Jaime Gómez-Obregón ha implementado el mayor mapa para escudriñar toda la información relacionada con la investigación de las finanzas de Juan Carlos I. Ahora se propone ampliarlo al Estado.
Desde hace unas semanas ciudadanos, periodistas e incluso jueces e investigadores, tienen a su disposición una nueva herramienta para escudriñar todo lo relacionado con la presunta corrupción en torno a la Casa Real española y a los sospechosos movimientos del anterior jefe del Estado, Juan Carlos I.
El ingeniero español Jaime Gómez-Obregón ha desarrollado un arduo trabajo de recolección de información y conexión de datos disponibles en ladonacion.es. En esta web se pueden encontrar personas, empresas, lugares, hechos y fechas. Además, todos estos datos aparecen interconectados con aquellos otros con los que tienen relación.
Para ello ha empleado exclusivamente fuentes públicas como medios de comunicación, boletines oficiales, registros públicos o portales institucionales. Y todo ello mediante visualizaciones interactivas que hacen la historia explorable a través de los nodos y que hacen visibles las relaciones entre todos los elementos de la trama.
Detrás de este inmenso esfuerzo está una iniciativa personal que trata de dotar de más transparencia a las instituciones y al sector público español. Gómez-Obregón persigue este objetivo a través de lo que define como una «ecuación novedosa»: «Utilizar la tecnología, la ciencia de datos y las recientes leyes de transparencia», explica.
Defiende que su labor quizá tenga un «punto de transgresión», así como de «reto intelectual». Además, deja claro que no quiere que su trabajo se utilice en la batalla de la propaganda política «de siglas o colores», sino que se entienda como «una iniciativa ciudadana para reclamar más transparencia en la gestión de lo público».
Gómez-Obregón se define como «un ingeniero vocacional». Se tituló en ingeniería de telecomunicación y aprendió muchas matemáticas y electrónica, pero su interés estuvo centrado desde su infancia en «esas maravillosas máquinas que son los ordenadores».
A los seis o siete años, a finales de los 80, se topó con un microordenador de 8 bits, un Spectrum de Sinclair, que aún conserva: «Aquella máquina mágica venía con unos rudimentarios videojuegos y además se podía programar. Me enganché a programarla como un yonqui… y hasta hoy», cuenta.
Desde entonces han pasado treinta años. En la facultad comenzó a trabajar con grandes volúmenes de datos y en 2007 inició su participación en la consolidación de la cultura de datos abiertos (open data) en España. Ha participado en congresos y conferencias y su trabajo ha sido expuesto también en ámbitos internacionales.
De la empresa privada al emprendimiento por la transparencia
«El año pasado tomé una decisión complicada: aparcar temporalmente mi vida en la empresa privada para dedicarme a tiempo completo a elaborar software para dar más transparencia a las instituciones», relata sobre cómo comenzó a dar «una batalla innovadora, mediante la tecnología y la ciencia de datos, al endémico problema que España tiene con la corrupción».
Tras 16 años como empresario de una pequeña empresa, su conocimiento del tejido empresarial de la región donde vivía, Cantabria, al norte de España, y de las relaciones con las administraciones, decidió emprender su primer reto: el mapa de la contratación pública en Cantabria.
Tras conocer el hastío del empresariado de la región con la Administración Pública, «con sus ritmos imposibles, su perenne ineficacia y, sobre todo, la arbitrariedad de algunas decisiones» tomadas por intereses políticos que no coinciden necesariamente con las necesidades de buena parte del tejido económico del territorio, este ingeniero decide «ejercer su libertad» para cambiar las cosas.
Así nace una herramienta que explora casi 26.000 contratos del Gobierno de Cantabria y más de 4.500 licitadores, con la intención de «dar visibilidad a varios chanchullos con dinero público», algunos de los cuales fueron recogidos por los medios de comunicación e, incluso, llegaron a ser debatidos en el Parlamento regional.
El salto a la Casa Real
Pero su mayor reto hasta la fecha ha visto la luz hace pocas semanas. Gómez-Obregón lo califica como «el mayor compendio público de datos y documentos en torno a las corruptelas en la Casa Real española».
Se trata de ladonacion.es, un nombre que parte de la extraña donación de 65 millones de euros que en 2012 el entonces rey de España, Juan Carlos I, realizó a su examante Corinna Larssen. Un hilo del que ha tirado tanto la Justicia suiza como la española y que ha provocado investigaciones judiciales que señalan que el dinero puede provenir de una comisión por la adjudicación de la construcción del tren de alta velocidad entre La Meca y Medina, en Arabia Saudí.
Sobre esta cuestión y otras relacionadas con las finanzas del exmonarca español se han vertido ríos de tinta en los medios de comunicación, pero los datos son tan variados y tan abundantes que era necesario una estructuración. Ahora, este ingeniero español ha reunido y conectado toda esta ingente información.
Para ello ha diseñado una metodología formal para «registrar, enlazar y presentar la información de manera interactiva con el máximo rigor». Sostiene que su objetivo es «reclamar, desde la ciudadanía, una mayor transparencia en las instituciones, también en la primera del Estado».
A por el resto del Estado
«Ahora que tengo adquirido el conocimiento, programada la herramienta y definida la metodología, me gustaría aplicar las tres cosas a otras historias de interés público», cuenta. Así, el próximo reto, que «aún está en el horno», podría centrarse en la contratación pública en España.
Aunque al calor de las nuevas leyes sobre transparencia el Estado publica datos, a este ingeniero no le parecen suficientes para «resolver los problemas que todos los licitadores conocen y padecen, para darle luz a todo y evitar que los caciques locales sigan tejiendo con dinero público esas redes clientelares que envenenan la confianza de la ciudadanía en las instituciones y pudren el tejido económico», explica.
De modo que para que la ciudadanía pueda «exprimir esos datos», se propone construir nuevas herramientas «que sirvan para ponerlos verdaderamente en valor»: «Ese es el reto que ahora me resulta más atractivo», afirma.
Una ciudadanía implicada
Los proyectos de Gómez-Obregón no se podrían hacer realidad sin una ciudadanía comprometida con la transparencia de las instituciones públicas. Si bien el primero de sus proyectos, en el ámbito cántabro, fue autofinanciado, ladonacion.es y los que se están horneando han recurrido al crowfunding a través del portal Patreon.
«Mi convicción es que el sector público necesita de estos meneos, que solo pueden darse desde la libertad e independencia de una ciudadanía implicada en la gestión de lo público», por lo que cualquiera que comparta sus valores está invitado a aportar para que este ingeniero pueda concentrar todo su «esfuerzo intelectual» en estos retos.
«Muchos estamos hastiados de la corrupción en España y del descrédito de las instituciones, pero nos une el convencimiento de que con tecnología y datos podemos, desde la ciudadanía, cambiar las cosas», resume.