La magnífica actuación del portero costarricense contiene al Tottenham, que supera al trantrán a un conjunto apático e inmerso en una notable crisis de juego
El volcán que un día fue el Madrid es hoy una colina apagada, sin lava ni fuego capaz de producir ese calor que llegó a resultar abrasador para cualquiera que asomase la cabeza a su interior. El guión que dirige hoy la sitcom madridista es una secuencia interminable de diálogos sin sentido, en el que el artista invitado en cada capítulo, sea quien sea —lo mismo da un vecino madrileño que un primo inglés—, siempre acaba saliéndose con la suya.
El último en sumar un nuevo gag a la pretemporada blanca fue el Tottenham, que si no se llevó mayor botín en la Audi Cup fue por la formidable actuación de Keylor Navas. El portero costarricense llegó a evitar cuatro goles cantados para los ingleses que hubieran vuelto a poner en evidencia las vergüenzas de un equipo que no abandona su crisis de identidad. Si alguien pensó que el sietedel Atlético supondría un punto de inflexión, contempló ante los spurs que al Madrid se le siguen escapando los partidos por las mismas heridas de siempre. Este martes fue de nuevo un error propio, un mal pase de Hazard que Marcelo introdujo en el campo cuando se perdía manso por la línea de banda para regocijo de Harry Kane. Fue la única que vez en la que el delantero inglés salió victorioso en el duelo con Navas.
Reducido como es el abanico de posibilidades que emplea Zidane —por decisión propia—, el francés persiste en la exposición partido tras partido de un bloque relativamente similar que no demuestra haber adquirido ningún automatismo. Frente al Tottenham cambió a Vinicius por Rodrygo, a Varane por Nacho, e introdujo a Lucas Vázquez en el costado derecho del centro del campo, para dar libertad en ataque a Hazard. El resto del once (a excepción de la portería) fue el mismo que cayó estrepitosamente ante el Atlético (3-7), y que demostró no haber aprendido nada.
Sin el colmillo anímico del Atlético, el Tottenham no salió a por la yugular del Madrid, pero sí le mordió amasando la posesión del balón, golpeándole pase a pase sin que los blancos, contra toda lógica, tratasen de romper esa monotonía. El conjunto inglés presumió de su bien pie y lo hizo además con un ritmo lento y cansino que evidenció la poca garra de un Madrid que siempre pareció con el depósito vacío.
Siguen actuando los blancos como si el fútbol fuese un juego de cartas, y contasen de base con la mejor mano. Y si algo le ha demostrado la pretemporada, y por las malas, es que ninguna partida se gana por imposición natural, mucho menos desde la contemplación más absoluta. El Madrid continúa siendo una balsa en ataque, no cuenta con una definición clara de las funciones de la mayoría de sus centrocampistas, y la defensa sigue demostrando una fragilidad propia de un equipo novel.
Asedio inglés
El Tottenham le disparó desde fuera del área, desde dentro, encaró a Navas, y prácticamente empleó todas sus armas ofensivas con absoluta libertad de movimientos. El portero costarricense fue él único capaz de bajar la música de la fiesta inglesa —Kane, Ndombélé, Son y Alli lo vivieron de primera mano—, que hasta con nueve cambios en el descanso, mantuvo su melodía british durante la segunda mitad. Zidane, por el contrario, retuvo sobre el campo más tiempo del habitual a su once de gala, síntoma de que lejos de improvisar o abandonar la idea inicial, el partido había adquirido una importancia mayor y había por ello que tratar de dar la vuelta al marcador. Sin embargo, el nombre que presentan las fichas del Madrid es actualmente un mero detalle, sin que ninguna de ellas demuestre capacidad alguna para imponerse sobre el tablero.
Ni siquiera los recambios —Mariano sustituyó a Benzema y jugó sus primeros minutos en la pretemporada— demostraron una nueva forma de hacer las cosas, a excepción de Kubo, que sigue siendo el único capaz de aportar algún highlightde su equipo para el vídeo final del partido.
La Audi Cup es un torneo de dos días que obligará a los blancos a mantenerse en Alemania y a disputar un nuevo partido este miércoles (18.00, Telemadrid) ante el Fenerbahçe, que cayó por 6-1 ante el Bayern Múnich. Después tendrán una semana libre hasta el siguiente compromiso, ante el Salzburgo el 7 de agosto. Nunca antes una pretemporada había generado tal cantidad de agobios en un equipo como el Madrid, que sigue bordeando el bochorno un día tras otro.