El mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán, uno de los narcotraficantes más famosos del mundo, pasará el resto de su vida en la cárcel: será sentenciado el miércoles por un juez de Nueva York, que debe aplicarle obligatoriamente la cadena perpetua por la gravedad de sus crímenes.
El gobierno estadounidense asegura que el exjefe del cártel de Sinaloa, de 62 años y considerado el mayor narcotraficante del planeta tras la muerte del colombiano Pablo Escobar, fue responsable de la importación o intento de importación a Estados Unidos durante 25 años de al menos 1,213 toneladas de cocaína.
Y también de 1.44 toneladas de base de cocaína, 222 kg de heroína, casi 50 toneladas de marihuana y «cantidades» de metanfetaminas.
Tras un juicio de tres meses, un jurado lo declaró culpable el 12 de febrero de los 10 delitos de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero de los que fue acusado, y por ley el juez federal de Brooklyn Brian Cogan debe aplicarle cadena perpetua de manera obligatoria.
La fiscalía exige 30 años adicionales por el uso de armas de fuego para cometer crímenes de narcotráfico, incluidas ametralladoras.
‘Sediento de sangre’
«La abrumadora evidencia en el juicio mostró que el acusado era un líder del cártel de Sinaloa despiadado y sediento de sangre», escribió la semana pasada la fiscalía al juez Cogan, que anunciará la sentencia este miércoles a partir de las 9:15 am locales.
Al menos una de las víctimas que sobrevivió a un intento de asesinato del Chapo hablará en la sentencia, anunció la fiscalía.
De todas las víctimas que el gobierno estadounidense pudo contactar, solo una dijo que intentará recibir una indemnización del Chapo, según la fiscalía.
Aunque se desconoce su nombre, podría ser el expiloto y tesorero del Chapo Miguel Ángel «Gordo» Martínez, que hoy vive bajo una identidad secreta en Estados Unidos, quien contó en el juicio que el Chapo mandó matarlo cuatro veces, a puñaladas y con granadas.
Durante el juicio, la acusación presentó pruebas de que el Chapo ordenó la muerte o torturó y mató él mismo a por lo menos 26 personas, incluidos informantes, narcos rivales, policías, socios y hasta familiares.
El Chapo, protagonista de dos espectaculares fugas de prisión de cárceles mexicanas y extraditado a Estados Unidos en enero de 2017, está detenido desde entonces en aislamiento casi total en una cárcel de máxima seguridad de Manhattan.
Probablemente cumplirá su sentencia en la cárcel de Colorado ADX Florence, conocida como la «Alcatraz de las Montañas Rocosas» y considerada la más segura de Estados Unidos.
La última vez que el Chapo verá a su esposa Emma Coronel, una exreina de belleza de 30 años y madre de sus pequeñas hijas mellizas, será posiblemente este miércoles, ya que las autoridades no permiten que ésta lo visite en la cárcel, ni que le hable por teléfono.
Una narconovela verdadera
El juicio de tres meses fue un fascinante viaje a uno de los mayores y más despiadados carteles de la droga, un drama con un casting impresionante: sus propios protagonistas.
La fiscalía convocó al proceso a 56 testigos, incluidos 14 exsocios, amigos y hasta una amante del Chapo que se escapó con él desnudo corriendo por un túnel, así como a agentes del FBI, la DEA y otras agencias del gobierno.
El jurado escuchó conversaciones del Chapo con sus socios y vio ladrillos de cocaína, lanzagranadas y rifles de asalto incautados al capo.
Los testigos relataron cómo el Chapo compraba toneladas de cocaína en Colombia a 3,000 dólares el kilo y las revendía en Estados Unidos por hasta 35,000 dólares el kilo, con la complicidad de corruptos funcionarios de México.
El gobierno estadounidense ha pedido requisar al Chapo cerca de 12,600 millones de dólares en bienes, la suma que habría amasado por traficar droga a Estados Unidos.
Pero hasta ahora no han podido incautarle ni un centavo.
El abogado Eduardo Balarezo, que defendió al Chapo en su proceso, asegura que esto es un show inútil.
«El pedido del gobierno de cadena perpetua más 30 años es una farsa. La condena y encarcelamiento de Joaquín por narcotráfico no cambiará nada en la llamada guerra contra las drogas», dijo.
La justicia estadounidense reconoce que pese a la captura del capo, el cartel de Sinaloa sigue siendo “el mayor proveedor de drogas a Estados Unidos”, dijo recientemente la fiscal especial de narcóticos de Nueva York, Bridget Brennan.