Tras la victoria de Alberto Fernández en las elecciones primarias, el peso argentino se devaluó un 30% y las acciones de empresas locales se derrumbaron. ¿Por qué no lo evitó el Gobierno?
Luego de darse a conocer la holgada victoria de Alberto Fernández en las elecciones primarias de Argentina este domingo, quien se impuso con el 47,65% de los votos, todo cambió. En efecto, los festejos del kirchnerismo duraron poco y las portadas de los diarios del lunes fueron mutando para anunciar una jornada para el olvido, o mejor dicho, inolvidable.
Así, tras la dura derrota del presidente Mauricio Macri por 15 puntos de diferencia, en pocas horas la cotización del dólar saltó desde los 45,20 pesos hasta un promedio de 57,29, superando en algunos momentos la barrera de los 60. Ello significó que la moneda nacional se depreciara un 30% con respecto a la divisa estadounidense, en tan solo unas horas. Este martes a las 3:00 de la tarde (hora local), el Banco Nación cotizaba cada dólar a 55,5, en promedio. En ese país sudamericano, cuando se eleva la valorización del billete verde suelen subir los precios para el consumo general, situación que se traduce en inflación, afectando sobre todo a los sectores más humildes.
Además, las acciones de las firmas argentinas que cotizan en bolsa se derrumbaron. Así, tanto a nivel local como en Wall Street, algunas de las grandes compañías cayeron hasta un 60%. En sintonía, el riesgo país medido por JP Morgan —una cifra que indica las posibilidades de una nación para afrontar sus compromisos financieros— se disparó desde 900 hasta los 1.653 puntos, complicando las condiciones de Argentina a la hora de pedir créditos u otro tipo de «ayuda» económica. Todo mal.
Entre tanto, mientras estallaba la histeria generalizada, Macri le echaba la culpa públicamente al Gobierno anteriorpor la respuesta de los mercados ante el reciente resultado electoral: «Hay un problema grave entre el kirchnerismo y el mundo. No les confían en lo que quieren hacer otra vez. Que se hagan cargo», esgrimió. En otras palabras, la responsabilidad la tendrían los dirigentes que todavía no asumieron el control del Ejecutivo, junto a la voluntad popular, que ya se expresó en las urnas y rechazó a la actual Administración de forma contundente.
Un maniobra especulativa
En paralelo a las explicaciones gubernamentales, consultamos a tres expertos en economía y todos coinciden: no hubo fenómenos en el mercado de cambio antes de las elecciones, ni tampoco movimientos abruptos en las cuentas locales. Se trató, simplemente, de una brutal maniobra especulativa que se desató, casualmente, cuando la derrota de Macri se volvía irremontable. El mensaje oficial fue claro: si vuelve la centroizquierda al poder, la economía argentina colapsará.
Fabián Medina, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), aclara: «Es un problema político, no económico«. A su vez, relata cronológicamente los hechos: «Esto empezó cuando consultores cercanos al Gobierno les llevaron encuestas de opinión al mundo financiero donde daban a Macri como ganador, o que perdería solo por dos o tres puntos». Acto seguido, «el viernes los banqueros vendieron 150 millones de dólares en el mercado mayorista, que es el que determina el precio, para cumplir con el pedido de Hacienda de sostener un valor máximo de 47 pesos por dólar».
Luego de que la banca privada vendiera ese capital al sector importador, los resultados electorales que se daban a conocer en la noche del domingo fueron otros: «Tipo 22:15, 22:30, cuando vieron una diferencia irremontable de 15 puntos entre Fernández y Macri, los bancos empezaron a vender el dólar por internet a 49 pesos«.
Según detalla el economista, esto generó un efecto dominó: «Las bolsas asiáticas se hicieron eco de esta devaluación impulsada por bancos privados argentinos y eso causó una caída en las acciones de empresas que cotizan en bolsas internacionales, y después se empezó a caer la bolsa local en un 60%». Luego, el lunes, los argentinos comenzaban el día con una devaluación abismal, que notarán cuando vayan a hacer las compras con aumentos en los próximos días. Al respecto, Medina concluye que la actitud de la banca local fue por «resquemor e irritabilidad con la gestión anterior».
«El Gobierno lo pudo haber evitado»
Para el director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, Andrés Asiain, el Ejecutivo es responsable de esta abrupta depreciación por acción u omisión. En su opinión, con una leve intervención del Banco Central se podía haber frenado la escalada en la cotización del dólar, porque «el lunes por la mañana el volumen de operaciones del sistema cambiario era muy bajo». Por ello, «con tan solo 50 millones de dólares el Gobierno podía sostener la cotización en valores cercanos a los 40 pesos».
Una forma de que el Estado intervenga para fijar un precio de la divisa extranjera es vendiendo dólares en el mercado mayorista, como sucedió la semana pasada, y muchas otras veces. Esto se explica porque, en parte, la demanda de la divisa estadounidense determina su cotización. Para entenderlo mejor, compara: «Los días que hay presiones devaluatorias grandes en Argentina, la demanda es de más de mil millones de dólares».
Asimismo, señala que en los últimos meses la demanda fue satisfactoria, y aclara: «Lo del lunes no se diferenció de otros días, incluso fue un volumen menor que en jornadas previas». En esa línea, Asiain considera: «No fue un fenómeno cambiario, fue una política del oficialismo dejar subir el valor del dólar. Hubo una decisión de convalidar ese precio creado por operaciones secundarias».
Para concluir, repasa tres posibles causas de esta situación, que no son excluyentes. La primera de ellas es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pudo haber ordenado la no intervención del Banco Central, y que el precio del dólar se fijara por otros mecanismos, como la suba de tasas de interés —ayer se anunció en el 74% anual— o la subasta de dólares.
«Otra posibilidad es que el Gobierno, para llegar a diciembre, haya preferido una fuerte devaluación de entrada para luego intentar sostener una cotización», reflexiona. Y por último, otra alternativa es la de «dar un mensaje político a la población, amenazando con que si continúan votando al kirchnerismo, la economía y el dólar se van por las nubes». A este punto, Asiain le llama «el castigo del ‘dios mercado’ contra el voto populista«. De una u otra forma, el Gobierno no evitó la depreciación del peso argentino, complicando a la población.
«El efecto lo vamos a sentir en las próximas semanas»
«El Gobierno decidió no intervenir a tiempo, y esto sí o sí se traduce en inflación», confirma Ernesto Mattos, miembro del Programa de Investigación de la Producción y Comercio de Granos. Además, el economista subraya que «el efecto se va a sentir en las semanas que siguen». En su criterio, la reciente inacción funciona como «un disciplinamiento social para amplios sectores que quedan indefensos ante una devaluación».
Dicho de otra forma, «se trata de una baja de salarios«, porque disminuye la capacidad de consumo. Asimismo, destaca que «el próximo Gobierno recibirá una bomba, porque si hay una economía real que no crece desde mayo del 2018, no se puede producir ni generar las exportaciones para ganar dólares».
Y concluye: «Si Argentina se declara en ‘default’ por no poder pagar sus deudas, los ‘fondos buitre’ realizarán demandas millonarias al país para poder cobrar. El 75% delpatrimoniode Macri está compuesto por títulos y bonos, algunos de los cuales son de deuda argentina».
Resta por ver cómo reaccionan «los mercados» a las elecciones presidenciales del 27 de octubre, donde Alberto Fernández se perfila como el gran favorito.