Manuel Espinoza
Lo más que pudiera decir un ingenuo en política al finalizar de leer este artículo es que las coincidencias existen, pero la realidad es que la oposición golpista se ha convertido en la «neo – Contra». En su imaginario común apuestan a la falta de «memoria histórica» no solo de sus seguidores, sino de las nuevas generaciones de sandinistas. De ahí que en su afán de derrocar al gobierno reeditan unas series de tácticas y estrategias que fueron implementadas a lo largo de toda la guerra de Ronald Reagan contra Nicaragua.
Como ejemplo, hemos encontrado evidente similitud (casi calco) entre un documento de la incipiente contrarrevolución somocista de 1980 y uno reciente de los actuales golpistas neocontras, sobre todo en lo que respecta a los propósitos, principios, mística y filosofía que proclamaron los ex Guardias Nacionales en Honduras en 1980.
El de los ex GN en su momento se llegó a llamar el «Primer Manual Informativo de la Legión 15 de septiembre», la organización político-militar que antecedió al FDN, mejor conocido como «La Contra». El de los actuales neocontras, denominado «Agrupémonos», ha sido publicado por el llamado «El Comité de los Cien», difundido por uno de los seis principales sitios web de la derecha golpista en la sección «Nuestra Razón de Ser» (¿Quiénes somos? Sus orígenes, integración y misión). Este documento posee igual espíritu mentiroso y embustero que el mismo «Manual del Legionario (Contra)».
Al lector en general, le será difícil encontrar el documento Contra mencionado, pues tiene casi 40 años de haber sido publicado. Esto le hará dificultoso establecer la analogía de la mentira. Sin embargo, los nicaragüenses de los 80 lo recuerdan muy bien. Lo que podemos recomendar –por un asunto de ética y transparencia analítica al lector– es que pueden consultar el libro «Albores de la Resistencia», del ex GN Justiniano Pérez, que no solo presenta el manual referido, sino que construye toda un andamiaje de excusas y razones que generan una risa incontenible. Es lo mismo que despierta el documento publicado en la sección web de la neocontra golpista que ya hemos mencionado, pues aun cuando el autor retoca el tema a su gusto y antojo, se desprenden muchas aristas que encajan entre el documento de los somocistas y el de los actuales golpistas.
1) El Manual de la Legión 15 de septiembre surge en un periodo especifico, en que las diferentes facciones de los contrarrevolucionarios resentidos con la victoria de la Revolución Popular Sandinista, tenían más de un año y unos cuantos meses de estar elucubrando todo tipo de planes y acciones contra la Nicaragua sandinista. El documento de los actuales golpistas surge en un período de un año y unos meses más después del 18 de abril de 2018.
2) Además, con el manual, los ex GN tratan de crear las bases ideológicas y propagandísticas para lo que en el futuro sería la Contra, lo que deja entrever que ambas intenciones están atravesando el mismo proceso y por ende el mismo objetivo de tomarse por la fuerza el gobierno. En ambos se llama a «Restablecer la República». Esto desde ya define todo un proceso a largo alcance en el proyecto desestabilizador.
3) Aseguran que La Legión no fue un invento de la CIA, sino que es un esfuerzo de los nicaragüenses reprimidos por el régimen sandinista. Igual retórica se articula en el documento de «Los Cien». No mencionan el apoyo norteamericano (cosa que nadie les cree) pero sí tienen la misma causa.
4) La Legión –establece el autor 26 años después– «es una continuidad del espíritu de la Guardia Nacional que peleó en el Sur en 1979 (léase la EEBI) que se definieron como militares progresistas de Nicaragua». En 1980 eso jamás se hubiera dicho públicamente por el sello de muerte y dolor que la GN le heredó al pueblo nicaragüense.
«Fue un grupo de Miami, que comenzó a crearlo, pero que no debía ser identificado con el pasado somocista». «Su composición era gente de abajo hacia arriba».
A lo largo del documento de «los Cien» no mencionan a ninguno de sus miembros integrantes, solo se dice, que «su composición ha sido una ardua tarea, dado que en silencio ha tenido que ser, para escoger hombres y mujeres nicaragüenses, que representen a todos los sectores etarios, de origen social, ubicación territorial, incluyendo en esto último a la diáspora nicaragüense. En todo ello se ha buscado un balance por sexo, grupo etario, procedencia territorial y ubicación real, así como grado de conocimiento y-o experticia en las diferentes áreas del saber humano». ¿Cuasi científico no?
5) La legión –acentúa el autor– nunca estuvo en contra de ese gran país del norte y de su ayuda para liberar a Nicaragua. Los Cien tampoco lo están y es lógico que confían e igual dependen de la ayuda que proviene de los EEUU.
6) La legión no sabía qué tiempo tendría de vida. Tampoco duraron mucho, pues la CIA y los argentinos crearon a la Contra en base a La Legión. Simplemente fueron parte de una primera etapa de esa guerra. El grupo de «Los Cien» –asegura– que «aún constituido un nuevo gobierno, el comité continuará su papel como guardián moral y cívico de las actuaciones y propuestas que se den». Por ahora solo les informan a los nicaragüenses que desean engañar que «este comité irá con el tiempo constituyéndose en voceros o facilitando estas vocerías de los diversos grupos que conforman la rebelión ciudadana e integrándose a estructuras internas y externas operativas de soporte a la insurrección ciudadana sin sustituirla nunca». Una especie de consejo de ancianos por toda la vida eterna del país hasta que el sol deje de brillar en el sistema solar y la tierra se congele.
A casi 40 años, las acciones contrarrevolucionarias siguen no solo con el mismo formato sino con los mismos objetivos. Por eso no deja de tener lógica ese tipo de artimañas en una sociedad que, por muchas razones de consumo y traición ideológica de muchos, ha dejado en el olvido la terrible década de los 80.
Toca pues apostólicamente refrescarla a unos y a otros, puesto que se luchó por alcanzar la paz y se logró con sangre de los mejores hijos de Nicaragua.
También porque la sangre no permite el olvido de la contrarrevolución y mucho menos la traición.