A dos semanas del ballottage, a pesar del gran apoyo mediático a su favor y de una masiva campaña contra su rival de izquierda Pedro Castillo, las encuestas no favorecen a Keiko.
“Fujimori nunca más”, coreó la multitud que se movilizó por las calles del centro de Lima. Levantaron fotos de desaparecidos, asesinados, durante la dictadura de Alberto Fujimori (1990-2000), agitaron carteles con inscripciones contra el autoritarismo y la corrupción que encarna el fujimorismo que ahora Keiko, la hija y heredera política del encarcelado exdictador, amenaza traer de regreso al poder en las elecciones del 6 de junio. También había pancartas en rechazo al neoliberalismo, que hace tres décadas impuso el fujimorismo y cuya continuidad defienden Keiko y la derecha que ha cerrado filas detrás de la candidata. Decenas de miles se movilizaron en Lima y diversas regiones del país en rechazo a la candidatura de la restauración fujimorista. Las manifestaciones contra Keiko también se dieron en ciudades del extranjero.
Por tercera elección consecutiva, el fujimorismo está en segunda vuelta y puede regresar al poder, y otra vez los colectivos ciudadanos se movilizan para cerrarle el paso. Keiko fue derrotada en las elecciones de 2011 y 2016, pero la amenaza vuelve, como un mal que se resiste a desaparecer. A dos semanas de las elecciones, a pesar del gran apoyo mediático a su favor y de una masiva campaña contra su rival, el profesor y sindicalista de izquierda Pedro Castillo, las encuestas no la favorecen. Un sondeo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), publicado este domingo, le da a Castillo 44,8 por ciento y a Keiko 34,4 por ciento. Hace una semana, el IEP le daba al candidato de la izquierda una ventaja menor, de 6,9 puntos, y con una tendencia a reducirse, otras encuestadoras daban una diferencia de tres puntos a favor de Castillo y con la misma tendencia de un acercamiento de Keiko. Este último sondeo revierte esa tendencia y consolida a Castillo en el primer lugar. Pero dos semanas es una eternidad en las elecciones peruanas y nada está definido.
Una gran banderola en la que se escribió “Por el Perú, Keiko no va” abrió la nutrida movilización contra el fujimorismo en Lima. Entre la multitud, detrás de las fotos de las víctimas del régimen fujimorista, se levantó un cartel que decía “No borrarán nuestra memoria”. En otros se leía: “Por justicia y dignidad, Fujimori nunca más”, “Votemos por el cambio y contra la corrupción. Keiko no va”. Mensajes y consignas le recordaron a Keiko la acusación judicial que enfrenta por lavado de dinero, organización criminal y obstrucción a la justicia por el financiamiento ilegal de sus campañas de 2011 y 2016. En los próximos meses deberá enfrentar un juicio y una posible condena de 30 años, pero su triunfo electoral le daría la inmunidad presidencial.
Una joven alzaba una pancarta en la que escribió “Que el miedo no borre tu esperanza”, mientras gritaba “un pueblo consciente, no elige delincuentes”, siguiendo el coro de la multitud. La referencia al miedo es una respuesta a la masiva campaña de miedo contra el candidato de la izquierda, que llama a votar “contra la amenaza del comunismo” y que, en un atentado contra la memoria y la razón, pretende hacer pasar a Keiko, la candidata que reivindica la dictadura de su padre, como supuesta defensora de la democracia.
En primera fila en esta movilización estaban los familiares de las víctimas de la dictadura de Fujimori, condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción. Entre ellos estaba Gisela Ortiz, hermana de uno de los nueve estudiantes de la Universidad La Cantuta secuestrados y asesinados por un escuadrón de la muerte integrado por miembros del ejército que operaba bajo las órdenes del gobierno de Fujimori, uno de los casos por los que el exdictador fue sentenciado.
“Los familiares de las víctimas del fujimorismo venimos luchando durante muchísimos años por memoria y justicia, y nos preocupa que la hija del principal responsable de la muerte de nuestros familiares pretenda llegar al gobierno para reescribir la historia que condenó al fujimorismo. Keiko es impunidad. Llevamos en esta lucha casi treinta años, es la historia de nunca acabar. Siento mucha indignación y preocupación de ver que el fujimorismo puede volver al gobierno y regresemos a esa época nefasta”, le señaló Gisela Ortiz a PáginaI12.
No al indulto a Fujimori
En la movilización también estaban algunas de las más de 300 mil mujeres que fueron víctimas de esterilizaciones forzadas durante la dictadura fujimorista. La fiscalía acusa a Alberto Fujimori y a tres de sus ministros de Salud como responsables de esa política de esterilizaciones forzadas. Keiko ha anunciado que indultará a su padre preso y hace unos días negó las esterilizaciones forzadas, de las que existen abundantes evidencias y testimonios, y calificó lo ocurrido como “una política de planificación familiar”.
María Elena Carbajal es una de esas mujeres esterilizadas contra su voluntad que demanda justicia y ahora marcha contra Keiko. “Me produce indignación, dolor, mucha tristeza, que el fujimorismo pueda volver al gobierno. Si Keiko gana y es presidenta se archivará el proceso por las esterilizaciones forzadas y otros casos, no tendremos justica. Llamo a la memoria de la población para que no se olvide lo que sucedió en los años 90, con esa dictadura corrupta que cometió matanzas, masacres, las esterilizaciones forzadas. Eso no debe repetirse”, le dijo María Elena a este diario.
La camiseta no se mancha
Antes que comience la marcha, a un lado de la céntrica Plaza San Martín, punto de reunión, bajo un letrero que decía “la camiseta no se mancha”, un grupo lavó la camiseta de la selección peruana de fútbol, en simbólico gesto de rechazo a su uso por la candidata Fujimori, que la lleva puesta en cada acto público, y en reprobación al apoyo coordinado que doce jugadores de la selección -entre ellos el defensa de Boca, Carlos Zambrano- le han dado a Keiko, con mensajes grabados en video que repiten el guion macartista de pedir el voto “contra el comunismo”. Un hombre lleva una cartulina que decía “Keiko, compraste a la selección, pero no a los hinchas”.
“Rechazamos la candidatura de Keiko, que representa la continuidad de un modelo económico desigual, la corrupción y la impunidad. Por eso estamos marchando otra vez en contra de ella, como lo hicimos en las elecciones de 2011 y 2016. Hay mucho poder y mucho dinero apoyando a Keiko”, señaló Sandra de la Cruz, del colectivo “Keiko no va”, uno de los grupos que convocaron la marcha.
Los grandes medios no informaron o minimizaron las movilizaciones contra la candidata del fujimorismo. Una expresión de su grosera parcialización con Keiko. Los manifestantes rechazaron ese alineamiento mediático. “Apaga la tele, mira la calle”, decía uno de los mensajes, otro más directo acusaba: “Prensa basura”.
La millonaria campaña de miedo contra la izquierda y de apoyo a la candidata fujimorista ha tenido impacto, pero la última encuesta del IEP estaría revelando sus límites para borrar la memoria y hacer ganar a una candidata que representa el autoritarismo y la corrupción y despierta un alto rechazo ciudadano, como quedó demostrado en las movilizaciones de este sábado.