Richard Ruíz Julién | Prensa Latina
A un día de la investidura de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, la incertidumbre cubre un país que vive hoy la crispación resultante de cuatro años de mandato de Donald Trump.
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el analista y subdirector del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), Santiago Pérez, destacó que el apoyo alcanzado por Trump en los primeros tiempos tras su llegada a la Casa Blanca se explica a través de múltiples factores que configuran a una compleja nación.
El magnate hizo campaña sobre la base de que era un candidato fuera del establishment, procedente de ramas empresariales, sin vínculos con la política ni con lo que llamó el pantano de Wall Street, o el de Washington, refirió Pérez.
Así, pudo conquistar a un país resultante de una tremenda crisis económica (2007-2008), que después tuvo ribetes políticos, agregó.
En ese sentido, es clave analizar las características de Trump: su peculiar retórica, el empleo de la fake news, contaba con facilidades adquiridas antes de su llegada a la presidencia para trabajar con redes sociales y conducir la acción mediática.
Para el experto, aquel nivel de apoyo del mandatario saliente era una resaca, una reacción de todo lo que ocurrió durante la presidencia de Barack Obama (2009-2017).
“Vemos la combinación de un factor demográfico, cultural: amplios sectores de blancos anglosajones, protestantes -lo que se ha dado como la identidad estadounidense- percibieron por entonces una amenaza a su idiosincrasia, a su bienestar”, apuntó el comentarista.
Al mismo tiempo, argumentó Pérez, el magnate hizo acciones para secar aquel pantano del que hablábamos: desreguló, apoyó a jueces conservadores, puso en práctica una política de amenaza del uso de fuerza, favoreció el presupuesto militar.
No obstante, en 2020 se le unieron una serie de acontecimientos negativos, como la Covid-19, el manejo desastroso de la pandemia, la exacerbación de odios que él mismo inflamó, los incidentes de George Floyd, el movimiento Black Lives Mater, enumeró el estudioso.
“Luego fijémonos que los demócratas tenían grandes divergencias, pero se unieron contra Trump, quien boicoteó las elecciones con acusaciones infundadas de fraude electoral, con argumentos clásicos de un populista de derecha”, resaltó el analista.
Llega enero de 2021 y al ver que por la vía judicial esas alegaciones no trascendieron, llama a detener el proceso de nombramiento de Biden; sus partidarios más fervientes asaltan el Capitolio, una acción que, en opinión de los observadores, tendrá implicaciones profundas.
Aunque los llamados al impeachment no fructifiquen, esta situación generó distanciamiento en el Partido Republicano.
La idea de los demócratas es aprovechar la coyuntura para lanzar su estocada: juegan al escenario, y saben que hay una cantidad importante de ciudadanos que, defraudados por el sistema estadounidense, apoyan a Trump, aclaró el directivo del CIPI.
El panorama proyecta una gobernabilidad frágil para Biden, que obtuvo 50 senadores pero los republicanos le van a hacer la vida imposible en el Senado, agregó.
El exvicepresidente de la gestión de Barack Obama es un candidato mayor, llamando a la decencia, a volver a la normalidad; sin embargo, la normalidad debe entenderse como el nivel explotador que ha tenido siempre Estados Unidos, remarcó Pérez.
A su consideración, habrá cambios favorables; pero el momento actual es crítico y complejo, lo cual hace pronto el sacar conclusiones que solo el tiempo puede aportar.