Desde hace décadas circulan rumores de posibles relaciones entre el clan de los Bush y el régimen de Hitler, continuadas incluso después del estallido de la II Guerra Mundial. Un diario dice ahora tener pruebas.
El diario británico «The Guardian» publicó documentos recientemente desclasificados por los Archivos Nacionales de Estados Unidos. De ellos se desprende que una empresa dirigida por Prescott Bush (1895-1972), un abuelo del actual presidente, contribuyó al esfuerzo bélico del Tercer Reich y se benefició de ello.
Según el «The Guardian», Prescott Bush fue representante en EE.UU. del industrial alemán Fritz Thyssen, que financió a Hitler en los años 30. Bush, agrega el diario, fue director de la Union Banking Corporation (UBC), con sede en Nueva York, que representaba los intereses de Thyssen en Estados Unidos, y continuó trabajando para el banco también luego de la entrada de su país en la guerra.
Thyssen era propietario de una las mayores acerías de Alemania y se hizo rico con los encargos de armamento del régimen de Hitler. Uno de los pilares del imperio internacional de Thyssen era UBC, que trabajaba exclusivamente para un banco holandés controlado por el industrial alemán, agrega el diario.
Trabajos forzados en Silesia
UBC a su vez vendió en los años 20 bonos del tesoro alemanes por un valor de más de 50 millones de dólares a inversionistas norteamericanos. En 1926, Prescott Bush fue nombrado vicepresidente de UBC.
Prescott Bush se concentró en la administración de dos acerías en Silesia, en las inmediaciones de Auschwitz. Una de ellas fue vendida finalmente por Thyssen a UBC. Prescott Bush, en el ínterin presidente de UBC, la integró en la empresa norteamericana Silesian American Corporation.
Seis días después del ataque japonés a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, el presidente Roosevelt firmó la «Ley sobre el Comercio con el Enemigo», que penalizaba las relaciones comerciales también con Alemania.
Como si nada hubiera sucedido
Prescott Bush logró que la acería junto a Auschwitz continuara trabajando, como si nada hubiera sucedido. La mayoría de los trabajadores eran ya internados de los campos de concentración y prisioneros de guerra, agrega «The Guardian».
En octubre de 1942, las autoridades norteamericanas pasaron a la acción. La UBC y la Silesian American Corporation fueron decomisadas y puestas bajo directo control del gobierno. Los negocios con la Alemania nazi cesaron. No fue sino en 1951 que las autoridades devolvieron UBC a sus antiguos propietarios. Prescott Bush recibió 1,5 millones de dólares.
Con ese dinero financió el comienzo de su propia carrera política y la primera empresa de su hijo George, la empresa petrolera Overbey Development Company. Cuando George Bush sénior fue elegido vicepresidente, en 1980, dio su patrimonio en administración fiduciaria a su amigo William Farish III, uno de los hombres más ricos de Texas.
Tres libros de próxima aparición
Su abuelo había dirigido la cooperación entre la Standard Oil y el gigante alemán de la industria química IG Farben. Harry Truman, por entonces senador, había calificado los negocios de Farish con la Alemania nazi de «al borde de la traición a la patria».
Organizaciones judías exigen hasta hoy en EE.UU. que la familia Bush aporte 1,5 millones de dólares a un fondo de indemnización para las víctimas del genocidio, ya que con ayuda de Prescott Bush fueron explotados trabajadores forzados, que fabricaron las armas con las que más tarde fueron matados soldados aliados.
La existencia de lazos entre el abuelo de George W. Bush y las empresas que colaboraron con Hitler es abordada también en tres libros de próxima aparición en Estados Unidos y cuyos autores son la periodista Eva Schweitzer, el ex fiscal federal y hoy comentarista de TV John Loftus y el también periodista John Buchanan.
Fuente: Global News