Macri reconoce rechazo del pueblo argentino

Pasadas las 22, el ministro Frigerio anunció los primeros números del escrutinio provisorio y el candidato del Frente de Todos aventaja al presidente Macri con el 47% contra el 33%.

Los primeros datos oficiales confirmaron el clima que se respiraba en cada búnker político en los momentos posteriores al cierre de la votación. A las 22:30, cuando se liberaron los primeros datos oficiales el resultado fue contundente: el candidato del Frente de Todos consiguió 47% de los votos y el presidente Mauricio Macri 32,6.

La diferencia superior a 15 puntos vuelve al resultado casi irremontable y preanuncia un triunfo del peronismo reunificado en primera vuelta.

Entre los datos clave para entender las Primarias Abiertas está la gran elección de Todos en la provincia de Buenos Aires a lo que se sumaron distritos que hace cuatro años habían acompañado al actual oficialismo. Entre ellas se destacó Santa Fe, donde la distancia del peronismo fue muy contundente, más la elección pareja en Córdoba, y la victoria en Mendoza.

Estos indicadores se suman a resultados que se esperaban en el norte del país y en la Patagonia.

El único que por ahora puede festejar en Juntos por el Cambio es el jefe porteño Horacio Rodríguez Larreta, que sacó 44%, aunque Matías Lammens rompió el techo del kirchnerismo y se acercó al 33.

La gobernadora María Eugenia Vidal no logró despegarse de la “mochila” que implicó el fracaso de las políticas económicas del presidente, que multiplicaron la pobreza, el desempleo y la deuda. La victoria de Axel Kicillof sobre Vidal muestra una distancia incluso superior a la nacional, con 49, 9 a 32,11.

Macri reconoce derrota antes que se haga oficial

Un presidente Mauricio Macri con rostro fruncido ante una contundente victoria de la mayor fuerza de la oposición, el Frente de Todos, dejó en las primarias argentinas una radiografía de otro modelo de país en camino.

La respuesta a las políticas económicas a través de un plan de ajuste, que ha dejado a la cadena más débil duramente castigada, se sintió la víspera en las conocidas votaciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, con un 47,34 por ciento de los votos a favor del Frente que lidera Alberto Fernández, ahora aspirante presidencial, junto con la exmandataria Cristina Fernández como vice.

La dupla recibió el respaldo de una amplia mayoría en casi todas las provincias del país y dejó con una diferencia de 15 puntos a Macri, que logró su candidatura a las generales con el 32,24 por ciento, un resultado que calificó de inesperado tras reconocer que Juntos por el Cambio, su propuesta política, ‘tuvo una mala elección’.

Analistas consideraron de aplastante la derrota del oficialismo y sobre todo el resultado en el principal bastión, la provincia de Buenos Aires, donde el precandidato a la gobernación por el Frente de Todos, Axel Kicillof, se afianzó con el 49,17 por ciento de los votos frente a la actual gobernadora oficialista María Eugenia Vidal (32,76).

La mejor suerte de Juntos por el Cambio se vio en algo que era casi una voz cantada, los cómputos que arrojaron la capital, donde la alianza gobernante ejerce el poder desde hace 12 años y volvió a respaldar con un 46,29 por ciento de los votos al actual mandatario porteño Horacio Rodríguez, quien buscará relegirse en el cargo en octubre.

En total seis duplas, de 10 en contienda, recaudaron el 1,5 por ciento de los votos necesarios para las presidenciales, pero las dos fuerzas que marcan y centran la vida política de este país arrojaron lo que se avecina en unas elecciones generales, en las que el Frente de Todos llegará muy fortalecido tras esta importante victoria.

Feliz y emocionado por los resultados, el ahora candidato presidencial Alberto Fernández señaló que ‘Argentina está pariendo otro país y hoy otra historia comienza a escribirse’, en tanto su acompañante a vice, Cristina Fernández, resaltó que el triunfo es una gran responsabilidad que tenemos para darle la tranquilidad absoluta a los argentinos de una nueva etapa por venir.

No hubo globos amarillos, el color que representa a su alianza, ni tampoco festejos en la sede partidista de Macri, quien inesperadamente en medio de la inquietante espera por una supuesta caída del programa de carga de datos del escrutinio provisorio, cuando aún no se conocían los resultados, salió a hablar en televisión.

“Me duele en el alma que tantos argentinos crean que la alternativa es volver al pasado”, sostuvo tras señalar que esto es algo que nadie esperaba y que habían fallado todas las encuestas. Necesitamos continuar el cambio, la Argentina que soñamos está en el futuro no en el pasado, insistió el mandatario, quien se mostró optimista de revertir esto en octubre.

Cuestionado sobre cómo responderán hoy los mercados ante los resultados electorales, tras un dólar que viene devaluando de manera constante la moneda nacional desde el pasado año, Macri apuntó que es responsabilidad de todos. Es más, la inestabilidad es consecuencia del temor a una vuelta al pasado, volvió a insistir.

Con calificativos de la prensa argentina como ‘papelón’ por la demora de los cómputos, que salieron una hora y media después de lo previsto e incluso luego de que Macri admitiera la mala elección de su propuesta sin conocerse aún los datos, las elecciones arrojaron un mapa político definitorio para muchos.

Golpeado por los resultados y con el rostro visiblemente desencajado, Macri convocó de urgencia a su gabinete a una reunión tras los resultados de los comicios, en los que la fuerza Consenso Federal, liderada por el exministro de Economía Roberto Lavagna se alzó como la tercera con mayor cantidad de votos, aunque muy alejada (8,34 por ciento).

Según trascendió, desde el mismo lugar donde habló a la nación, Macri evaluó desde cambios de nombres hasta activar un comité para que siga de cerca el impacto de los comicios en los mercados. Muchos expertos consideran que esta primera fase muestra a una Argentina que clama hoy por otro modelo de país, distinto al actual, donde quepan todos.

Habrá que esperar entonces hasta el 27 de octubre, fecha de la última y definitiva prueba de fuego para saber si esta nación austral decidirá darle vuelta a la tuerca o refrendar el camino trazado por el actual Gobierno.

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