Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad del Caribe y de Cuba rindieron homenaje a las víctimas del atentado terrorista contra el avión de cubana, el 6 de octubre de 1976, cuando perdieron la vida 73 personas.
Cómo imaginar qué siente Tin Cremata mientras el Presidente Díaz-Canel pone la mano en su hombro y la voz se le desgarra. Imposible saberlo.
Justo a su espalda se erige el Monumento a las víctimas del crimen de Barbados, y el Jefe de Estado recuerda al niño que era Tin 46 años atrás, cuando aquel acto de terrorismo lo privó «de su más entrañable compañero de juegos, de su mejor maestro, de su guía», de su padre.
Frente a ellos se encuentran una veintena de personas. Más que jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad del Caribe o miembros de la delegación cubana que acompaña al Presidente de la República, en ese momento son solo mujeres y hombres unidos por sentimientos de amistad y dolor. Son mujeres y hombres que se han reunido allí para rendir honores, en nombre de muchos, a las 73 personas que en aquel momento les arrebataron la vida, y condenar la barbarie del terrorismo.
A unos pocos metros está el mar, cuya inmensidad constantemente recuerda el horrendo crimen. El batir de las olas se escucha a veces entre las palabras de los amigos del Caribe que han querido dejar testimonio de las fortalezas de «esta familia compuesta por la CARICOM y Cuba».
Veinticuatro años atrás aquí había estado también el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para inaugurar el «sencillo pero emotivo monumento» que evoca ese monstruoso hecho, como lo catalogara en sus palabras de entonces. Desde ese día, cada 6 de octubre, representantes del pueblo y el Gobierno de Barbados se dan cita en este simbólico lugar para conmemorar esta tragedia y reflexionar sobre la crueldad del terrorismo.
Justo desde hoy, cada 6 de octubre, se celebrará el Día de CARICOM-Cuba contra el terrorismo, en memoria de las personas que murieron en esa fecha. Así lo acordaron este martes los jefes de Estado y de Gobierno asistentes a la VIII Cumbre CARICOM-Cuba, porque como dijera la primera ministra de Barbados, Mía Amor Mottley, «el recuerdo de esas víctimas debe siempre inspirarnos para preservar a nuestro Caribe como Zona de Paz».
No existen recetas mágicas contra el dolor, tampoco para la vida. Escuchar a los amigos hablar de amor, compromiso, solidaridad, apoyo… emociona hasta lo indecible. En medio de la vorágine de la ciudad que continúa su ritmo alrededor del homenaje, las palabras de los amigos demuestran que no hay pequeñas historias, ninguna lo es cuando las huellas del dolor no podrán ser borradas jamás de la memoria de las familias cubanas.
El Caribe honró este martes la vida y condenó la injusticia. Este sitio, este memorial, patentizó el Presidente cubano en la Bahía de Payne, confirman que «Cuba solo puede estar en la lista ꟷsi existieraꟷ de las víctimas del terrorismo».
«Si estamos hoy aquí, junto al joven que fue aquel niño, rindiendo tributo a su padre y a las demás víctimas de un crimen tan deleznable, es porque los buenos ganan a la larga. Cuba salvó al amor de las garras del odio».
Las palabras del Presidente Díaz-Canel duelen, escucharlo con la voz quebrada a ratos por las emociones, imaginar la desesperación de aquellas personas y luego de sus familias, recitar en medio de tanta inmensidad los versos de «Mi bandera», poesía escrita por Bonifacio Byrne… son hechos que hablan de amor, jamás de odio.
Solemne y conmovedor resultó el homenaje. La Primera Ministra de Barbados pidió un minuto de silencio en memoria de aquellos que más de cuatro décadas atrás perdieron injustamente su vida. Desde aquí Cuba también honra y hace silencio; desde aquí, Cuba también llora.
Frente a la inmensidad del mar de Barbados es imposible no estremecerse entonces cuando la primera de las ofrendas florales colocadas junto al Monumento va en manos del Presidente cubano y el entrañable Tin Cremata. Es, de muchas maneras, un homenaje de Cuba a la vida.