Guaidó: El autómata recargable o la ilegalidad ilimitada

Yldefonso Finol

Jamás en la historia reciente de nuestras naciones latinoamericanas, un político fue tan abiertamente utilizado como marioneta por parte del imperialismo; jamás un simple diputado electo en 2015 con apenas 97.492 votos, equivalente al 26,01 por ciento en el estado La Guaira (antes Vargas), pudo siquiera soñar con arrebatarle a la soberanía popular venezolana su facultad irrenunciable de elegir al Presidente de la República.

Para que tengan una referencia aquellos que desconocen el sistema electoral venezolano y su estadística, en el año 1999, durante la elección para la Asamblea Nacional Constituyente, en mi natal estado Zulia obtuve un poco más de doscientos veinte mil votos; dos veces y media la votación del «ungido», cuando el registro de electores era un 30 por ciento menor al de 2015.

Y no por eso se me ocurrió autoproclamarme presidente de mi junta de condominio. En 2018 Nicolás Maduro sacó más de seis millones de votos para Presidente de la República, y sus contrincantes obtuvieron por encima de tres millones.

La prensa internacional ha reseñado con profusión (y fruición) que «una hora antes de que arrancara» el discurso anual de Donald Trump ante el Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, el venezolano Juan Guaidó, a quien los gringos y sus secuaces llaman «presidente interino», estaba «sentado solo en la primera fila de la galería».

Destacan que cambió su semblante (atontado e inquieto) con el saludo de Ivanka, la hija de Trump. Cuentan que cuando el copetón presidente afirmó que a Venezuela la gobernaba «un dictador», Guaidó estalló en aplausos, aunque en la lista oficial de invitados quien aparecía era el ex policía Simonovis (¿…?).

Trump, sin embargo, para darle ánimo lo presentó como «verdadero y legítimo presidente de Venezuela», y entonces vino el éxtasis con el pleno de congresistas levantados de sus butacas, como si ovacionaran una buena presentación teatral.

Un interinato interminable basado en un «estatuto de transición» inexistente jurídicamente, pero políticamente reaccionario que, como el «decreto» de Carmona, busca suplantar la Constitución por los designios de una elite indigna. Todo en Guaidó es ilegal. Este pinocho con comején ha incurrido en todos los delitos posibles contra la Constitución y la Soberanía Nacional.

Veamos lo relativo al Artículo 233º de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Ninguno de los supuestos previstos sobre faltas absolutas del Presidente se ha producido; pero aún si esto hubiese ocurrido antes de la toma de posesión, quien ostentase la presidencia del poder legislativo sólo podría asumir como Presidente de la República en el lapso de treinta días continuos dentro de los cuales se deben realizar obligatoriamente elecciones para elegir a quien ocupe la primera magistratura nacional.

El otro escenario definido en este Artículo de la Constitución tampoco deja lugar a dudas: «si la falta absoluta … se produce durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes.

Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo o la Vicepresidenta Ejecutiva. En los casos anteriores, el nuevo Presidente o Presidenta completará el período constitucional correspondiente.

Si la falta absoluta se produce durante los últimos dos años del período constitucional», quien ocupe la vicepresidencia en ese momento asumirá la Presidencia de la República hasta completar el período.

¿En qué parte de la Constitución dice que un autómata teledirigido desde Washington puede ser «presidente» de mi país?

El poder fáctico de Estados Unidos, es decir, el capital monopolista y su correlato político-militar, sólo acepta relacionarse con las naciones a través de la sumisión. A los países con gobiernos soberanos los perturbará con toda su maquinaria desestabilizadora; pero a aquellos que se le rindan sumisos no les espera precisamente un paraíso.

Ese experimento de injerencia criminal llamado «Guaidó», esa cosa horrenda y vergonzante, se ha confabulado con quien amenaza a Venezuela con una intervención militar, mientras ha ido aplicando medidas coercitivas unilaterales y chantajeando a otros gobiernos sumados al boicot, para asfixiar a nuestro pueblo con hiperinflación, escases, deterioro de servicios básicos, entre otras torturas y vejaciones colectivas. Este solo hecho constituye un delito de lesa humanidad donde el títere ha sido instigador y cómplice necesario.

Pero el listado de crímenes es largo y tenebroso:

– Usurpación del cargo de Presidente de la República y de competencias exclusivas como las relaciones exteriores
– Llamados sucesivos a la sedición y la violencia callejera
– Asociación para delinquir con peligrosos criminales extranjeros conocidos como «Los Rastrojos»
– Intento de introducir falsa ayuda extranjera con fines violentos en nuestra frontera, donde hubo personas heridas y deserción de funcionarios militares
– Intento de golpe de Estado en abril de 2019
– Financiación con capitales de dudosa procedencia
– Apropiación de aportes monetarios cuantiosos por gobiernos extranjeros hostiles al Estado Venezolano
– Apropiación de activos estatales en Estados Unidos y Colombia
– Facilitación de acciones armadas contra establecimientos fronterizos de seguridad y defensa de la República con pérdidas de vidas humanas
– Pretensión de ejercer simultáneamente funciones legislativas y ejecutivas explícitamente prohibidas por la Constitución, y contrarias a la tradición republicana por el principio de la separación de poderes desde Montesquieu
– Incumplimiento de limitaciones impuestas por tribunales de la República
– Promoción de ilegales e ilegítimos paralelismos institucionales con miras a declarar fallido al Estado
– Malversación de fondos públicos en la administración de la Asamblea Nacional
– Crímenes de odio contra nuestro pueblo al hacerse partícipe de la campaña internacional de linchamiento moral a la venezolanidad.

¿Pagará este criminal traidor a la Patria por alguno de tantos delitos cometidos?

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