Stella Calloni | DataUrgente
Integrantes de los ejércitos secretos de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) que cometieron miles de atentados y crímenes en varios países de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, fueron partícipes claves en la Operación Cóndor, coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur en los años 70-80.
Entre estos, como se comprobó en documentos y testimonios de Cóndor y en investigaciones de la justicia argentina, que estuvieron acompañando al dictador Augusto Pinochet desde los inicios de esta operación contrainsurgente, los dirigentes de las organizaciones fascistas italianas Ordine Nuovo, Vincenzo Vinciguerra; y de Avanguardia Nazionale, Stefano Delle Chiae, y otros autores de atentados terroristas y asesinatos en la Operación Gladio, modelo de los ejércitos secretos de la OTAN en Italia.
Junto a estos asesoraron a Pinochet importantes integrantes de los grupos terroristas de cubanos de Miami, como Orlando Bosch, Virgilio Paz y otros. Los crímenes cometidos en varios países de Europa “occidental” integran la historia negra de lo que fue la guerra sucia anticomunista, bajo la dirección de la CIA, el MI británico y el control de la OTAN, cuyos responsables y ejecutantes nunca han sido llevados ante la justicia.
En el libro “LOS EJÉRCITOS SECRETOS DE LA OTAN: la Operación Gladio y el terrorismo en Europa occidental” (edición española El Viejo Topo, 2005) el catedrático investigador suizo, Daniele Ganser, Investigador en el l Centro de Estudios para la Seguridad (SS)en el Instituto Federal de Tecnología de Zurich y catedrático en universidades de Francia, da cuenta de una historia de terrorismo en esa región, que ha estado oculta bajo la alfombra durante demasiado tiempo.
Tomando como base un documento original de los servicios secretos militares italianos (SIFAR), fechado el 1ro. de julio de 1959 y titulado “Las fuerzas especiales del SIFAR y la Operación Gladio”, el investigador Ganser realizó un trabajo impactante.
“Este documento probaba que un ejército secreto vinculado a la CIA y la OTAN, llamado Gladio (espada), había existido en Italia durante la guerra fría (…) basándome en fuentes italianas, rápidamente me di cuenta sin embargo de que durante ese periodo los ejércitos llamados Stay-behind (que traduce el autor como “retaguardia” o “quinta columna”) habían existido en los 16 países de la OTAN. Investigaciones posteriores me llevaron a concluir que de los 16 países de la OTAN podían ser excluidos Islandia, sin fuerzas armadas, y Canadá, muy lejos de la frontera soviética”, escribe Ganser.
Sin embargo, el investigador pudo comprobar que también habían existido los ejércitos Stay-behind (secretos) con vínculos indirectos con la OTAN en cuatro países “neutrales”: Suecia, Finlandia, Austria y su nativa Suiza.
En 1990, el primer ministro italiano Giulio Andreotti “se vio forzado a confirmar que había existido un ejército secreto en Italia y en otros países de Europa Occidental que formaban parte de la OTAN” y que, coordinado por “la heterodoxa sección militar” de este organismo, el ejército secreto había sido organizado por la CIA estadounidense y el servicio secreto británico (M16 o SIS) para combatir al comunismo, recuerda Ganser.
Investigado por jueces, parlamentarios, académicos y periodistas, cómo “una red clandestina” a lo largo y ancho de Europa, el nombre en código de estos ejércitos secretos eran en Italia, Gladio, en Dinamarca se denominaba “Ab-salón”, en Noruega “ROC”, en Bélgica “Sdras”, y la lista sigue…
“En cada país el servicio de inteligencia militar ponía en funcionamiento dentro del Estado al ejército secreto siempre en colaboración estrecha con la CIA y el M16 y a espalda de los parlamentos y la población”, cita Ganser, mientras que el encargado de coordinar las redes a nivel internacional era el “Allied Clandestine Comnittee” (Comité Aliado Clandestino CAL) que también se llamó de Coordinación y Planificación.
De Gladio a Cóndor
Las investigaciones sobre la Operación Cóndor, activadas después del asesinato el 21 de septiembre de 1976 en Washington del ex ministro chileno Orlando Letellier (una de las más importantes figuras del gobierno de Salvador Allende, derrocado por los militares chilenos y la CIA en septiembre de 1973, en un atentando que se produjo en el barrio de las embajadas el 21 de septiembre de 1976, se dinamizaron con el descubrimiento en diciembre de 1992 de algunos documentos claves, en el Archivo del Terror de la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay (1954-1989).
Un grupo de terroristas cubanos de Miami colocó una bomba debajo del automóvil de Letelier durante la noche del 20 de septiembre, cuando dejó el automóvil en la puerta de su casa y bajó acompañado por su secretaria Roni Moffit y el esposo de esta.
Entre estos documentos, la desclasificación de archivos y las investigaciones de distintos autores, se encontraron los datos de los fascistas italianos, no cualquiera, sino algunos de los más importantes criminales de los ejércitos secretos de la OTAN en Europa, como Delle Chiaie y Vinciguerra.
Delle Chiaie estuvo refugiado en España, bajo la dictadura de Francisco Franco, junto al jefe fascista italiano Valerio Borghese (“príncipe negro” o “príncipe Borghese”). Este líder fascista, miembro de la organización terrorista Ordine Nuovo, había sido salvado por el agente de la CIA James Angleton, después de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando, a pesar de la guerra sucia anticomunista en 1968, “los votos combinados de los socialistas y comunistas derrotaron a la Democracia Cristiana Italiana (DCI), Borghese, con la estrecha colaboración de la CIA estadunidense”, como señala Ganser, y los hombres de Gladio intentaron el segundo golpe de Estado en Italia el 7 de diciembre de 1970.
El primer golpe en ese país sucedió en 1964 mediante la Operación Piano solo, durante la cual, masiva y sorpresivamente, se detuvo a líderes políticos y sindicales de la izquierda italiana, y también lo hizo en los 70, llevándolos a una ‘prisión controlada’, por Gladio en Cerdeña. Esta segunda acción golpista se realizó bajo el nombre en código de Operación Tora Tora, “recordando el ataque japonés a las naves norteamericanas en el puerto de Pearl Harbour”.
La investigación de Ganser evidencia que durante cuatro décadas —desde los años 50— actuaron estos ejércitos secretos en las acciones terroristas de la contrainsurgente Operación Gladio y otras similares bajo diversos nombres en los países europeos y que estaban integrados por connotados fascistas, que además de su acción terrorista en Europa, y en nombre de la “lucha anticomunista”, estuvieron detrás de varios de los más impactantes crímenes de la Operación Cóndor, lo que no pudo haber sucedido sin que lo supieran los jefes de la OTAN.
Delle Chiaie y Vinciguerra, entre otros, viven como “testigos protegidos” en Italia, en realidad “protegiendo” a los servicios secretos de los países europeos, funcionarios y civiles que fueron parte de esa “guerra sucia”. A estos y a los servicios de inteligencia italianos, franceses, alemanes, belgas, así como a los jefes de la OTAN de esos años, deberían citarlos a declarar en los juicios sobre la Operación Cóndor en América Latina y por los crímenes en la Europa de la post guerra.