Sputnik
A medida que se aproxima el invierno, los líderes occidentales se verán ante la tentación de dar la espalda a Ucrania y aceptar una oferta de paz de Rusia, opina el columnista de ‘The Telegraph’, Richard Kemp.
«Ucrania está a punto de entrar en un período de máxima vulnerabilidad con la llegada al escenario del aliado tradicional de Rusia, el general Invierno, y un ajuste de la tuerca de la energía que el Kremlin hace a los temblorosos partidarios europeos de Kiev», escribe Kemp en un comentario titulado «A Ucrania solo le quedan tres meses para prevenir una traición invernal».
El articulista recuerda que Rusia ya redujo en un 60% el suministro de gas a Europa en junio pasado.
«Los países están considerando cómo minimizar el daño económico a sus ya perjudicadas economías a medida que se acerca el invierno, incluida la reducción drástica del consumo de gas por los consumidores domésticos, para quienes una de las pocas opciones realistas es una subida de precios aún más pronunciada.
El consiguiente descontento generalizado de los votantes centrará la atención de los políticos y los obligará a reconsiderar su ya vacilante compromiso con Ucrania y, en particular, las duras sanciones a Rusia que han demostrado no tener el efecto deseado», señala Kemp.
El columnista supone que Putin presentará una propuesta de alto el fuego en la cumbre del G20 en noviembre, condicionando la paz al mantenimiento del Donbás, Crimea y los territorios bajo control ruso en la costa sur de Ucrania, y que su mensaje resultará atractivo tanto para el presidente de EEUU, Joe Biden, como para los líderes europeos.
Los líderes se verán tentados a aceptar la oferta de paz de Putin, retirando el apoyo al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, asegura Kemp y destaca que, hasta ahora, se ha dicho que un conflicto de desgaste favorece a Ucrania, pero es algo que está a punto de someterse a una prueba seria.
De acuerdo con él, por lo general, a lo largo de su historia Rusia ha sabido recurrir a sus vastos recursos y mano de obra. Mientras que los ucranianos dependen por completo de armas, equipos e inteligencia extranjeros.