Paul Walder
De llegar a triunfar en las primarias, Daniel Jadue se convertirá en el primer candidato presidencial de izquierda desde Salvador Allende con posibilidades reales de ganar las elecciones.
Sin julio no hay noviembre es la consigna que circula en estos días por las redes sociales entre los partidarios de Daniel Jadue, el candidato presidencial del Partido Comunista (PC) y actual alcalde de la comuna de Recoleta, en Santiago, que deberá competir el 18 de julio contra el joven diputado Gabriel Boric, del Frente Amplio (FA).
Un mes cargado de política, que coincide con la instalación a partir del 4 de la Convención Constituyente (CC), el mayor y más denso espacio político desde el fin de la dictadura que tiene perspectivas de convertirse en una instancia con el poder de dar un giro al régimen de los últimos 30 o tal vez 50 años.
Si ponemos estos procesos en perspectiva y aunque ambos son muy relevantes, sin duda es la CC la instancia con mayor proyección en el tiempo y en todos los campos.
Es la elaboración de una nueva constitución por una convención que parece asamblea constituyente. La composición, votada en una elección en mayo, no solo cuenta con una sólida mayoría de constituyentes que van por el cambio de régimen, sino tiene dos grandes bancadas que representan a las organizaciones sociales y a los pueblos originarios.
Esta observación la ha difundido con alegría el periodista y fundador de la revista Punto Final, Manuel Cabieses. En un emotivo artículo publicado los últimos días de junio en diferentes medios electrónicos saludó a la CC:
«Ustedes son una Asamblea Constituyente, la primera de nuestra historia. Dotada de todos los poderes para escribir una nueva Constitución Política».
«En definitiva será el pueblo, en referéndum, el que aprobará o rechazará vuestra propuesta. Por eso, la primera definición que les espera es decidir si asumirán la plenitud de sus poderes, rechazando toda sumisión a un orden que es necesario cambiar en sus raíces. Confiamos en ustedes», añadió.
Las elecciones presidenciales, que se realizarán en noviembre de este año, pese a elegir a un presidente con un mandato de solo cuatro años, tiene también características inéditas para los últimos 50 años.
Daniel Jadue lidera las encuestas y es muy probable que gane las primarias este mes. De llegar a triunfar este invierno se convertiría en el primer candidato presidencial de izquierda desde Salvador Allende con posibilidades reales de ganar las elecciones.
Esta observación la tienen todos los sondeos de opinión, sus adherentes en los cerca de mil comandos territoriales por Jadue y entre sus no pocos detractores. Hace apenas dos semanas que el actual alcalde de Recoleta publicó su programa de gobierno y a solo una de su debate en la televisión con Gabriel Boric, unas oleadas de críticas de distintas intensidades han inundado los medios hegemónicos de comunicación y desbordado las redes sociales.
Su propuesta para desconcentrar los medios de comunicación en manos de grandes grupos económicos, por cierto, de derecha y ultraderecha, desencadenó los temores empresariales a través de editoriales y opiniones virulentas amplificadas en la furia digital.
Daniel Jadue es de ascendencia palestina y ha estado desde su juventud vinculado a organizaciones ligadas con la OLP y la Autoridad Nacional Palestina. Esta larga trayectoria política, sumada a su militancia desde comienzos de los años 90 en el Partido Comunista, ha llevado a que sectores poderosos de la derecha de la comunidad judía en Chile más la clásica oligarquía chilena levanten una campaña para denunciarlo de antisemitismo.
Boric y Jadue comparten un programa bastante similar que en lenguaje más antiguo sería catalogado de reformista. Alzas de impuestos a los que más tienen, apoyo a los más vulnerables, fin al sistema privado de pensiones, reforma laboral y sindicalización, más gasto en salud y educación pública, paridad de género y otras propuestas.
A diferencia del que puso en marcha Salvador Allende en 1970, Jadue ni Boric tocan la propiedad de los medios de producción, al sector financiero ni la propiedad de los recursos naturales. Aun con esta moderación, Jadue es y lo será aún más con el transcurso de los meses el objetivo de las derechas.
Las primarias no terminan en esta coalición de izquierda. La derecha en el gobierno ha puesto a competir a cuatro candidatos, aunque solo el alcalde de la comuna de Las Condes Joaquín Lavín, un expinochetista, exministro y eterno aspirante a La Moneda podría tener alguna opción.
Pero su carrera será cuesta arriba al considerar que este gobierno y Sebastián Piñera están en el suelo, con niveles de repudio inéditos, con una crisis económica y altos niveles de desempleo. Lavín como los otros tres representan el orden que hizo estallar al país en 2019.
Y está también la exconcertación, la izquierda renovada neoliberal que gobernó Chile varias veces durante los últimos treinta años. Si para la derecha hoy en el gobierno será difícil competir, para esta desprestigiada centroizquierda es aún peor.
Paula Narváez, la candidata ungida por la expresidenta Michelle Bachelet no logra menciones ni puntos en las encuestas mientras la democracia cristiana levanta apresuradamente su carta, la presidenta del Senado Yasna Provoste y ex ministra en el primer gobierno de Bachelet. El 13 de junio pasado se realizó el balotaje para la elección de gobernadores en varias regiones chilenas. En Santiago compitieron dos candidatos de oposición.
La politóloga feminista Karina Oliva, del Frente Amplio, y Claudio Orrego, un exministro y exalcalde democratacristiano católico y apegado a las tradiciones. En una muy reñida votación, Orrego desplazó a la joven feminista con la masiva votación de zonas en las que tradicionalmente gana la derecha y ultraderecha.
El dato no es aislado porque la derecha y la vieja Concertación podrían levantar y apoyar a Yasna Provoste en su camino a La Moneda. Sin julio no habrá noviembre.