Comunicación: Las estrategias para las guerras

Fabrizio Casari | Internacionalist 360°

Las guerras siempre se han librado para conquistar territorios, para saquear las riquezas del mar, la tierra y el subsuelo, por el control estratégico de las rutas marítimas y aéreas. Hoy también se libran guerras para evitar el crecimiento de la competencia en los mercados, para redefinir la estructura de la gobernanza mundial, donde chocan una visión unipolar y una multipolar.

Junto al desarrollo de los sistemas tecnológicos, la nueva arma que se considera decisiva en los escenarios bélicos es la comunicación, porque en la era de la bulimia informática, las guerras también se ganan o se pierden por la forma en que se cuentan.

Paradójicamente, la opinión que se forma sobre una determinada guerra a veces cuenta tanto como su aspecto militar. Porque la batalla termina, mientras su comunicación continúa y transmite valores, sentimientos, convicciones y produce sentido común, que son tan importantes como el relato militar. Las derrotas se superan, pero las opiniones sobre la derrota se asientan y tienen un peso histórico.

Por eso los medios internacionales han enterrado en silencio las dos últimas derrotas contundentes de la OTAN: la primera en Siria, a manos de rusos, sirios, iraníes y Hezbolá; el segundo en Afganistán, donde la derrota se vio agravada por la humillación a manos de los talibanes, hasta el punto de que Macron dijo que la OTAN tiene “muerte cerebral”.

Es cierto que Estados Unidos fue el primero en considerar el valor de la comunicación en la defensa de sus intereses. Freedom House nació a instancias de FD Roosevelt, en 1941, cuando se crearon varias asociaciones en Estados Unidos cuyo objetivo era preparar ideológicamente al país para la guerra. Se conocieron poco antes del ataque a Pearl Harbor y establecieron un hogar común en Nueva York llamado Freedom House.

En 1982, la administración republicana encabezada por Ronald Reagan decidió acelerar la penetración y la maquinaria propagandística estadounidense en escenarios de crisis. La NED (National Endowment for Democracy) nació y asumió el papel de catalizador de las agencias dedicadas a la desestabilización política y militar.

Hoy, la NED es la matriz de una serie de agencias gubernamentales (y otras privadas, pero políticamente afines) que se encargan de organizar los procesos de cambio de régimen y de trasladar los inconfesables intereses norteamericanos al plano de la comunicación positiva. En otras palabras, guerra y dominación de todo el planeta para financiar y sostener el modelo estadounidense en crisis.

La lección vietnamita

Hace unos días fue el aniversario de la masacre de Mi Lai en Vietnam. Vietnam fue la primera guerra documentada por la televisión, que jugó un papel fundamental en contar una verdad diferente a la propuesta por el gobierno. La documentación de ese horrendo crimen asestó un golpe mortal a la imagen de Estados Unidos.

Para el Pentágono surgió una cuestión estratégica: si no se podía evitar la presencia de los medios, era necesario aprender a utilizarlos. Por eso el Pentágono dedica ingentes recursos a la manipulación de la información y la desinformación, gran parte de los cuales van a parar a la industria editorial, que inevitablemente se ve afectada.

También está presente en la industria del entretenimiento y en producciones televisivas y cinematográficas, compra espacio para sus campañas de autopromoción e imagen. Ningún otro anunciante tiene un presupuesto tan grande, lo que significa que nadie más tiene tanta consideración, lo que muchas veces conduce a una identificación real del periodismo con la agenda del anunciante.

La adhesión de la información a las razones de los militares está dictada tanto por parte del establishment como de las élites. En este sentido, el papel de los grandes medios es muy similar al de una oficina de prensa del establishment, que trabaja antes, durante y después de los acontecimientos para que se acepte lo inaceptable.

Después de todo, las categorías básicas de una buena oficina de prensa son puntualidad, credibilidad y confiabilidad. Pues bien, la comunicación de guerra tiene precisamente estas características: es puntual porque brinda apoyo en tiempo real, confiable porque se cree que verifica información y creíble porque no publica noticias inexistentes. Pero sobre todo es único porque actúa en ausencia de disidencia o incluso de simples fuentes alternativas de información.

La credibilidad es un activo fundamental para un mensaje. Pero aquí es donde el medio es más importante que el mensaje: la credibilidad de los militares supera la falta de credibilidad de las noticias en sí. Con el apoyo de los medios, lo imposible se vuelve probable y lo increíble se vuelve creíble.

¿El mejor ejemplo? Hacer creíble la existencia de las “bombas inteligentes” es como difundir el concepto de “guerra humanitaria”. Se ha producido la mutación generacional: la información, que debería haber sido el perro guardián del poder, se ha convertido en el ruiseñor del poder.

El cambio en el modelo de comunicación

La comunicación de guerra se transformó con la primera guerra contra Irak. Por primera vez se prohibió el acceso a la prensa independiente: ningún periodista, fotógrafo o camarógrafo de televisión podía entrar en el teatro de la guerra sin estar bajo el estricto control de los militares. Nacía el periodismo empotrado: la transformación del periodismo crítico en un periodismo que cuenta lo que los militares le permiten contar: finalmente una oficina de prensa del aparato militar.

Para reducir la poderosa oposición internacional a la guerra, las imágenes de muerte y destrucción estuvieron completamente ausentes de las pantallas y páginas de los periódicos. Querían transmitir la idea de una guerra sin bajas civiles, “quirúrgica” en el ataque a objetivos militares, “inteligente” como los misiles Patriot. Era falso, como eran falsas las pruebas sobre armas químicas que Colin Powell mostró a la ONU.

Desde un punto de vista tecnológico, la guerra en la antigua Yugoslavia y la ofensiva de la OTAN contra Serbia en 1999, dieron una nueva dimensión a la relación entre guerra e información. De hecho, fue la primera guerra enriquecida en tiempo real por la red de telecomunicaciones.

El tiempo de difusión de la noticia se redujo a cero gracias al envío de correos electrónicos a testigos directos y a la convergencia de medios tradicionales como la radio y nuevos medios como Internet, mientras la censura militar seguía impidiendo que la opinión pública conociera la evolución real del conflicto

La comunicación de la guerra en los Balcanes tuvo méritos incuestionables, transmitiendo el oxímoron de “guerra humanitaria” como creíble y reconstruyendo la historia para conveniencia imperial. A la antigua Yugoslavia se le han asignado conceptos horribles como el de guerra étnica, ocultando que los primeros en aplicarlo fueron los incipientes Estados Unidos hacia los nativos americanos.
Las guerras de la OTAN retratadas como un videojuego

Hoy, las dinámicas de la guerra están expuestas a la mayor manipulación mediática. Las principales redes internacionales documentan las guerras de diferentes maneras, dependiendo de quién sea el atacante. En las guerras de la OTAN, las imágenes son las de lanzamientos de misiles Patriot desde portaaviones, desde la estela que surca el cielo hasta las detonaciones posteriores.

Parecen de un videojuego y la distancia de las deflagraciones solo proyecta las explosiones y no los efectos en el suelo sobre casas y personas. El lanzamiento y la llegada del misil se promocionan como un signo de fuerza, pero las bajas inocentes que causa se ocultan cuidadosamente. Se evita la dimensión emocional para reforzar la dimensión cognitiva de los motivos de la guerra.

Si, por el contrario, son los enemigos de Occidente los que están luchando, entonces las imágenes se invierten. Se destacan los muertos y la destrucción, y se construyen y amplifican las historias más desgarradoras, con los niños y los ancianos como sujetos privilegiados. En definitiva, se intenta construir la indignación y la oposición a la guerra a partir de las emociones que suscita, independientemente de las razones que la motivan.

Luego está el método de las guerras olvidadas. Son todas aquellas guerras que, aunque destruyen países enteros, son desatadas por los aliados de Estados Unidos sin la intervención directa de las tropas occidentales. El ejemplo más clásico es la guerra de Yemen, liderada por Arabia Saudí, que en pocos años ha causado dos millones de muertos ante la ausencia absoluta de imágenes y palabras en los grandes medios de comunicación.

Las palancas del golpe

Lo mismo sucede en las llamadas “primaveras”, los golpes de Estado organizados por Estados Unidos y la UE en todo el mundo. Fue uno de los inventos más importantes de la doctrina militar estadounidense de los últimos veinte años, después de la guerra de baja intensidad.

El sentimiento que anima los levantamientos populares, siempre en la historia de estos últimos contra los primeros y siempre en busca del progreso y la libertad de los pueblos, ha sido trasladado por medios imperiales.

Gracias a la manipulación de la comunicación se vende al mundo la idea de que la libertad y la independencia se identifican con el imperio occidental y la falta de ellas en los países que no se han sometido al imperio.

La injerencia y posterior intervención en los distintos países se construye con fondos, personal y políticas ad hoc y el entrenamiento sobre el terreno de los grupos destinados a ser protagonistas del golpe lo forman las falsas ONG que complementan las actividades de los países americanos y europeos.

En materia de comunicación, se establecen una serie de códigos de conducta, basados en:

a) Construcción de una mala imagen del gobierno, generalmente acusado de represión, corrupción, ineficiencia y autoritarismo. Según el caso y cuando la situación lo permite, se añaden al menú el nepotismo o la violencia social incontrolable, la inseguridad y la discriminación étnica.
B) Con el fin de convencer a la opinión pública de una posible alternativa, se crea y difunde una imagen de la oposición independientemente de su existencia real. Los medios de comunicación presentan una oposición democrática y pacífica, concebida sobre la base de los valores de la libertad frente a la tiranía, que añora el modelo de vida occidental que le está vedado por el control criminal del gobierno autocrático.
C) Desencadenamiento de la revuelta vendida como “espontánea” y narración del paulatino involucramiento de gran parte de la población. La narración proporciona un casus belli circunstancial, que sin embargo desencadena la revuelta a fuego lento. El papel de los universitarios es decisivo, como en todo movimiento de protesta y en toda revuelta, y la escalada de la crisis se da con el asesinato aparentemente no provocado de una o varias personas, de lo que puede surgir un nivel más agresivo de protesta.
Una parte importante del guion consiste en imágenes que evocan sentimientos positivos a los que el gobierno responde con dureza, provocando la deserción de militares y policías, funcionarios y embajadores que denuncian al gobierno para el que siempre han trabajado y se identifican con el levantamiento.
D) Los hechos se oscurecen en la parte donde se registran los alborotadores armados y el comportamiento de los delincuentes, y en cambio se exaltan al producir imágenes dramáticas de la reacción del gobierno, ya sea falsa o real. Como en las guerras convencionales, la manipulación de imágenes y textos corresponde al ocultamiento de motivos.
E) El odio puro se destaca en la conducción del golpe, pero es omitido por el sistema mediático, que en su lugar difunde imágenes de carácter romántico en apoyo a la revuelta. El pianista, el signo de la victoria de Churchill, las lágrimas, las consignas y los abrazos se convierten en las imágenes en torno a las cuales se cuentan los justos. Los cuales, que quede claro, casi siempre son hermosos, puros y convincentes en su descripción del cambio.
F) También lo son porque expresan conceptos en frases cortas con efecto emocional, sobre las que contar el siguiente paso que transformará esas mismas frases en un meme mnemotécnico capaz de penetrar cualquier desconfianza cognitiva de quienes invierten la historia.

La información, por tanto, es un arma estratégica para cualquier guerra, ya sea adquirida o sufrida. Pero su condición por defecto es la ósmosis absoluta entre los sistemas político, financiero, mediático y militar.

Lo que está en juego es representar un mundo libre que lucha contra aquellos que se le oponen: el primero es por definición “libre”, el segundo solo puede ser “dictatorial”. No se admiten conceptos plurales ni modelos diferentes de democracia y libertad: la crisis de la dominación unipolar es demasiado profunda para ser abordada con principios liberales.

No sólo contra el socialismo o el independentismo: también el pensamiento liberal y la democracia, vendidos como su doctrina, se han convertido en enemigos de quienes dicen representarlos.

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