Alfredo Jalife-Rahme
Después de que tres generales de EEUU advirtieran la fractura del Ejército, un escenario de guerra civil, como un intento de golpe de Estado luego de la elección presidencial de 2024, la consultora de la CIA Barbara Walter, juzga que EEUU exhibe varias señales que vaticinan una insurgencia de «preguerra civil».
Tres generales retirados sacudieron a la opinión pública en un artículo en el The Washington Post, rotativo del establishment, de que «los militares deben prepararse ahora a una insurrección en 2024».
En vísperas del primer aniversario de la insurrección letal en el Capitolio, los exgenerales Paul Eaton, Antonio Taguba y Steven Anderson, exhiben su «preocupación sobre las postrimerías de la elección presidencial de 2024 y su potencial caos letal en el Ejército».
Plantean también la probabilidad de que ocurra un «golpe de Estado» y confiesan que durante la insurrección del 6/1 —que el general Mark Milley califica de un 11/9 doméstico— un «número perturbador de veteranos y miembros activos del ejercito formaron parte del ataque al Capitolio».
Más aún: «Un grupo de 124 funcionarios retirados del Ejército», bautizados como Flag Officers 4 America (Oficiales de la Bandera por América) publicó una misiva que refrenda los asertos de Trump sobre el fraude de la elección presidencial.
La tríada de generales expone la rebeldía del general Brigadier Thomas Mancino, a cargo de la Guardia Nacional de Oklahoma —un bastión sureño del trumpismo—, quien dice obedecer a su comandante en jefe real, que es el gobernador republicano Kevin Stitt, en lugar de las órdenes de Biden sobre el polémico asunto de la obligatoriedad de las vacunas.
La tríada de generales advierte sobre la «potencialidad de una ruptura total de la cadena de comando en base a líneas partidistas, en un escenario de otra insurrección». Con EEUU «todavía más dividido que nunca» se deben tomar medidas «para prepararse a lo peor».
El mismo día, la académica politóloga de la Universidad de California de San Diego, Barbara Walter, que forma parte de un panel de consulta de la CIA —que adelanta cuando los países derrapan a una guerra civil, ponderando varios factores como las «tendencias antidemocráticas»— comenta que «estamos más cerca de la guerra civil de lo que cualquiera de nosotros pudiera creer».
La doctora Walter forma parte de la Political Instability Task Force, anteriormente State Failure Task Force, dependiente del Gobierno, que usa los métodos cuantitativos en los puntos candentes del planeta. Walter concentra sus polémicos hallazgos en su próximo libro Cómo Inician las Guerras Civiles y Cómo Detenerlas.
Una de sus frases cruciales, que adelanta The Washington Post, es: «Si usted fuera analista en un país foráneo mirando los sucesos de EEUU —en la misma forma en que vio los eventos en Ucrania o en Costa de Marfil o en Venezuela— recurriría a una lista de verificación, valorando cada una de las condiciones que hacen probable una guerra civil. Y lo que usted encontraría es que EEUU, una democracia fundada hace más de dos siglos, ha entrado a un territorio muy peligroso».
Basada en la taxonomía sui generis de la Political Instability Task Force, asienta que EEUU ya rebasó las fases de «preinsurgencia» y «conflicto incipiente», dejando la duda de si la captura del Capitolio del 6/1 forma parte de la fase de «abierta insurgencia».
La doctora Walter desmonta el mito que EEUU constituye una democracia y, basada en criterios y factores cuantitativos, juzga que EEUU declinó brutalmente con Trump de la puntuación de Polity Index de 10 a 5 puntos, por lo que ya EEUU «cesó de ser la más añeja y continua democracia del mundo».
A mi juicio, esta es una definición reduccionista que peca de sociologismo y no toma en cuenta que EEUU, en realidad, desde el punto de vista de su sistema preponderantemente financierista, se reduce a una vulgar plutocracia, el gobierno de los más pudientes, que sería todavía mejor definida en su fase actual como una ciberbancocracia, donde predominan los gigabancos —BlackRock, Vanguard, StateStreet, Fidelity — que controlan las joyas tecnológicas digitálicas de Wall Street y Silicon Valley: el GAFAM —Google/Apple/Facebook/Amazon/Microsoft—, lo cual detallé en mi libro La Invisible Cárcel Cibernética GAFAM.
Según el politólogo de la Universidad de Yale, Dana Milbank, que analiza la postura de Walter en The Washington Post, EEUU «se encuentra en el peldaño del estadio de abierta insurgencia» de conflicto civil. Cita a la académica de la Universidad de California de San Diego de que «una vez que los países cruzan ese umbral», como vaticina la CIA, la «violencia sostenida conforme los crecientes extremistas activos lanzan ataques que implican terrorismo y guerra de guerrillas, incluyendo asesinatos y emboscadas».
Como que suena hiperbólico para un observador que ignore la actual política doméstica en EEUU y su ominosa fase de delicuescencia con tendencias centrifugas, que están rebasando a las fuerzas centrípetas, en una dinámica de peligrosa protobalcanización.
Dana Milbank se contesta solo y no sin justificación: «No es una exageración decir que la supervivencia de EEUU se encuentra en riesgo».
Como si lo anterior fuera poco, tres días antes tanto de los asertos de los politólogos de la Dra. Walter y Dana Milbank como de los tres generales, nada menos que la muy influyente pareja Karen y Gregory Treverton —Gregory perteneció al think tank Rand Corporation, a Oxford Analytica y fue poderoso exmandamás del National Intelligence Council que publica cada cuatro años el célebre reporte Global Trends— sacó un perturbador artículo premonitorio en el portal de internet británico The Article, notoriamente trumpófobo: Viene la guerra civil, en el que solamente falta saber si «será librada con pleitos legales y secesiones o con ametralladoras AK15-S».
No obstante, la pareja Treverton, ambos del Partido Demócrata, admite que los «nubarrones de advertencia ya eran evidentes mucho antes de que el partido republicano se percatara que no podía ganar elecciones limpias».
La pareja Treverton aduce que «quizá la ruptura tome forma de una más laxa federación» cuando los partidarios de los republicanos detentan el doble de armas que su contraparte demócrata.
Le faltó agregar a la pareja Treverton que alrededor del 70% del Ejército de EEUU es racialmente blanco y puede sucumbir al supremacismo trumpiano.
Suena interesante que los multimedia notoriamente anti-Trump recurran al espectro ominoso de la guerra civil, cuando el polémico expresidente ha regresado al campo de batalla electoral en medio de las proyecciones de un triunfo republicano en las elecciones intermedias de noviembre del 2022, cuando su partido puede controlar tanto la Cámara de Representantes como el Senado, lo cual se debe más a los graves errores del presidente Biden y su vicepresidenta Kamala Harris —desde el fallido tema migratorio, pasando por el pésimo manejo de la pandemia, hasta la irrefrenable hiperinflación—, que a los aciertos de los republicanos.
Lo peor del caso es que la infusión profusa de tanto temor por el retorno del trumpismo, con o sin Trump, como preámbulo de una inminente guerra civil, de parte de los multimedia adictos al Partido Demócrata, se puede volver una profecía autocumplida, debido a que hoy EEUU comporta en su seno todos los elementos disolventes de su sociedad fracturada.