Dick y Miriam Emanuelsson
NICARAGUA Y LA INTENTONA GOLPISTA:
Managua, Nicaragua.- Seis personas, de tres generaciones de una familia, fallecieron el 16 de junio de 2018 en un horrendo incendio en el barrio Carlos Marx, en Managua. Es catalogado como uno de los peores crímenes durante el conflicto del año pasado que comenzó con carácter reivindicativo político, pero rápidamente se convirtió en un intento de derrocar con violencia un gobierno elegido por el pueblo.
El caso de la quema/matanza de la familia Pavón fue también la mejor excusa para una tormenta de videos, crónicas, opiniones y editoriales, indicando la responsabilidad todos hacia una sola dirección; al gobierno del presidente Daniel Ortega.
La sentencia contra el ex comandante guerrillero que lideró el derrocamiento de la dictadura Somocista fue de tal magnitud, que incluso Donald Trump, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, los medios de comunicación y el arcoíris de organismos de DDHH financiados por EEUU, condenaron “la brutal dictadura Orteguista”.
La histeria y el efecto psicosis de las masas, dos elementos fundamentales en la Guerra Psicológica elaborada por el Manual del sociólogo Gene Sharp, convertido por la CIA en un manual para “cambio de regímenes”, habían cumplido su papel utilizando una tragedia humana terrible. Los fake news llovían en centenares de miles por las redes sociales mientras nadie escuchaba o preguntaba a los sindicados y ni siquiera hacían la pregunta:
¿Quién tenía el control del barrio, sus calles internas y las dos carreteras principales al frente de la casa?
¿Era posible que la Policía Nacional de Nicaragua y sus unidades voluntarias pudiesen llegar al lugar por los hechos, como denunciaban los opinadores mencionados arriba?
Para cualquier periodista con el mínimo de experiencia y conocimiento del ABC del periodismo, estas dos preguntas son, no solamente lógicas sino obligatorias de hacer para poder comenzar a elaborar TODOS los elementos del dramático tema de la muerte de seis personas cuyas edades oscilaron entre cuatro meses a 46 años de edad.
Pero lo que vimos durante seis meses, desde el 16 de junio hasta el 22 de diciembre, cuando el terror y la tensión de los tres sobrevivientes comenzaron a alejarse, era todo lo contrario. No existía la racionalidad y menos cuestionamiento de las acusaciones contra el gobierno sandinista. Ni siquiera la izquierda internacional y sus medios entendieron que lo que estaban elaborando `los Hijos de Gene Sharp en Nicaragua´ era el más macabro Fake news.
NOSOTROS LLEGAMOS el 28 de enero de 2019 al barrio Carlos Marx. Sondeamos y exploramos algunas calles en la entrada al barrio y la parte de atrás de la casa quemada de tres pisos. Un grupo de unos diez muchachos rápidamente se alejaron de nosotros y se metieron más adentro del barrio.
Parece que no querían hablar con nosotros que veníamos con cámaras y micrófonos, justo para que nos distinguieran. Tampoco queríamos arriesgar a seguirlos, sabiendo que las pandillas eran los principales respaldos de los ´tranques´ (barricadas) el año pasado y que son peligrosas, tanto por la integridad física de uno como para los equipos de trabajo que llevamos.
Un negocio de lubricantes y accesorios de carros es el vecino de la casa quemada. Hablamos con un cliente que nos da la respuesta de la segunda pregunta arriba, la del control del barrio y su alrededor:
“Aquí había uno” (tranque), dice el dueño y señala con la mano hacia la primera entrada al barrio, en el lado izquierdo del negocio, aproximadamente 20 metros de la casa quemada.
– ¿Y allá, [a la otra dirección de las dos carreteras principales de cuatro filas que pasan al frente de la casa quemada], otro tranque de unos 200 metros?
“200 metros, sí”.
– ¿Y aquí [en las dos carreteras] no pasaba ningún tráfico?
“No, no pasaba ningún tráfico. Estaba todo cerrado”.
– ¿Los manifestantes tenían un control TOTAL por esta parte entonces?
“Todo, todo”.
– ¿Cómo es posible, entonces, que acusan a la Policía Nacional por haber incendiado la casa?
“No sé. Pero nosotros no acusamos a nadie, es peligroso por las personas. No opinamos en eso”.
– ¿Pero aquí (en la entrada) había un tranque?
“Si, ahí”, dice e indica nuevamente. “Ahí había una ´pipa´ (carrotanques para combustible) quemada”. Había tres ´pipas´ más al fondo (del barrio).
“Había un mínimo de 30 tranques”
En el testimonio que hizo la sobreviviente Janeth del Socorro Velásquez López, de 29 años, primero el 22 de diciembre ante el Juzgado de Nicaragua y la segunda vez ante los documentalistas de “Juventud Presidente”, dice lo siguiente:
“Cuando comenzaron eran filas de tranques. En ese barrio sobre esa pista [las dos carreteras al frente de la casa] había un mínimo de 30 tranques. Cuando alguien pasaba los perseguían; “¿de dónde sos?”. Les tenían que decir que era del barrio. Incluso cuando pasaba algún vehículo, ellos lo agarraban, lo atacan y robaban. Le robaban todo, quemaban el vehículo.
“Había un grupo de jóvenes que ellos eran los que mandaban en el barrio. Una tipa que es conocida como “La Colocha”, era la que buscaba todos los motorizados”, relata Janeth del Socorro.
Los otros cuatro familiares dan los mismos testimonios, confirmando el carácter amenazante y delictivo de la cabecilla de la pandilla del barrio. Incluso Daniel Pavón, que no se encontraba esa mañana en la casa, dijo que “La Colocha, ante él, su hermana Maribel y su mamá, amenazaba de quemar la casa, seguido por unas innumerables vulgaridades.
La sentencia de muerte a la familia
En la cuenta de Facebook de los golpistas autollamados `Movimiento 19 de Abril-M19A´, escribe los autores el 14 de junio de 2018 a las 16.37 horas de la tarde, diez horas después del inicio del paro nacional, convocado por la oposición golpista, la siguiente amenaza contra la familia Pavón, declarándola prácticamente a un objetivo militar:
“Estimados señores. Ojo con ese viejo Oscar Manuel Velázquez Pavón. Estos sapos hijos de puta abrieron su negocio la casa de colchones hoy, son infiltrados orteguistas no apoyan el paro y se las dan que apoyan al pueblo. Ya saben que hacer a desaparecer a todos estos que apoyan a los sandinistas mierda”.
Treinta y ocho horas más tarde cumplirían su objetivo.