Robos, nepotismo y ambiciones desgranan “unidad” opositora

Juan Sebastián Chamorro y su sobrina Olama Hurtado Chamorro, a quien impuso en un cargo en la actualmente convulsionada Unidad Nacional Azul y Blanco.

El nepotismo, el ninguneo, el desprecio e incluso la certeza de que serán derrotados inexorablemente en las elecciones de 2021, ha provocado una implosión en el seno de la autollamada “Unidad Nacional Azul y Blanco”, expresada en una ola de renuncias y denuncias de sus miembros, incluso de los que ocupan importantes cargos.

El robo descarado de los 19 millones que les entregó el gobierno de Estados Unidos y de muchos millones más provenientes de organismos desestabilizadores gringos y europeos, dizque para apoyar la democracia y a las “víctimas” del sandinismo, es una de las llagas purulentas en las filas de la oposición, la mayoría de cuyos miembros no recibió ni migajas del dinero desaparecido.

Pero no es el único motivo de discordia. No son pocos los involucrados en el intento de golpe de Estado de 2018, que resienten el descarado nepotismo “como práctica habitual” a lo interno de la “Unidad Nacional”, tal es el caso de Juan Sebastián Chamorro García, quien impuso en un alto cargo a su sobrina Olama Hurtado Chamorro, pese a que según los denunciantes, no posee méritos y además es rechazada por las bases.

Entre los inconformes que denunciaron lo que ocurre a lo interno de la Azul y Blanco está el Equipo de Facilitadores, integrado por Roberto A. Buschting, Aníbal Castillo, Eduard Velásquez y Carmen Chamorro, quienes en carta dirigida al Consejo Político de la organización golpista, exponen una serie de irregularidades que, según ellos, “vienen a deteriorar gravemente los principios de justicia, democracia y transparencia que desde las bases se intentan impulsar para la creación de una Nueva Nicaragua”.

Los antes mencionados señalan la “falta de transparencia y fiscalización por parte de los miembros del Consejo Político, responsables en la gestión de recursos y que a la fecha presentaron un escueto informe de gestión, el nombramiento de facto y nepotismo como práctica habitual, la solicitud de fondos en nombre de la Unidad Nacional…”.

Igualmente, rechazan “el uso abusivo de un mandato otorgado por la Asamblea Ciudadana para la conformación de la Coalición Nacional, mantener de manera inexcusable a personas en cargos como es el caso de Olama Hurtado, sobrina de Juan Sebastián Chamorro, cuando es bien demostrado el rechazo por parte de las bases, y el intento de la implementación de una reestructuración de la Unidad Nacional que pretende posicionar al Consejo Político como órgano Ejecutivo Nacional de Facto, para con ello limitar las funciones de la Asamblea Ciudadana y Comisiones…”.

Motivo de preocupación en las filas golpistas son también los resultados de la última encuesta de Cid Gallup, que los sitúa con un nulo 5% de aceptación, lo que ha empujado a muchos a aferrarse a las posiciones actuales dentro de la Azul y Blanco, y a otros a buscar un lugar que les garantice un puesto en el raquítico cociente electoral que avizoran.

“La falta de una posición política firme y contundente que represente los principios de la lucha que del 18 de abril ha conllevado a la falta de confianza política por parte del pueblo, arrastrando a la Unidad Nacional a un declive en la aceptación popular como lo demuestra la última encuesta de CID GALLUP, posicionando a la Unidad Nacional con un 5% de aceptación popular, demuestra la falta de liderazgo político y mala conducción que ante la coyuntura actual se convierte en un fracaso para las legítimas reivindicaciones del pueblo de Nicaragua”, plantea el Equipo de Facilitadores.

Esa desesperación por no quedar “colgados de la brocha” al momento de la asignación de posibles curules y pequeños cargos en la estructura opositora después de las elecciones de 2021, impulsó también a los Facilitadores a demandar una reestructuración que depure a lo que llaman “organizaciones sombrillas”, que consideran no poseen miembros suficientes como para contar con representatividad.

Gema Martínez renunció a la Unidad Nacional Azul y Blanco por el nepotismo de Juan Sebastián Chamorro y por sentirse utilizada.

En tanto, Gema S. Martínez, una directiva de la Azul y Blanco de Granada que al igual que otros considera que merece mucho más que lo que tiene, debido a que estuvo presa por sus acciones criminales del 2018, renunció porque se considera utilizada al igual que otros jóvenes, “para ganar legitimidad y adornar las fotos”.

En su exposición de motivos coincide en la mayoría de reclamos del Equipo de Facilitadores, entre ellos la falta de transparencia y el nepotismo, y también menciona la imposición que hizo Juan Sebastián Chamorro García, de su sobrina Olama Hurtado Chamorro.

Existe un audio donde Olama Chamorro expone su situación y niega que la haya puesto su tío en el cargo, con quien tiene, según asevera, «diferencias políticas»( ¿?).

Estas son las cartas del Equipo de Facilitadores y de Gema Martínez:

 

 

 

Gema Martínez renunció a la Unidad Nacional Azul y Blanco por el nepotismo de Juan Sebastián Chamorro y por sentirse utilizada. 

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