Mario Zúniga
Para emprender el Golpe fallido en 2018, los miembros de la extrema derecha de Nicaragua reclutaron a la mayor cantidad de periodistas posible, a quienes capacitaron desde el año 2017 con el auspicio económico y técnico directo de la Embajada norteamericana en Managua.
Se emprendió la creación de medios digitales y el fortalecimiento de quienes les vendían sus espacios en radio y TV, a la vez que se logró comprar la totalidad de la línea editorial de medios completos. Uno de los casos más visibles es el del Canal 10, pues hasta ese momento era el canal de televisión más visto. Este vendió sus ediciones noticiosas completas.
En agosto de 2018 salió a luz que Carlos Pastora huía con miles de dólares a través de la embajada hondureña. Algunos de sus periodistas decidieron irse del país al verse desprotegidos por su patrón, como fue el caso de Yeltsin Espinoza quien, acobardado y enterado de que había participado de la destrucción del país, se fue unos meses a Costa Rica hasta que la ley de amnistía le benefició.
Pero antes de meternos a profundizar en el caso, hay que recordar que a ese medio nunca le importó aportar a la sociedad nicaragüense. Las tres audiciones de su noticiero estaban totalmente llenas de Nota Roja antes de 2018, sin una pizca de tratamiento social o moral a las noticias que presentaba.
Todo lo contrario, hacía burla de las clases sociales más humildes involucradas en hechos de todo tipo, protegía al gran empresariado y callaba ante la corrupción de los políticos de derecha. Obviamente no le importaba tampoco el proceso de cambios y avances positivos del país procurados por la buena administración del Gobierno Sandinista.
Por si fuera poco, luego salían con sus absurdos y ridículos (a propósito) saludos de cada uno de esos sectores de los que se burlaban y se siguen burlando. Solían hacer eventos masivos con esos sectores para llenar sus bolsillos o bien para fingir que con los fondos generados ayudaban a los necesitados con la Fundación 10, la cual nunca ha sacado un peso de la Gerencia del Canal para hacer el bien.
La realidad del medio en cuestión, Canal 10, es realmente vergonzosa, porque de un día para otro decidió cerrar filas con los golpistas, no abrir ninguna posibilidad de balancear la contraparte y encima declararse la mayor representación del periodismo independiente.
Hoy en día, las ediciones de Acción 10 son una caja de resonancia de una agenda orientada desde la embajada norteamericana y se pone a la par de los medios más dañinos y recalcitrantes de todos los tiempos en Nicaragua como La Prensa.
Ese medio escrito ha tenido siempre a un miembro de su aristocrática familia en el poder o al menos con las ansias de Radio Corporación, con todo su odio, nace con una línea antisandinista, pues su dinosaurio propietario nació, creció y se reprodujo en el somocismo. Pero… ¿y el 10?
Cada vez que empieza una nueva audición de ese noticiero, pareciera que una fila, aunque muy pequeña pero fila al fin, de «expertos en todo», están a la espera de que les tiren un hueso, perdón les ofrezcan micrófono, para vomitar su odio contra todo lo que huela a sandinismo, aunque esto signifique progreso y autodeterminación nacional. Esos mismos expertos son los que ahora aparecen con el sombrero de candidato presidencial. O sea, apareció la llave.
Uno de los aspectos más penosos de la nueva línea editorial de Canal 10 es que parecen una versión en español de un noticiero estadounidense. Cada día dan lectura a sendos comunicados emitidos por autoridades y “criticólogos” de todas las calañas del país del norte. Nunca reflexionan en los conceptos de soberanía, independencia o autodeterminación.
Pero eso no es todo, caen en el ridículo y no les importa la condena masiva de la sociedad nicaragüense, que les ha dicho en entrevistas en vivo que paren ya su locura. Las redes sociales tampoco los han perdonado, pues han sido centro de telenovelas mediáticas, la más emblemática pudo ser la titulada: «Jorge Agachate».
Cómo no recordar aquel episodio donde siguieron con sus cámaras conectadas en vivo a un bus vacío, casi hasta llegar a León, en el cual decían iban terroristas liberados y ellos los vendían como los salvadores de la nación. Los mismos terroristas con los que se ponían de acuerdo en los tranques para sacar sólo «imágenes patrióticas».
Para ponerle la cereza al pastel, resulta que ahora los presentadores del «caramanchel» se creen parte de los políticos aristócratas que representan y han caído en casos de triste burla contra los comerciantes del Mercado Oriental o bien contra los que viajan en bus.
Pero los políticos aristócratas se juntan pero no se revuelven con ellos; así quedó evidenciado cuando Maradiaga obligó a uno de sus periodistas a pedirle disculpas en público por haberle puesto por teléfono al más corrupto presidente de la época neoliberal, mismo a quien había servido durante su Gobierno, pero que ahora «ningunea», porque el pollito ya creció y se robó «la bendición».
Tantas cosas que decirle al dueño, a los periodistas y al jefe de prensa del 10, que a propósito, recibió una vivienda en estos tiempos de sandinismo. Pero ya basta, lo demás lo dirá el tiempo, la historia que absuelve o condena.
Quizá esa condena ya comenzó con el rechazo del pueblo y ahora con la salida de funciones de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, la cual era el vehículo para pagar todos los cuadros de la mentira, la exacerbación y las exageraciones en contra de un pueblo que quiere salir adelante con Dios y la conducción del Frente Sandinista.