Una vez más, el estafador condena a muerte a su lugarteniente José Ramón Gutiérrez, quien lo denuncia y ridiculiza en un escrito que, muy solícita, -o “jinca la yegua”-, le envía la somocista Sandra Marina Rodríguez.
Para “sobarlo”, Rodríguez le envía también una copia en la que se “demuestra” que Gutiérrez recibía dinero de la Embajada de Nicaragua en Costa Rica. Lo cierto es que también el estafador Sánchez llegó a pedir plata, ofreciendo a cambio información sobre presuntos opositores al gobierno sandinista, según el mismo José Ramón.
Nos asalta de pronto una duda. ¿A cuántos habrán matado en Nicaragua durante el somocismo por la lengua de Sandra Marina Rodríguez? Se nota a leguas que le encanta el chisme y que corra la sangre, siempre que no sea la de ella.
En fin, es un episodio más de la tragicomedia de “Voz Solidaria” y su orquesta de asesinos, locos, nazis y sempiternos somocistas.
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