Denis Lukyanov*
La isla de Puerto Rico pasó a pertenecer a los Estados Unidos de América después de la campaña de 1898, cuando España perdió sus últimos territorios de ultramar. Washington se lo arrebató por la fuerza a Madrid durante la guerra hispano-estadounidense, que duró más de tres meses. La ínsula fue uno de los trofeos de EEUU junto a Cuba, Guam y Filipinas.
A partir de entonces, Filipinas y Cuba se hicieron con la independencia, mientras Guam y Puerto Rico siguen siendo territorios de Washington. El caso boricua es muy emblemático, porque hasta hoy el problema de su destino político sigue estando vigente.
Actualmente, los puertorriqueños no pueden votar por el Congreso ni están representados plenamente en él: solo tienen un delegado —el Comisionado Residente de Puerto Rico— que no tiene derecho a voto. Los residentes de la isla tampoco participan en las presidenciales, pero sí pueden servir en el Ejército de EEUU.
Esto quiere decir que los boricuas defienden la nación estadounidense, pero carecen de una representación acorde. Es bastante extraño que los puertorriqueños sean ciudadanos de EEUU —no todos lo saben, incluso en el país, pero es así de acuerdo con el Acta Jones de 1917—, pero no tienen voz en el poder legislativo de la nación.
En esencia, Puerto Rico constituye un estado no incorporado a EEUU y efectivamente se enfrenta a tres opciones. Quizá la más popular es la adhesión de la isla a Estados Unidos como un nuevo estado —sería el 51 estado federado de la nación—.
La cuestión del futuro político de la isla se ha planteado en varias ocasiones en forma de plebiscitos. En total, ha habido cinco referéndums, que se celebraron en 1967, 1993, 1998, 2012 y 2017. En las tres primeras consultas, los boricuas optaron por mantener el estatus de Estado Libre Asociado, pero en 2012 la mayoría —el 61%— votó por la anexión a Estados Unidos; la participación en este último rondó el 78%.
En el plebiscito de 2017, la adhesión a EEUU consiguió una victoria abrumadora, con el 97% de los votantes apoyando la opción. Sin embargo, la participación fue muy baja, un 23%. Algunos presidentes estadounidenses favorecieron abiertamente la incorporación de Puerto Rico. Sin embargo, el proceso no ha avanzado ni un ápice desde entonces.
¿Por qué Estados Unidos no deja entrar a Puerto Rico?
Hay varias razones por las que Washington no quiere recibir a Puerto Rico como su estado número 51. Una de ellas es que la solicitud de admisión nunca ha recibido el apoyo de la mayoría absoluta del pueblo de Puerto Rico, relató en una entrevista con Sputnik, Carlos Ramos, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Puerto Rico.
«Los plebiscitos estaban un poco amañados. Desconfiaron más los que se abstuvieron y no les pareció justo, y se llegó a una mayoría pero no respetada», explicó.
Según Ramos, el Gobierno de Estados Unidos y grandes sectores de la sociedad norteamericana no aceptan y no aceptarán a un país como Puerto Rico como estado de EEUU, porque muchos de ellos todavía ven a Puerto Rico «por razón de su condición territorial y colonial» como un país distinto al suyo, lo cual es correcto, subrayó.
Se escuchan voces a favor de la adhesión a Estados Unidos pero, en su conjunto, EEUU y Puerto Rico son países distintos cultural y sociológicamente, continuó. Por circunstancias históricas que comenzaron con la guerra de 1898, los boricuas están vinculados con Estados Unidos.
«Washington no está dispuesto a admitir como un estado a un país a menos que EEUU decida dejar de ser una sola nación y se convierta en un estado plurinacional», dijo.
La expresión política electoral de los puertorriqueños no va a tono con su nacionalismo, explicó Ramos. Hasta hoy, los puertorriqueños no han podido hacer una conexión entre su nacionalidad y traducir eso en un voto, indicó Ramos en referencia el tema de los resultados de los referéndums.
Si se hubiese hecho un plebiscito durante los primeros 30 años después de 1898 o en 1945, todos en el país habrían elegido la independencia. No obstante, a partir de que entrara en vigor la Constitución actual, en 1952, el país se abona a esa teoría que afirma que los boricuas tienen los beneficios económicos de Estados Unidos.
¿Cuáles son las razones económicas de la no adhesión de Puerto Rico?
Cuando se habla de este país hay que tener en cuenta que se trata de un territorio bastante pobre y receptor de fondos. La isla como estado o territorio anexado no tiene nada que ofrecerle a Estados Unidos, nada que convenga a los intereses norteamericanos.
EEUU, igual que otros países del mundo, busca su propio bienestar. Y está claro que Washington no tiene ninguna razón contundente para admitir al territorio insular, enfatizó Ramos.
En realidad, EEUU ya tiene todo lo que necesita: puede contar con la posición estratégico-militar de la isla, mientras las corporaciones estadounidenses que hacen negocios en la isla prácticamente no tributan, agregó.
Por ejemplo, el Government Accountability Office calculó en 2017 que las corporaciones pagaron impuestos por un valor de 1.420 millones de dólares. Si Puerto Rico fuera un estado federado de EEUU, estas empresas habrían pagado entre 5.000 millones y 9.300 millones de dólares. Esto quiere decir que los estadounidenses carecen de un incentivo económico para recibir a los puertorriqueños como un nuevo estado.
La economía de la isla se encuentra, de momento, en una situación relativamente vulnerable. Hace dos años, en septiembre de 2017, Puerto Rico sufrió una devastación total provocada por el huracán María. El ciclón tropical causó grandes estragos en su infraestructura y la isla pasó las de Caín para recuperarse de sus efectos.
El Gobierno de Estados Unidos recibió críticas por su respuesta al huracán, que muchos tacharon de insuficiente. Sin embargo, al mismo tiempo, gracias a este desastre natural, más gente de Estados Unidos conoce ahora la situación en esta región.
Los propios puertorriqueños no están seguros de su propio futuro sin Estados Unidos y no creen que puedan sobrevivir sin su aporte.
«Por muchas razones fundamentalmente económicas, a partir de 1960, la cantidad de fondos federales que se siguen enviando a Puerto Rico hace que el país en promedio piense que, sin ayuda económica o la vinculación económica con Estados Unidos a través del territorio de la era colonial, no podrá sobrevivir», destacó Ramos.
Además de la opción de seguir siendo un Estado Libre Asociado existe otra: la posibilidad de convertirse en un país independiente. Aunque la idea no cuenta actualmente con mucho respaldo en la población boricua, los hay que lo consideran con toda seriedad.
«Para mí un país con su nacionalidad, historia y cultura, lo único que puede es recuperar la soberanía que está ocupada por el Congreso. La independencia es el derecho natural de cualquier pueblo que tiene su propio territorio. La relación con Estados Unidos puede ser más rica, pero solo desde una posición de igualdad. Puerto Rico es una nación en busca de un Estado desde hace décadas», cerró.
Fuente: Sputnik