Viktoria Nikiforova*
* Durante muchas décadas, Estados Unidos proporcionó a sus vasallos un «paraguas de seguridad». Ahora (por primera vez en mucho tiempo) existe la sensación de que este paraguas está lleno de agujeros. Un momento histórico, por supuesto.
La aparición de la fragata rusa «Almirante Gorshkov» con los ultrasónicos misiles «Zircon» a bordo dejó una impresión imborrable en la comunidad mundial, convirtiéndose en la noticia número uno de Año Nuevo.
La reconstruida nave (inicialmente fue botada en 2018) fue puesta nuevamente en servicio el pasado 4 de enero por el presidente Vladímir Putin.
Equipada con los “Zircon”, la fragata emprendió un largo viaje por los océanos Atlántico e Índico, así como por el mar Mediterráneo. El presidente ruso enfatizó específicamente que «seguiremos desarrollando el potencial de combate de las fuerzas armadas, produciendo modelos prometedores de armas y equipos que protegerán la seguridad de Rusia en las próximas décadas».
El ministro de Defensa Serguei Shoigu, explicó que el propósito de la campaña es «contrarrestar las amenazas a Rusia, mantener la paz y la estabilidad regionales junto con países amigos». Otro detalle interesante: «Durante los ejercicios y entrenamientos, se practicarán las acciones de la tripulación para usar armas hipersónicas y misiles de crucero de largo alcance en diversas condiciones ambientales».
En 2020-2022, la “Almirante Gorshkov” ya había realizado ejercicios con esos misiles. Todos los lanzamientos fueron exitosos. En ese entonces las maniobras se desplegaron en el mar de Barents, en el extremo norte ruso. Ahora, como vemos, la geografía de las pruebas de armas hipersónicas ha cambiado un poco. También es interesante conocer cómo se establecerá la cooperación con las flotas de los países amigos: los camaradas chinos, por ejemplo, también tienen una amplia gama de misiles antibuque hipersónicos.
Parecería que todo esto no es más que la rutina habitual de los ejercicios navales. Sin embargo, nuestros estratégicos oponentes anglosajones levantaron un revuelo malsano en torno a esta noticia.
“Una escalofriante advertencia que Rusia está enviando a todo el mundo”, así describe el tabloide británico The Sun la campaña de la “Almirante Gorshkov”. Sus colegas del Daily Mail publicaron una imagen informativa que describe aproximadamente la velocidad y el alcance del “Zircon”, y llenaron el artículo con maldiciones completamente de bazar contra el liderazgo ruso. «Con rabia impotente», como solíamos decir en la época soviética.
En 2019, la “Almirante Gorshkov”, que casualmente navegaba frente a la costa de “Foggy Albion”, ya había alterado los nervios de los británicos. El destructor “Defender” se desplazó de inmediato a hacer el contacto. “The Times”, el principal diario del país, comentó la aparición de la fragata rusa con una nota sumamente estúpida: supuestamente, había un arma secreta a bordo que provocaba desde gran distancia alucinaciones y náuseas en el “enemigo potencial». Digamos: el buen inglés saldría a la playa, miraría el barco ruso en el horizonte y eso sería todo, directo “al manicomio». No sé, ¿quizás deberían beber menos por allí?
Las publicaciones estadounidenses también apuntaron que la “Almirante Gorshkov” se había hecho a la mar con los “Zircon” a bordo. “The New York Times” destacó que hoy en día se están desarrollando misiles hipersónicos en muchos países del mundo. El prestigioso diario «no tiene confianza» en que los misiles rusos «funcionen tal como se anuncia». Sin embargo, los periodistas se vieron obligados a señalar que, según expertos independientes, los desarrollos hipersónicos estadounidenses son notablemente inferiores a los rusos.
De hecho, el hipersonido en los Estados Unidos todavía está en la etapa de prueba, y la gran mayoría de los lanzamientos terminan sin éxito. Solo en diciembre fue posible por primera vez probar con éxito el sufrido misil “Arrow” (su velocidad es casi la mitad que la del “Zircon”), con el que el Pentágono ha estado jugando durante varios años.
Sin embargo, desde la primera prueba hasta la producción en serie, el camino es muy largo. Oficialmente, se cree que los primeros misiles hipersónicos deberían aparecer en Estados Unidos este verano. Muchos analistas militares estadounidenses piensan de manera diferente: «Todavía tenemos muchos años antes de la aparición de productos hipersónicos fabricados en masa».
Pero no es sólo la falta de armas hipersónicas. En 2018, el entonces subsecretario de Defensa de EE. UU., Michael Griffin, dijo ante el Congreso: «No tenemos sistemas (hipersónicos) capaces de contrarrestar a China y Rusia, tampoco tenemos defensas contra sus sistemas».
Al mismo tiempo, se instruyó al Ministerio de Defensa para que desarrollara sistemas de defensa adecuados contra las armas hipersónicas. Cientos de millones de dólares se vierten en estos programas cada año. Los resultados aún no están claros. En cualquier caso, los portaaviones estadounidenses todavía tienen el sistema “Aegis”, que es categóricamente incapaz de interceptar los “Zircon”. Esto, por cierto, también fue notado por el ministro Shoigu, al dar la orden de zarpada del «Almirante Gorshkov» para su navegación y ejercicios.
Hace un año, los estadounidenses analizaron la opción de proteger sus portaaviones. Se propuso poner en órbita satélites que rastrearían el momento mismo del lanzamiento de un misil hipersónico, transmitirían datos en tiempo real sobre su vuelo a naves equipadas con el sistema “Aegis”, y desde allí se lanzaría un misil SM-6 para interceptarlo. Como dijo el vicealmirante de la Marina de los EE. UU. John Hill: «En la actualidad, esta es nuestra única defensa posible contra las armas hipersónicas».
Cómo funcionará este sistema en la realidad y si funcionará en absoluto, no hay certeza. Hasta ahora, en todo el mundo, los misiles hipersónicos siguen siendo cariñosamente llamados «asesinos de portaaviones». Quizás fue esta circunstancia la que provocó una reacción tan nerviosa de nuestros oponentes anglosajones. Es probable que no haga falta explicar que en este momento cinco portaaviones estadounidenses están flotando en el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.
Durante muchas décadas, Estados Unidos proporcionó a sus vasallos un «paraguas de seguridad». Ahora (por primera vez en mucho tiempo) existe la sensación de que este paraguas está lleno de agujeros. Un momento histórico, por supuesto.
En la conferencia de prensa tradicional, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, se negó a comentar sobre la campaña de la “Almirante Gorshkov”. «Nosotros no participamos en ejercicios de propaganda», remarcó con frialdad.
Sin embargo, mientras decía esto, los punteros del Departamento de Estado aparentemente ya estaban volando hacia la embajada estadounidense en Moscú. Porque, literalmente, al día siguiente, la fragata aún no había logrado pasar la costa inglesa cuando la embajada de los Estados Unidos se dirigió a todo el pueblo ruso.
En un video editado con mucha prisa, la embajada les dice a los rusos cuánto los aman en Estados Unidos. Ahora resulta que derrotamos a Hitler juntos, ¡qué sorpresa!, hasta aquí, por lo contrario, todo parecía como si Brad Pitt los hubiera vencido solo. Y de repente conquistamos el espacio juntos: aquí, obviamente, se propone olvidar la histeria antisoviética que difundieron los medios estadounidenses después de nuestro Sputnik y después del vuelo de Gagarin. También resulta ser que nuestra cultura en Estados Unidos es muy querida: la música, el baile, «El cascanueces», un paquete completo.
Pero bueno y perdonen. ¿Quién entonces maldijo a Rusia y a los rusos, robó nuestro dinero y bienes, suministró armas con las que mataron a nuestra gente, amenazó por boca de sus políticos seniles con lanzar bombas sobre Moscú, para matar a Putin? ¿Por qué de repente tal inversión? Como dicen en la Marina, «todo de golpe».
Estos son los nerviecitos que comenzaron a atormentar a nuestros oponentes estratégicos. Se cambiaron con urgencia los zapatos en pleno vuelo y pidieron la paz. “Todo esto es indigno de ustedes”, pretende inculcarnos a los rusos la embajada estadounidense, refiriéndose a la Operación Militar Especial (OME) en Ucrania, “díganle No a la guerra”…
La insolencia es una segunda felicidad, en verdad. Destruirnos con las manos de sus apoderados ucranianos y al mismo tiempo instarnos a protestar contra la guerra. Simplemente no cabe en mi cabeza. Echen un vistazo a la fantástica cobardía de la antigua potencia hegemónica. En este video sobre cómo los estadounidenses aman a los rusos, Ucrania parece no existir. El mensaje principal: no estamos en guerra, no es necesario que nos toques, estamos en casita. ¡Por Dios!, ya es hora de que los estadounidenses cambien su lema de “In God We Trust” a «¿Para qué estamos?»
Es poco probable que los rusos de hoy puedan ser comprados con divagaciones tan baratas. Memoria histórica, como se sabe. «El pueblo alemán nunca ha albergado sentimientos hostiles hacia los pueblos de Rusia», estas palabras fueron el comienzo de la sangrienta ocupación de nuestras tierras por parte de los invasores nazis. También nos amaban increíblemente, según sus propagandistas, y soñaban con sacarnos de la «prisión de los pueblos». Veintisiete millones de vidas fueron arrebatadas por estos inhumanos, mientras al mismo tiempo nos bombardeaban con panfletos con garantías de eterna amistad. Los «oponentes» estadounidenses no deberían haber disimulado tan abiertamente a los nazis.
* Economista y periodista
Esta nota fue publicada por RIA Nóvosti, traducción y adaptación Hernando Kleimans.
Fuente: PIA