Yosbel Bullaín | Prensa Latina
* Estados Unidos continúa sus acciones injerencistas contra Nicaragua con el ánimo de destruir la Revolución sandinista, cuyo proyecto social se enfoca hoy en el bienestar del pueblo.
El más reciente acto de ese tipo ocurrió hace pocos días, cuando el candidato a embajador de Estados Unidos ante Nicaragua, Hugo Rodríguez, en un discurso en el Senado arremetió contra la nación centroamericana.
El gobierno nicaragüense rechazó de inmediato la actitud de Rodríguez, y calificó sus palabras como injerencistas e irrespetuosas, al tiempo que decidió retirarle el beneplácito al postulante como embajador de Estados Unidos aquí.
En un mensaje al Secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, el canciller nicaragüense Denis Moncada expresó que tales declaraciones se hicieron desconociendo los principios del derecho internacional, la carta de Naciones Unidas y la convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.
De ese modo, las afirmaciones del diplomático de la nación norteña dejaron clara su intromisión en los asuntos internos de un país soberano, al escucharse expresiones como “promover los intereses de Estados Unidos en Nicaragua”, entre otras.
Pero… ¿cuáles son esos intereses?
Para el analista político Jorge Capelán, los verdaderos objetivos de Washington en Nicaragua son los mismos desde hace 200 años: impedir la prosperidad de la nación.
“Una Nicaragua próspera y en paz es la llave para unir a la región, y la unidad de la región significa el fin de la Doctrina Monroe y de la doctrina del Caribe como «Mare Nostrum» estadounidense, explicó Capelán en declaraciones a Prensa Latina.
Por tales motivos –dijo-, no causa sorpresa que este propuesto embajador haya hablado en el Senado de «poner presión sobre el terreno» contra el gobierno sandinista, pero Nicaragua es un país soberano y no acepta esas «presiones», comentó el analista.
En esa línea, el director del Centro Regional de Estudios Internacionales (CREI), Manuel Espinoza, calificó las intenciones del diplomático como “oscuras y perversas”, pues no traían nada nuevo para mejorar las delicadas y complejas relaciones existentes con la Casa Blanca.
“En su discurso él no expresa nada sobre mejorar el entendimiento, procurar unas mejores relaciones de respeto, de acuerdo al derecho internacional, sino que escuchamos medidas de injerencia e intervencionismo”, destacó Espinoza.
De acuerdo con el director de CREI, Estados Unidos no entiende al pueblo nica porque tampoco quiere entender su historia, “por eso cualquier otro país en la región podrá permitirle ese tipo de intervenciones, pero no en Nicaragua y menos con líder como el comandante Daniel Ortega”.
A decir de Espinoza, la decisión de retirarle el beneplácito a Rodríguez es una medida de política exterior correcta, anticipada y educadora, tanto para aquellos nicaragüenses convencidos de obedecerle al yanqui agresor, como para los propios Estados Unidos.
En Nicaragua fracasó el proyecto histórico de Estados Unidos, aseguró Capelán y subrayó que desde 2006 el sandinismo les arrebató la hegemonía política, y en el derrotado intento de golpe de 2018 terminaron de hundir en el desprestigio popular a la vieja oligarquía conservadora.
Según el experto, los sectores populares están económicamente empoderados en Nicaragua, y el país sale adelante y está firmemente anclado en la naciente realidad multipolar, con fuertes relaciones con Rusia, China, Irán y otras naciones.