Un sector de la selva amazónica se incendia desde hace más de 15 días e Internet cuestiona por qué hacemos tan poco por salvarla. El activista Max Delporte advirtió a Sputnik sobre el daño irreversible que se está generando y por qué es más importante que Notre Dame, en París.
Los incendios que se extienden desde hace más de 15 días en la selva amazónica ponen en riesgo uno de los ecosistemas más importantes del planeta y alertan a activistas y organizaciones del mundo, aunque muchos gobernantes aún no dan la importancia debida a la tragedia.
De hecho, la organización Ecoagua divulgó un vídeo en el que compara la trascendencia que la catástrofe tuvo en comparación con el incendio de parte de la catedral francesa de Notre Dame, ocurrido en abril de 2019 en París.
«Cuando se quemó Notre Dame se declaró una tragedia mundial y en solo días se recaudaron 218 millones de euros para reconstruirlo. Lleva 16 días quemándose el Amazonas, el pulmón del mundo, el que alberga más de 600 especies y nadie hace nada, ni los medios ni los gobiernos»¸ denunció la organización.
La indignación por los incendios caló hondo en las redes sociales, cuyos usuarios comenzaron a manifestarse junto al hashtag ‘#PrayForAmazonas’ (Recen por la Amazonía), que se convirtió en trending topic mundial en Twitter.
En diálogo con Sputnik, el activista ambiental Max Delporte consideró que la diferencia en la repercusión que tiene el incendio en la Amazonía en comparación con Notre Dame confirma «lo que se habló tiempo atrás en la ‘COP-10’ (Conferencia de las Partes del Convenio de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica realizada en Japón en 2010) sobre que la razón de la pérdida de la biodiversidad en el mundo es la falta de información».
Para Delporte, el avance de las llamas «refleja que la pérdida de biodiversidad va a ser cada día mayor».
En efecto, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe), la Amazonía concentra el 52,5% de los brotes de incendios en lo que va de este año, y el número de estos aumentó 82% con respecto al mismo período de 2018.
El activista señaló que la gravedad de los incendios radica en que la Amazonía representa «el 20% del oxígeno de los seres humanos», así como alberga a «3.000 especies diferentes de árboles, muchas de las cuales aún no han sido estudiadas».
Este último dato es por demás preocupante según el especialista, dado que la pérdida de esa biodiversidad no solamente quita oxígeno a la humanidad, sino que significa «un retroceso tremendo en lo que podrían ser descubrimientos para la mejora de la calidad de vida humana». Delporte advirtió que los daños provocados por el fuego en la Amazonía son permanentes.
«La superficie dañada hace prácticamente imposible volver a recuperar la cantidad de especies. Es una pérdida sin vuelta atrás», alertó.
La clave de esta pérdida radica en que la «resiliencia» del planeta Tierra «se toma períodos mucho más largos que los de la escala humana». «Van a tener que pasar varias generaciones de humanos para que esa resiliencia sea efectiva», complementó.
Volviendo a la comparación con Notre Dame, el activista destacó que se trata de «un edificio maravilloso que se puede recuperar». En el caso de la Amazonía, por el contrario, «deberíamos nacer de nuevo como planeta para poder recuperarla».
«Esto hace que sea una tragedia totalmente insuperable. Lo de Notre Dame es una tragedia cultural pero esto ya es una tragedia patrimonial de subsistencia de la vida humana», sintetizó.
Los ‘egos políticos’, el combustible del fuego
Para el activista, «todas las catástrofes ambientales que están sucediendo en el mundo» tienen un mismo causante detrás: los «egos políticos».
Por ese motivo consideró que la única solución posible es «que esos egos políticos dejen de existir, que los políticos piensen en la ciudadanía y si ellos no pueden tomar acciones concretas, que seamos los ciudadanos los que desarrollemos iniciativas de alto impacto».
Las principales acciones deberían estar destinadas, apuntó, a la prevención de los daños al medio ambiente. «Después del incendio quedan las cenizas, que no transmiten el real impacto, algo que vamos a ver reflejado en unos cinco años», precisó.
En ese sentido, advirtió que afectaciones como las producidas en la Amazonía traerán consigo «variaciones de temperatura, migraciones de aves y peces y un desequilibrio ecosistémico incalculable».
Delporte no dudó en señalar «el grado de urgencia» de la situación y la necesidad de que la comunidad internacional adopte medidas en forma inmediata.
«Siendo optimista, debemos lograr cosas efectivas en estos tres años si queremos que nuestros tataranietos puedan encontrar un mundo renovado en especies», ilustró.
Una oportunidad para intentar avanzar será, según el especialista, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que tendrá lugar en Chile en diciembre de 2019, bajo el nombre de ‘COP-25’.