El atacante no se ejercita con el equipo y se reúne con el PSG para transmitirle su voluntad de marcharse al Barça
Hace 50 días, camino de la Copa América que no pudo disputar porque se rompió los ligamentos del tobillo en un duelo ante Qatar, Neymar se marchó de París con la determinación de no volver. O, al menos, de no ponerse de nuevo la camiseta del PSG porque deseaba regresar al Barça, que lo recibe con los brazos abiertos siempre que se pueda llegar a un acuerdo económico. Sus arcas no están para alegrías y menos después de haber firmado a Griezmann por 120 millones y gracias a un crédito de 35 a devolver en seis meses, además de otros 85 procedentes de anticipos por facturas pendientes de cobro. La decisión de Neymar de no jugar más en el Parque de los Príncipes, en cualquier caso, era firme y su voluntad no se doblega hasta el punto de que este lunes se reunió con el director deportivo Leonardo Araújo para intentar desencallar la situación. El PSG no regalará a un jugador que hace dos cursos le costó 222 millones. “Quiere volver al Barça porque quiere volver a ser feliz. Es simple”, resumen desde el entorno del brasileño.
La rebelión de Neymar comenzó la semana pasada, cuando se tenía que presentar al inicio de la pretemporada junto con sus compañeros, tal y como expresó el PSGen un comunicado oficial. Versión que contradijo el entorno del futbolista al alegar que ya había acordado con el anterior director deportivo, Antero Henrique, que debía atender a compromisos con su fundación en Brasil. Lo hizo este lunes, aunque para tratar su futuro en una reunión tensa que duró unas tres horas. Sobre todo después de que en la semana anterior, el futbolista declarara sobre sus mejores momentos deportivos: “El primero es cuando gané los Juegos Olímpicos con Brasil (2016); el segundo es la remontada contra el PSG en los octavos de final de la Liga de Campeones de 2017”. Probablemente una realidad que se entiende como una bravata por ser, todavía, el club que le paga. “Atribuir esta manifestación espontánea y honesta a una provocación a su club actual es una actitud maliciosa, que no tiene otra intención más que querer encontrar controversia donde no existe”, replicó su padre y a su vez agente. Pero sí que lo era porque Neymar lo tiene claro. “Quiere venir y así se lo ha dicho al PSG”, revelan desde el Barcelona.
Se presuponía que en la noche del lunes habría más noticias del futuro de Neymar porque la cadena UOL Esporte iba a emitir dos entrevistas con el atacante en dos fascículos. Pero según comunicó la cadena, tras la segunda entrevista, alguien forzó el maletero del coche y robó todo el material.
Zahavi, el intermediario
Ocurre, sin embargo, que la salida de Neymar al Barça no es sencilla y así se lo ha hecho saber el PSG, consciente de la escuálida economía azulgrana. “Hay fórmulas para pagar”, replican desde el club azulgrana. Aunque por el momento, Barça y PSG no han negociado directamente, a la espera de acercar posturas a través del intermediario Pini Zahavi, que sí ha mantenido reuniones con el área deportiva parisina, además de contacto telefónico permanente con ambos clubes.
A la espera de iniciar las conversaciones oficiales, la fórmula de incluir a Coutinho—jugador que pidió irse del Camp Nou y muy del gusto de Leonardo, que además es llevado por Kia Joorabchian, que trabaja con Zahavi— parece el trampolín para desbloquear la situación, aunque también Dembélé podría tener la llave porque le gusta a Tuchel. “Ojalá podamos decir que se hará y que será sencillo, pero es muy complicado”, señalan desde el entorno de Neymar; “porque el PSG no va a regalar una inversión tan grande como la que hizo”. Un tira y afloja con final incierto.
Pero Neymar sabe que el PSG no se anda con chiquitas, sobrado de dinero y orgullo. Así lo comprobó Ben Arfa, que estuvo más de un año sin jugar por negarse a entrenar con los reservas; y también Rabiot, apartado del tapete por no querer renovar. Decisiones que aprueba Neymar, pues ni se ha ejercitado con el equipo ni viajará a Alemania para disputar esta semana dos amistosos. “Esperamos que el viaje de Neymar a París acelere las cosas”, señalan desde las oficinas del Camp Nou.
“No soy un ídolo perfecto. Tengo momentos en los que quiero ir a casa y esconderme. No soy un héroe que aguanta toda la presión del mundo”, reflexionó Neymar la semana pasada tras un torneo de fútbol sala. Pero, por ahora, el que pone la presión es él.