Golpistas fueron derrotados, pero se unirán en 2021 para elecciones

Manuel Salvador Espinoza*

* Gobierno gringo los obligará a obviar sus grandes discrepancias y entonces el sandinismo tendrá que enfrentar a los millonarios burgueses y oligarcas -de donde saldrá el candidato principal-, junto a la “sociedad civil” y las ONG; líderes de última hora como periodistas, abogados, comerciantes, “estudiantes”, “campesinos”, delincuentes comunes, etc., y a los partidos políticos tradicionales, obligados a actuar de “presta nombres” para que utilicen sus casillas electorales.

Lo previsto está sucediendo: Fracasada la estrategia “insurreccional” y de violencia extrema del golpe y sin haber alcanzado su principal objetivo (la toma del poder, tumbando el gobierno del Comandante Ortega), la Derecha y sus aliados coyunturales (unidos eventualmente por el odio ideológico e incapacidad cívica y política), después de una aparente unidad de acción y propósitos, han empezado a desmarcarse y tomar distancia unos de otros.

Los motivos son muchos, no obstante, para tal ruptura, además de la desesperación, priman dos: El aspecto ideológico, clasista y el tema del financiamiento. Los gritos, reclamos, descalificaciones públicas mutuas, los ultimátums y las agendas dispersas, solo son la forma de marcar territorio, de exigir reconocimiento y levantar los egos o tal vez… es una celada.

Esta aparente atomización del golpismo se va perfilando en la conformación de cuatro grupos más o menos homogéneos:

En primer lugar, la gran y mediana burguesía (heredera de la histórica oligarquía criolla), liderada por la élite industrial y financiera del país y los grupos organizados en las cámaras empresariales. Este grupo, por su peso en la economía nacional y sus credenciales históricas de vendepatrias y serviles al Imperialismo, se creen los preferidos de los gringos en una eventual escogencia de candidatos.

En segundo lugar, los golpistas de la “sociedad civil” y los ONG (largamente financiados por las organizaciones públicas y privadas ultraconservadoras mundiales) donde a su vez, sobresalen tres sub-grupos: Los dirigidos o manipulados por el MRS (principalmente organizaciones de género, juveniles, medioambientalistas y de servicios), los conformados directamente por los gringos (como los institutos de investigación social y democracia) y las organizaciones de derechos humanos, que también tienen su agenda política. Varias de estas ONG actúan desde un “exilio” autoimpuesto.

No conforman una clase social y no son homogéneos políticamente (a excepción de los antiguos militantes de izquierda nucleados alrededor del MRS), pero son una agrupación construida a base de inversión directa de los patrocinadores “de golpes suaves”. En su mayoría son individuos con estudios universitarios, intelectuales y profesionales que viven exclusivamente del financiamiento externo. Los gringos desconfían de este grupo, a excepción de aquellos personajes construidos en sus escuelas de liderazgo como Félix Maradiaga.

En tercer lugar, un grupo más “popular” conformado por una masa de “neo líderes” a los cuales sus medios les construyeron “reconocimiento”, por su participación presencial en los tranques y marchas de la muerte, involucrándose en toda clase de crímenes contra la población sandinista, las autoridades y propiedad del Estado. Aquí caben los “líderes” estudiantiles, campesinos, delincuentes juveniles y de otros sectores profesionales y urbanos (como abogados, periodistas, comerciantes, operadores políticos de bajo rango, etc.) y también la mayoría de tranqueros y activistas refugiados en otros países, sobre todo en Costa Rica. En este grupo se enfilan también personas manipuladas emocionalmente por la pérdida de seres queridos o haber tenido familiares arrestados por participar en el rompimiento del orden público o cometer crímenes más graves durante los álgidos meses del intento de golpe.

En cuarto y último lugar, están los Partidos políticos tradicionales opositores con representación en la Asamblea Nacional. Principalmente el PLC y CxL, de liderazgos muy desgastados, que aunque etiquetados de tradicionales y colaboracionistas “del régimen “, negocian activamente su asociación con los grupos anteriores para tener opción a cargos públicos en las próximas elecciones. También exploran la posibilidad de abducir a los personajes de mayor proyección de las cuatro facciones de las que estamos hablando, aprovechándose de las ambiciones personales de los mismos.

Hay que apuntar que el primer grupo es el favorito de los ricos y empresarios por obvias razones. Esta facción es la que posee más recursos económicos propios y reclama el poder como un “derecho histórico adquirido”. Y en cualquier combinación que los gringos quieran imponer, sus miembros jugaran un papel preponderante, inclusive es casi seguro que de sus perfumadas filas saldrá el candidato “opositor” principal de cualquier potencial coalición que se construya.

Por ser los líderes de la Alianza Cívica (que abortó dos intentos valiosos de diálogo con el gobierno), en estos momentos su capacidad y compromiso están siendo severamente cuestionados por los tres grupos restantes y los medios derechistas, sin embargo, su peso específico y su poder económico lo mantendrán a flote y seguramente seguirá a la cabeza de toda la oposición golpista.

El segundo grupo es el más visceral, el que canalizó la mayor cantidad de los recursos captados hacia la organización de los tranques de la muerte y las acciones más violentas. Sin embargo, al haber sido derrotadas definitivamente esas tácticas criminales y debido a que sus cómplices han dado preferencia a métodos “más civilizados” (el chantaje internacional y la imposición de sanciones al gobierno, al margen del Derecho internacional) sus posibilidades de acceso a grandes cuotas de poder se han visto seriamente mermadas, máxime cuando hoy más que nunca se evidencia su gran talón de Aquiles: La dependencia de recursos externos y el “color” de gran parte de sus componentes de “comunistas agazapados”.

El tercer grupo es como una banda de sicarios. Los ejecutores materiales de los más horrendos crímenes contra la militancia sandinista y la población indefensa durante el golpe fallido. A pesar de haber sido cobijados en un prefabricado (por los medios golpistas) hálito de humildad, victimización y supuesto heroísmo, últimamente sus compinches, tanto dentro como fuera del país y los mismos medios de comunicación, los habían dejado de lado, fuera de los focos mediáticos y el vital financiamiento. Sin embargo, esto ha cambiado a raíz de la excarcelación por amnistía de todos los reos capturados por estar implicados en los crímenes.

Aprovechando los crasos errores de la Alianza Cívica, su incapacidad negociadora, la impaciencia ante los resultados inmediatos del ataque a nuestra soberanía y economía desde el exterior y la falta de verdaderos líderes (reales y no de papel), los cabecillas del violento grupo campesino y otros excarcelados, han empezado a golpear fuertemente la mesa, buscando protagonismo en una hipotética continuación del dialogo, puestos preferenciales y hasta candidaturas presidenciales en las elecciones del 2021.

Es obvio que los ricos y los otros grupos habían subestimado a sus matones, sin embargo, estos han empezado a nuclear a sus fuerzas dispersas, sobre todo a los delincuentes en fuga. Ciertamente aunque no le guste a los ricos, estarán obligados a incluir en “su” fórmula presidencial a algún miembro salido de los tranques, como elemento “heroico”, “democrático”, que represente “al pueblo” y que venda en el exterior la idea de inclusión y justicia. Y que de paso, arrastre algunos votos de los pusilánimes.

Para la conformación de una futura formula con la oligarquía, entre la marabunta, el “campesino” Medardo Mairena ( que desde la planificación del asesinato de los compañeros policías en Morrito y la reciente “emboscada” mediática a sus colegas de la alianza en San José, se ha revelado como un taimado, ambicioso y peligroso organizador) o el estudiante Max Jerez ( que representa al gremio estudiantil, inventado “catalizador de la lucha contra el régimen”, como ellos suelen llamarle a la provocación del 18 de abril), son los que tienen más chance a estar en la yunta de la candidatura presidencial derechista encabezada, claro está, por un miembro de la oligarquía.

En lo que respecta al cuarto grupo, los Partidos políticos derechistas, solo podrán ser útiles al proyecto de los gringos, si “presta” su infraestructura, su “tendido electoral” y su experiencia a la “causa” de los golpistas fracasados en las elecciones presidenciales de noviembre del 2021. El PLC, CxL o el liliputiense Partido conservador, de jugar en solitario o en otra alianza ajena a los golpistas principales, arriesgarán mucho de su base electoral y su sobrevivencia política.

Esta división era inevitable por la composición de clase de las partes, necesaria para recomponerse y actualizar las tácticas, pero tiene un carácter temporal. Estas cuatro facciones o grupos, ante la imposibilidad de permear a su favor separadamente la voluntad popular en las próximas elecciones, de no contar con recursos financieros suficientes y porque así lo exigieran sus amos extranjeros y su odio al sandinismo, se unirán nuevamente, no importa la forma, pero conformarán un bloque contra el sandinismo.

El tiempo apremia y el gobierno les toma la delantera. Se tendrán que volver pronto a reagrupar, quizá en una alianza más amplia que les de algún chance ante la voluntad de la militancia sandinista y su enorme capacidad de trabajo con la población. Las obras y programas para el pueblo, el progreso actual y los planes de desarrollo de la nación favorecen al voto rojinegro, pero no nos debemos confiar.

Repito, se unirán en su odio y acción y tendrán juntos, todo el apoyo del Imperio. Muchos de nuestros compañeros están convencidos de que en la división de la Derecha estriba el triunfo de nuestro FSLN, pero eso es un cálculo erróneo. Al final ellos NO SE DIVIDIRÁN, nos enfrentaremos a un Frente amplio o una Coalición derechista unida, pero nuestra mayor cohesión, compromiso, experiencia, y trabajo con nuestras bases y el pueblo en el convencimiento de que su única opción de vida en progreso y paz es un gobierno sandinista nos dará la victoria. Conocemos sus fortalezas y debilidades y entendemos que no los debemos subestimar, pero sabemos que los derrotaremos.

Nuestro Partido ya tiene una estrategia para el triunfo, sabe cómo ganar con limpieza las voluntades de los votantes, sean estos incapacitados, consumidores o empoderados (electoralmente hablando), conoce las debilidades y subterfugios del contrincante y del enemigo, pero está en nosotros los militantes (hagan lo que hagan nuestros enemigos), el seguir convenciendo a la población de nuestro entorno de que para vivir mejor, necesitamos paz y trabajo y esas son las premisas básicas del gobierno sandinista.

* Colaboración.

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