Jorge Capelán
El 6 de mayo, Confidencial publicó un artículo de Julio López titulado: “La conjura de los grandes empresarios”. Cuando ese medio terrorista publica algo, no es por amor al «libre intercambio de ideas” al seno de la alianza golpista, sino porque va en función de la línea editorial que promueve.
Según Julio López, el Comandante Daniel Ortega, la burguesía y el nuncio, con los buenos auspicios del papa Francisco, y de los mismísimos Estados Unidos (¿?), mediante el diálogo han traicionado al «pueblo» supuestamente representado por las minorías de delincuentes que arengan gente como él, su esposa, la ex comandante Mónica Baltodano y su hija desde Costa Rica.
“Las conclusiones son obvias: el Gobierno, con el consentimiento de los Consejeros del COSEP, es decir, los grandes capitales, ha ganado un tiempo estratégico, vital, para seguir estrangulando la resistencia popular hasta volverla casi inexistente”, escribe Julio López.
En realidad, la resistencia del pueblo nicaragüense es contra esa gente como Julio López, su esposa Mónica y su hija, que enlutaron al país durante las semanas del fallido golpe de Estado.
Ese pueblo es el que resiste día a día trabajando, produciendo, sobreviviendo, amando y compartiendo a pesar de todas las conspiraciones de los golpistas y a pesar de todos sus llamados a que desde el exterior se sancione a la población a través de la Nica Act.
Dice Julio López que “nada se ha logrado” con las negociaciones, cuando sí se ha avanzado, exclusivamente por propia iniciativa del Gobierno de Nicaragua.
Si alguien perdió seres queridos, o su trabajo, en esos días entre abril y julio del año pasado, e incluso después, ha sido gracias a gente como López y sus secuaces.
No olvidemos lo que decía Julio López por aquellos días aciagos de la dictadura de los tranques en Nicaragua:
Julio López, el terrorista económico
Julio López Campos: «Recordemos una cosa, Miguel (Mora): El 70 por ciento de la Población Económicamente Activa de Nicaragua vive del trabajo informal. No es que viven de la gran industria y de los banqueros. Del otro 30 por ciento, la mayoría está en la pequeña empresa agrícola, turística, artesanal, la pequeña y la mediana empresa. Y esa gente ya está mordiendo el leño. ¡Ya! Estoy hablando de la mayoría de la Población Económicamente Activa del país”. IV Poder viernes 8 de junio 2018.
A Julio López le importaba un bledo la situación del pueblo, no le importaba entonces y tampoco le importa ahora, cuando se niega a condenar la ignominiosa Nica Act que sus «aliados» (en realidad, cómplices criminales) del MRS fueron a implorar que se aplicara contra el país.
La Nica Act, una ley que habilita al Gobierno de Estados Unidos a vetar préstamos para el desarrollo de Nicaragua en los organismos financieros internacionales, entrará en vigor en junio y la exigencia del Gobierno de Nicaragua en las actuales negociaciones con los golpistas, es que para continuar avanzando se produzca una condena a esa ley y un llamado a que los Estados Unidos detengan su implementación.
La Nica Act es una ley que afecta indiscriminadamente a todo el pueblo de Nicaragua, que verá dificultadas en gran manera sus posibilidades de acceder a financiamiento para la construcción de carreteras, escuelas y hospitales.
El Gobierno de Nicaragua no le demanda a la oposición que pida el levantamiento a medidas que sancionen individualmente a sus funcionarios, solo les pide un gesto patriótico que la gran mayoría del país reclama.
Pero los que viven de financiamientos que nada tienen que ver con el bienestar del pueblo, tienen todo para perder con el diálogo y la negociación y a toda costa tratan de sabotear cualquier solución pacífica en el país.
Julio López y todos los “rescatistas” son parte del mismo caldo golpista-terrorista de Confidencial, Carlos Fernando Chamorro y toda su gente «renovadora» que ha traicionado al sandinismo y al pueblo de Nicaragua.
«Renovadores» y «rescatistas» no son nada más que las fachadas socialdemócrata y ultraizquierdista, respectivamente, del pequeño ejército de fascistas entrenados por la USAID y ciertos gobiernos europeos para llevar a cabo un golpe de Estado en Nicaragua y para funcionar de quinta columna contra la Nación.
Resulta patético el intento de Julio López por acusar a la administración Trump de estar “traicionando” a través de un pacto con el Gobierno de Nicaragua, a los golpistas que defiende.
Es decir, todo aquellos en este país atados a los sectores más retrógrados de los Estados Unidos, entre los que están gente como los “rescatistas”, los “renovadores” y Confidencial.