Germán Van de Velde*
Desde que se dio el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el 19 de julio de 1979, los gobiernos de EEUU con sus lacayos nacionales promovieron una guerra de agresión que dejó un saldo de más de 50 mil muertos. También proclamaron un bloqueo económico y financiero contra el país centroamericano.
De la mano del gobierno de EEUU, Violeta Barrios de Chamorro llegó a gobernar Nicaragua en el año 1990. La siguieron Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños. De esta manera, se implementó un nuevo modelo de gobierno y un nuevo régimen económico diferente al de los años ochenta.
Durante 16 años seguidos, el neoliberalismo se implantó y el Pueblo sufrió privatización de bienes públicos, se incrementó la pobreza y el analfabetismo. Según la CEPAL, entre 1990 y 2006, más de 2 millones de personas se incorporaron a la pobreza. El 82 por ciento de la población, es decir, más de 4.2 millones de personas, se encontraron por debajo del umbral de la pobreza y más de 2.1 millones de nicaragüenses vivieron en la indigencia.
La brecha entre explotadores y explotados incrementó, los derechos laborales y sociales fueron cada vez más recortados en nombre del libre mercado; la salud y la educación sufrieron claramente las recetas impuestas por un sistema neoliberal: privatización abierta o indirecta.
En el campo de las ideas y su respectiva aplicación en el terreno, el neoliberalismo tuvo la oportunidad de demostrar lo que es capaz de hacer… y lo hizo: fue un desastre para nuestro pueblo. Hoy en día, por herencia histórica, estos exigen volver a gobernar Nicaragua. Su discurso, al igual que en 1990 es: «Salvar a Nicaragua, rescatarla y darle futuro, devolverles Nicaragua a los nicaragüenses. En Nicaragua no hay libertad, no hay democracia y se violan los DDHH en forma constante. Se acabarán las sanciones, etc.».
Sin embargo, la falta de identificación con el Pueblo los pone en jaque. La única esperanza de la derecha para conquistar el poder, como sabe que no tiene la menor chance de conquistarlo con el Pueblo, es con la ayuda extranjera; luego, los miembros que pertenecen a la derecha nicaragüense son, antes que nada, traidores de la Patria; son celestinas que hablan al oído del extranjero poderoso, para ver si con todos los recursos implantan de nuevo en el suelo de la Patria la contrarrevolución.
Adicional a esto, la derecha de Nicaragua se encuentra con otro gran obstáculo, ya que, a partir del año 2007 el Frente Sandinista de Liberación Nacional realiza un trabajo ejemplar estando en el gobierno. Por medio de la restitución de derechos inalienables, la lucha por la Paz y contra la pobreza.
El Pueblo sigue el camino victorioso por el que lo conduce la vanguardia revolucionaria. Desde ese momento, el Pueblo comenzó a escribir una nueva historia. Los contrarrevolucionarios deben tener presente que la Revolución Sandinista tiene un espíritu amplio, tiene memoria histórica y es inmensa porque está al lado de un pueblo valiente que defiende sus conquistas.
Por esta razón: “Cualquier elección que tenga lugar en Nicaragua, por muchos recursos que se les brinde a las bandas reaccionarias, la ganan los Sandinistas por amplísima mayoría. Cualquier tipo de elección, bajo cualquier forma constitucional donde el ciudadano pueda votar y vote, ganan los sandinistas”. (Comandante Fidel Castro).
Defender los intereses imperiales y someter al Pueblo humilde para el beneficio de los explotadores condena a la derecha de Nicaragua al fracaso. El mayor castigo para la oposición en Nicaragua es su «derrota en el campo de las ideas». Esperamos que no se repitan las aventuras imperialistas de intervención y de impulso a la contrarrevolución. Claro está, no podemos hacernos ilusiones.
* Cuaderno Sandinista.