El vicepresidente brasileño, Antonio Hamilton Mourao, se encuentra en China en una visita oficial. Su objetivo principal es mejorar las relaciones con los socios chinos y atraer inversiones. Mientras tanto, Latinoamérica ya se está convirtiendo en parte de la Ruta de la Seda del gigante asiático, opinan los expertos.
Se prevé que durante su estancia en China, del 19 al 24 de mayo, Mourao se reunirá con el presidente Xi Jinping.
Además, el vicepresidente brasileño presidirá la V sesión plenario de la Comisión Sino-Brasileña de Alto Nivel de Concertación y Cooperación (Cosban), mecanismo bilateral entre Brasil y China, cuyo trabajo fue suspendido en 2015.
Tulio Cariello, especialista en relaciones exteriores y coordinador del departamento de análisis del consejo empresarial Brasil-China, comentó a Sputnik que ahora es un momento adecuado para discutir temas de relaciones bilaterales entre ambos países, incluido el acceso a ciertos mercados chinos y algunos malentendidos causados por la actitud de Jair Bolsonaro hacia Pekín durante la campaña electoral.
El experto opinó que Brasil es un centro grande de atracción de inversiones chinas en la región latinoamericana.
«Sobre la base de nuestro monitoreo, estimamos que las inversiones chinas en Brasil ya han alcanzado 60.000 millones de dólares», destacó Cariello.
En una reciente entrevista al medio brasileño UOL, el embajador de China en Brasil, Yang Wanming, dijo que Brasil «tiene todas las condiciones para convertirse en participante importante en la expansión de la Nueva Ruta de la Seda en el continente porque la cooperación chino-brasileña tiene una base sólida y un enorme potencial».
Según el profesor Cariello, a pesar de que la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda se centra principalmente en Eurasia y África, se extiende también a otras regiones.
«Vemos que las inversiones chinas en América Latina están generalmente en línea con el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. Así que creo que, finalmente, la entrada oficial de los países latinoamericanos en este proyecto dejará de ser algo retórico, porque en la práctica esto ya está sucediendo de una u otra forma», explicó la fuente de la agencia.
Cariello además opinó que una reunión entre Bolsonaro y Xi Jinping, que puede ocurrir durante la visita del presidente brasileño a China probablemente durante la segunda mitad del año o durante la cumbre de los BRICS que se celebrará en Brasil en 2019, puede ayudar a suavizar las malas impresiones y eliminar los malentendidos entre los dos países.