Se llama Juan Carlos, y aunque tiene nombre de rey es misquito y llama “tocayo” a Juan Sebastián Chamorro García, un oligarca involucrado directamente como cabecilla del cruento y fallido golpe de Estado de 2018, que dejó más de 200 víctimas mortales y al menos dos mil heridos.
Juan Carlos Ocampo Zamora es su nombre completo. Empezó cantando en una iglesia del Caribe norte de Nicaragua, después fue promocionado por el ultraderechista diario La Prensa en su carrera de baladista en Managua y ¡pum!, apareció como líder de un grupo étnico antisandinista, y como no, dirigente de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACID) y de la Unidad Azul y Blanco (UNAB).
Es decir, se “codea” con oligarcas y burgueses de Nicaragua, que de no ser por el interés que tienen en manipular los choques por tierras entre indígenas y mestizos en la Costa Caribe, no volverían ni a verlo.
Pero se siente importante debido a que las cartas que le encarga su “tocayo” Juan Sebastián para la OEA a nombre de Prilaka Community Foundation, la organización que se inventó -le inventaron-, son enviadas por el mismo oligarca a las oficinas del siervo del imperio, Luis Almagro y del embajador gringo ante la organización fantoche, Carlos Trujillo.
Dos años antes del sangriento intento de golpe de Estado, “Pauta Man”, nombre artístico de Juan Carlos, enviaba cartas donde trataba de explicar el problema de las tierras en las comunidades indígenas, y entre líneas reconocía que aparte de la voracidad de terratenientes y ganaderos, muchos miembros de las etnias se prestaban a favorecer las tomas de tierras de foráneos a cambio de dinero, algo así como lo que él hace ahora en las filas de la oposición golpista.
También embarraba a los dirigentes: “La autoridad territorial empezó a utilizar parte del dinero proveniente del supuesto arrendamiento de tierra a los colonos, para pagarle licor y viajes a la ciudad de Puerto Cabezas a algunos líderes tradicionales y jóvenes viciosos”.
Pauta Man oculta en sus escritos la presencia de bandas armadas de delincuentes afines a la derecha golpista, que han asesinado a decenas de personas, crímenes que, en muchos casos, sin ningún rubor achacan a las autoridades policiales y del Ejército.
Cuando dichos delincuentes han tenido bajas en enfrentamientos con las autoridades constituidas, son presentados por La Prensa, Radio Corporación y otros medios como “pobres campesinos” víctimas de la “dictadura”.
Estos son algunos de los documentos en poder de Nicaleaks:
