El 30 de agosto en horas de la tarde, el vicepresidente de Comunicación, Turismo y Cultura, Jorge Rodríguez, realizó una rueda de prensa para develar un plan terrorista de gran magnitud planificado desde Colombia y a cargo del ex general venezolano Clíver Alcalá Cordones.
Después de la maniobra de presión y de márketing político en torno a la «ayuda humanitaria» del 23 de febrero pasado, un artículo de Bloomberg señala cómo Clíver Alcalá Cordones pretendía dirigir a 200 soldados desertores para enfrentar a la Guardia Nacional Bolivariana que se encontraba en la frontera con Colombia.
En ese artículo, el medio estadounidense explica que el plan del ex general fue detenido por el gobierno colombiano, que aparentemente quería evitar un enfrentamiento violento en un evento público.
Duque y los «falsos positivos»
El presidente colombiano Iván Duque lleva meses creando «falsos positivos» para justificar posibles y futuras agresiones en contra de Venezuela:
1. A finales de abril hubo un atentado en Colombia, en el Grupo de Caballería Mecanizado número 18 «General Gabriel Revéiz Pizarro» del Ejército. Duque aseguró que fue llevado a cabo por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) desde Venezuela, acusando de responsable a lo que él llama la «dictadura venezolana».
2. En mayo, continuó Duque acusando al presidente Nicolás Maduro de proteger a los líderes del ELN, ya que éstos, supuestamente, se encuentran en territorio venezolano.
3. En un foro auspiciado por la OEA, Duque dedicó su discurso inaugural a Venezuela, alegando que es deber de la región lograr la libertad del pueblo venezolano de la «dictadura de Nicolás Maduro».
4. Para comienzos de agosto, a través de su cuenta Twitter, notificó que hará una denuncia ante la próxima Asamblea General de la ONU, en contra de Venezuela debido a la supuesta protección y patrocinio a terroristas.
5. Sigue Duque, en el «Taller Construyendo País» número 31 en Medellín, acusando al presidente Maduro con la misma temática de la aparente protección a terroristas, llegando a hacer comparaciones con Al-Qaeda.
Sin pruebas, y sólo enmarcándose en acusaciones, Duque y su gobierno construyen «falsos positivos» para extrapolar el complejo conflicto colombiano hacia Venezuela de manera forzada.
Para el 17 de septiembre de 2019, en la 74º Asamblea General de la ONU, veremos una vez más cómo los miembros del llamado Grupo de Lima y otros socios se harán eco de esta línea discursiva para continuar con el asedio geopolítico en contra de Venezuela.
Atentado terrorista frustrado
El vicepresidente sectorial Jorge Rodríguez mostró el desmontaje del plan terrorista dirigido por Clíver Alcalá Cordones desde Colombia.
Rodríguez informó que se encontraron bolsas llenas de material explosivo, frustrando un ataque planificado para el 17 de agosto, en el Bloque 40 del 23 de enero y en la sede del FAES en Cotiza.
Siguiendo el rastro, fue interceptada una llamada de Rayder Russo, alias «Pico», para hacer entrega de los materiales explosivos al ciudadano colombiano Luis Ricardo Gómez Peñaranda, capturado el 29 de agosto en plena logística terrorista.
El terrorista Gómez Peñaranda tenía la misión de colocar los explosivos en el Palacio de Justicia en complot con el alguacil de ese recinto.
Tras la detención de este terrorista, éste confiesa a las autoridades venezolanas que Clíver Alcalá Cordones, desde Colombia, comanda la denominada Operación Fuerza de Libertad (prima de la mil veces fallida Operación Libertad de Guaidó) con el fin de sacar del poder al presidente Nicolás Maduro.
Tal operación paramilitar cuenta con tres campamentos en Colombia, en las zonas de Maicao, Riohacha y Santa Marta, cerca de la frontera con el estado Zulia.
En el transcurso de la rueda de prensa, Rodríguez mostró todas las pruebas y hasta la ubicación exacta de los tres campamentos con la intención de proporcionar esa información para que el gobierno de Duque haga lo propio, a sabiendas de su posición antivenezolana.
Ante un contexto complejo, con los anuncios de las FARC-EP sobre su regreso a la lucha armada y las acusaciones perennes y sin pruebas de Duque contra el Gobierno venezolano, muestran cómo estos elementos, impulsados desde Colombia, se inscriben en nuevos ataques contra Venezuela aprovechando la situación.
Continuidad y propaganda de un falso casus belli
Tras el magnicidio frustrado contra el presidente Maduro en agosto de 2018, aparece como jefe político de este plan el mismo Julio Borges, que desde 2002 hasta la actualidad ha estado vinculado en operaciones similares para derrocar al Gobierno Bolivariano.
En esta ocasión inédita de uso de drones para asesinar a un Presidente, tuvo participación también Juan Requesens, que en 2017 en la Florida International University pronunció un discurso explicando la estrategia para avanzar con las presiones y lograr un escenario de ingobernabilidad.
En marzo de 2019, CNN y The New York Times publicaron una serie de videos e información que confirman las investigaciones hechas por el Estado venezolano en lo referente al magnicidio contra Maduro.
El organizador de la operación, que presentó sus declaraciones en condición de anonimato, reveló que días después tuvieron una reunión con funcionarios de Estados Unidos para dar detalles de lo sucedido y que el ataque fue planificado desde una hacienda en Colombia.
Con la Operación (terrorista) Fuerza de Libertad, surgen de nuevo los mismos actores: Rayder Russo, Clíver Alcalá, Julio Borges, Luis Argenis Vielma; y los mismos objetivos: atentar contra la paz de Venezuela y asesinar al presidente Maduro.
Desde el fallido magnicidio, todo plan de parapolítica y terrorismo es mapeado desde el territorio colombiano, múltiples pruebas han sido mostradas por parte del Ejecutivo venezolano para desmontar el golpe de Estado continuado en Venezuela.
Es evidente que Colombia sirve de base de operaciones para planificar estas acciones violentas en Venezuela. Aunado a esto, se encuentra la retórica que de manera prolongada ha llevado Duque y el uribismo para ablandar el terreno público con el pretexto de supuestas células terroristas en territorio venezolano.
La administración de Duque, una vez más, sigue dirigiendo su papel de «Estado» o brazo satélite para servir a intereses geopolíticos estadounidenses, que hasta ahora ha buscado sin pruebas un casus belli.