Richard Canán
Altamente sospechoso que un traicionero personaje como Lenin Moreno, se pasee libremente por el seno del imperio norteamericano cuando apenas faltan pocos días para las elecciones presidenciales de Ecuador del próximo domingo 7 de febrero.
Parece que el lacayo estaba pidiendo instrucciones a sus nefastos amos, los cuales están altamente agradecidos con él por haber entregado írritamente al fundador de WikiLeaks Julián Assange a las autoridades británicas, con fines de su posible extradición a Estados Unidos por revelar los crímenes cometidos por el ejército norteamericano en contra de la población civil en Irak y Afganistán.
Solo hay que examinar que la agenda de Moreno en Washington DC, incluyó todo el paquete turístico neoliberal. Realizando amenas y afectuosas visitas a sus socios de negocios de las directivas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. No faltó tampoco una visita entre pares al despacho del inefable Luis Almagro en la OEA, donde hablaron “sobre la protección a la democracia”. El chiste se cuenta solo.
Recordemos la perfidia de Moreno, que a los meses de obtener la victoria electoral en el año 2017, traicionó toda la esperanza puesta en él por el pueblo ecuatoriano para continuar el camino de la Revolución Ciudadana. Todo su gobierno ha estado marcado por la sombra de la persecución política en contra de sus antiguos aliados y por pactar descaradamente con la burguesía.
Moreno se convirtió en apenas 4 años en el mayor propulsor del neoliberalismo, suplicándole a Estados Unidos la firma de un Tratado de Libre Comercio e incluso arrastrándose ante el Fondo Monetario Internacional por un préstamo de seis mil 500 millones de dólares, dinero por el cual se vio obligado a implementar un paquetazo económico que permitió la restauración de los privilegios de la burguesía empresarial en detrimento del pueblo.
El fatídico resultado fue evidente, encendidas protestas ciudadanas por la liberación total de precios, principalmente de la gasolina y el diésel, la promulgación de leyes que favorecen la flexibilización y pauperización laboral, el aumento del IVA al 15 por ciento y las políticas recetadas por el FMI para recortar el gasto público.
Ecuador vivió bajo Estado de Excepción y Toque de Queda durante el conflictivo año 2019, al punto de que el presidente Moreno tuvo que “exiliarse” en la ciudad de Guayaquil huyendo de la furia popular. La represión policial dejó un sanguinario saldo de al menos 11 muertos, con miles de personas heridas o detenidas.
Según reseña Telesur, Lenín Moreno abandonará en mayo la presidencia por la puerta de atrás con un altísimo rechazo popular. El “85.83 por ciento de personas considera que la gestión del presidente de #Ecuador @Lenin Moreno ha sido MALA o MUY MALA”. Va directo al ostracismo político y aparecerá en los libros de historia como el mayor traidor del pueblo en la era moderna de Ecuador.
La pandemia del Covid-19 también hizo mella en el pueblo ecuatoriano llegando a alcanzar la cifra de más de 250.000 casos confirmados y casi 15.000 muertos. La inacción y las nefastas gestiones del presidente Moreno permitieron una mayor propagación del virus al retrasar las políticas de confinamiento y distanciamiento social (al estilo de su amo Trump).
Sus mismos funcionarios denunciaron que negó “los recursos necesarios para enfrentar la emergencia”, generando el colapso del sistema sanitario que rápidamente se vio sobrepasado por el ingente caudal de pacientes contagiados. Cientos de personas fallecieron en sus hogares sin atención médica, muchos cadáveres fueron dejados en medio de la calle, pues las autoridades sin preparación colapsaron ante la magnitud de la tragedia.
Para tener una idea se habla de Guayaquil como “la primera ciudad latinoamericana arrasada por la covid-19”. La corrupción también se hizo presente en el aciago gobierno de Moreno con notorios casos judiciales en marcha por la detección de “sobreprecios en compra de mascarillas”; y recientemente se reveló que altos funcionarios se saltaron los protocolos de priorización de la colocación de las vacunas (personal de salud, adultos mayores, etc.), para favorecer a sus familiares más cercanos.
Con un futuro mejor a la vista, las encuestas dan una amplia ventaja al candidato Andrés Arauz, del partido Unión por la Esperanza, cercano al expresidente Rafael Correa, el cual seguramente logrará de manera holgada acceder a la segunda vuelta a realizarse en el mes de abril.
Esta campaña electoral “atípica” se vio marcada por la judicialización y la persecución política dirigida por los rastreros agentes de Lenín Moreno en el sistema electoral y judicial. Hubo desde inhabilitación de candidatos (como el propio Correa) hasta la prohibición de participar en el proceso electoral a partidos como Fuerza Compromiso Social.
Como se verá el próximo domingo, sus maquiavélicas y antidemocráticas acciones no podrán evitar la contundente victoria de las fuerzas políticas afines al presidente Rafael Correa. El pueblo nuevamente vencerá.