Alejandra García | Resumen Latinoamericano
Este próximo domingo 7 de noviembre el pueblo nicaragüense acudirá a las urnas para decidir el destino político de su nación en medio de hostilidades contra el gobierno del presidente Daniel Ortega, quien buscará su tercera reelección en esa fecha.
Al escribir el término “Nicaragua” en Google, aparecen los siguientes titulares de medios internacionales, como BBC, CNN, El País, entre los primeros resultados de búsqueda: “Opositores arrestados, sanciones, reelección”, “Un país fracturado va a encuestas”, “Diáspora insta a la gente a no participar en el proceso”.
Las campañas mediáticas contra el gobierno de Ortega no tienen precedentes, incluso en medio del incalculable esfuerzo de las autoridades nicaragüenses por demostrar la transparencia del proceso en el país más grande de Centroamérica.
Pero los emporios mediáticos y las grandes empresas tecnológicas se aseguran de que la verdad de esta nación no traspase sus fronteras y llegue a aquellos usuarios que quieren saber cómo avanza el país en esta transición democrática.
El domingo pasado tomaron sus cargos los 13.459 integrantes de las Juntas Electorales (JRV), y desde entonces se preparan para recibir a los casi 4,5 millones de votantes esperados en los colegios electorales de los más de 150 municipios del país.
Una semana antes, el gobierno anunció la llegada al país del primer grupo de 170 observadores internacionales que velarán por la transparencia de las elecciones. “Hay todo un esfuerzo que corresponde a la confianza que los nicaragüenses tienen en el gobierno”, dijo el vicepresidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Jairo Amador.
Pero la extrema derecha de la región, impulsada por los medios de comunicación, que profesa un odio excesivo contra el gobierno nicaragüense, se dedica a empañar este proceso incluso antes de que comience. Insisten en afirmar que las elecciones serán fraudulentas. Según ellos, esto ocurrirá solo porque el CSE decidió que la Organización de Estados Americanos (OEA) no podía participar como observadora en las elecciones.
Esta es una decisión comprensible considerando la historia de la OEA en elecciones. En declaraciones recientes, el ministro de Relaciones Exteriores, Denis Moncada, reafirmó la posición política de su país y recordó ejemplos de observaciones electorales con resultados que calificó de lamentables en países latinoamericanos.
“No invitaremos a una organización cuyo único papel es crear una situación de desestabilización en aquellas naciones que considera ‘enemigas’. No podemos permitir la entrada de alguien que haya participado en la promoción y ejecución de un golpe de Estado contra un país democrático, como sucedió en Bolivia en 2019”, advirtió durante una visita oficial a Turquía.
El domingo, los ojos del mundo estarán puestos en Nicaragua. Esta será la mayor concentración de personas en los últimos dos años, y los medios enemigos estarán ansiosos por buscar cualquier pequeña grieta para explotar.
Para resguardarse de cualquier intento desestabilizador, el Ejército de Nicaragua desplegará 15 mil efectivos militares para apoyar el transporte de material electoral y tendrá su fuerza aérea y marina a disposición del gobierno para proteger a los millones de votantes.
El Ministerio de Salud también instó a las personas a estar al tanto de otra amenaza: el COVID-19, y les pidió que cumplan con todos los protocolos de seguridad para evitar contagios en un país que ha logrado mantener la enfermedad muy por debajo de las tasas regionales.
Según encuestas nacionales publicadas la semana pasada por M&R Consultants, el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de izquierda, está sondeando un 76,1% a su favor en los departamentos del norte (Estelí, Madriz y Nueva Segovia).
A tan solo unos días de las elecciones, el informe de la encuesta de opinión refleja que el partido de gobierno aumentó un 12,9% en la preferencia de voto en comparación con mayo, mientras que la oposición ha disminuido un 3,9%.
Esta noticia no sale a la luz en el monopolio de la prensa internacional, que se ha convertido en enemiga de los países que han encontrado un camino alternativo a la hegemonía impuesta, especialmente, por Washington.
“Esto demuestra que quienes se oponen al modelo occidental-estadounidense -que implica desigualdad, corrupción, privatización de los servicios públicos, beneficios para unos pocos, violencia, odio, falta de respeto a los derechos humanos básicos-, no están siendo bien vistos por la gente. Esto se aplica a las corporaciones mediáticas ya quienes prescriben la agenda, los tonos y las formas de abordarlas”, afirmó el escritor y diplomático nicaragüense Carlos Midence.
La Revolución Nicaragüense y el sandinismo en general son más fuertes que nunca, y el pueblo lo reconoce, de ahí su sólida cohesión en torno a sus dirigentes. Este país es una nación alternativa que siente, vive, respira y disfruta de logros innegables. El domingo será la prueba de ello.