió una escultura de Guzmán Loera.
«Todos los trabajos que hago son sobre pedido, me han pedido cosas muy extrañas, dentro de esas rarezas, que hoy ya no lo es tanto, un día alguien que me pidió la escultura de ‘el Chapo’. Me pareció interesante, fue un pedido súper urgente, creo que iba a ser un regalo», señala el artista.
Tras la elaboración de la pieza, que fue vendida en 130 dólares (2.500 pesos, aproximadamente), Nasa comenzó a recibir pedidos similares. «Cada trabajo que termino, lo publico en redes sociales y esa figura, en particular, tuvo mucha demanda, mucha gente me la pidió y te das cuenta que cada quién su santo, no sé qué hagan con la imagen, pero hay una devoción muy grande en México por este personaje», concluye.