La parte de la ONU que aprueba la resolución contra el bloqueo a Cuba es su órgano más democrático: La Asambblea General, no el Consejo de Seguridad que por composición, origen y prerrogativas resulta absolutamente antidemocrático. Otra cosa es que las decisiones de la Asamblea General no obligan a los estados miembros a su cumplimiento y por ende, aunque tienen un valor político y simbólico, Estados Unidos ha podido seguir ejerciendo, e incluso incrementar esa política, la más reiterada y ampliamente condenada por la inmensa mayoría de los gobiernos del planeta.
El esecenario de la Asamblea General de la ONU, en ausencia de otro con ese alcance, pone en evidencia el aislamiento de la política estadounidense contra Cuba. Pero como diría Boaventura de Sousa en referencia a la democracia liberal, esa Asamblea es una isla de relaciones democráticas en un archipiélago de despotismos económicos, militares, ambientales y de todo tipo. Mientras las luchas de los pueblos, incluyendo los que habitan los Estados Unidos, no cambién el archipliélago que es el mundo todo, un organismo que pretenda representar todas las naciones, como la ONU, no cambiará.
—Todavía queda gente honesta que, en su ignorancia, aún cree que el bloqueo es una excusa utilizada por el Gobierno revolucionario para justificar las carencias materiales existentes en Cuba. ¿Podrías decirles algo para que abran los ojos?
-Esa creencia se debería enfrentar a una lógica muy elemental: Si el bloqueo es una excusa por qué no lo quitan y dejan al gobierno cubano sin ella para que quede al desnudo su responsabilidad en esas carencias. Pero lo que ha ocurrido es que cada vez que desde Cuba se toma una iniciativa para desarrollar una vía de ingresos que pase por encima del bloqueo, el gobierno estadounidense hace algo para impedir su efectividad, y lo hace casi siempre aprovechando su poderío planetario, más allá de la relación bilateral. Así ha ocurrido con la Inversión Extranjera y la Ley Helms, con las remesas y las decisiones de Trump que las impiden, con el turismo y el obstaculizar a los viajeros europeos que visitan Cuba entrar a Estados Unidos, también con la campaña y las presiones para que se cierren los acuerdos de colaboración médica cubana, la lista es casi infinita. Estados Unidos no es cualquier país, es la mayor economía del mundo y el mercado natural de los países de Centroamérica y el Caribe, el área geográfica donde se encuentra Cuba. Habría que preguntarse cuántos días sobreviviría cualquier gobierno de esa región frente a medidas como las que Washington le aplica a La Habana. Todo eso sin agregar las iimplicaciones de la decisión de Trump, mantenida por Biden, de colocar a Cuba con argumentos falaces en la “Lista de países patrocinadores del terrorismo” lo que hace que cualquier transacción bancaria que lleve el nombre de la isla sea bloqueada de manera automática, ya no desde Estados Unidos, sino practicamente desde cualquier país. Repito: Quien tenga dudas de lo que impone ese bloqueo a la economía cubana, que se lo imagine aplicado a otro vecino cercano de Estados Unidos y podrá tener una idea de si es una justificación, o un hecho real y concreto que daña significativamente el desempeño económico cubano. Otra cosa es creer que todo lo que hacemos en Cuba es perfecto y que no cometemos errores, una parte de ellos inducidos por lo que el bloqueo nos ocasiona, incluso la dirección revolucionaria no se cansa de reconocer que hay procederes burocratizados que le añaden de su cosecha a esa realidad muy dañina, que es, sin dudas, el principal condicionante de gran parte de la actividad económica y social en la isla.
—El presidente Miguel Díaz-Canel realizó un viaje oficial el pasado mes de noviembre. Los destinos fueron países ciertamente relevantes como Argel, Rusia, Turquía y China. ¿Qué repercusión tuvo para la Isla? ¿En qué se tradujo?
Ese viaje permitió restaurar lazos económicos, renovar suministros, incluyendo energéticos, abrir nuevas posibilidades de inversión, cancelar deudas y retomar créditos. Todo eso resulta esencial para enfrentar los efectos de la guerra económica recrudecida por Trump y mantenida por Biden en medio de la panemia de Covid 19, uno de cuyos objetivos es dejar a Cuba sin combustibles y privarla de todo tipo de acceso a financiamientos y créditos.
—Tras la desaparición física de Fidel, primero, y el relevo a Raúl en 2019, después, la contrarrevolución esperaba el fin del socialismo en Cuba. Pero Díaz-Canel es continuidad y, por enésima vez (ya van unas cuantas), volvió a sentirse frustrada. ¿Cómo valora el pueblo al presidente?
El compañero Miguel Díaz-Canel no sólo ha tenido que asumir el desafío de continuar la obra encabezada por Fidel y Raúl, personalidades dotadas de la autoridad histórica que otorga ser proagonistas y líderes de la epopeya que liberó al país del yugo estadounidense, derrocó la dictadura baistiana, y desarrolló al país frente al acoso imperialista, sino que ha debido enfrentar un recrudecimiento de la guerra híbrida desde Estados Unidos nunca antes visto, junto a un grupo de eventos naturales, agresiones de nuevo tipo utilizando la internet, pandemia, y accidentes de gran magnitud, donde ha mostrado su consagración, inteligencia, firmeza y preparación para, en las más difíciles circunstancias, cohesionar las fuerzas revolucionarias, dar solución a muy complejas problemáticas, varias de ellas inéditas, y mantener en esas difíciles circuntancias lo que él ha denominado resistencia ceativa.
Ese despliegue de trabajo y su sensibilidad para estar cerca de la gente más necesitada en los más duros momentos, le han ganado el aprecio de la mayoría, a pesar de una campaña de guerra psicológica atroz, financiada desde Estados Unidos para desacreditarlo a través e manipulaciones y mentiras, sobre todo en las redes digitales.
—Resulta evidente que, desde la llegada de Internet a la Isla de manera masiva, se ha desatado una nueva guerra contra la Revolución a través de las redes sociales. ¿Está Cuba preparada para combatir con éxito los furibundos ataques? ¿Cómo lo hace?
La preparación para esa guerra requiere, en mi opinión, de tres elementos básicos en los que nos queda mucho por andar:
1.Formación de una cultura crítica a escala masiva que permita a cada cubano orientarse y valorar por sí mismo la información y la desinformación en las redes.
- Creación a nivel individual y colectivo de habilidades para aprovechar al máximo las posibilidades que bridan los dispositivos tecnológicos y la conectividad a internet para la creación y posicionamiento de contenidos de calidad en las redes.
- Articulación efectiva y permanente de todas las fuerzas en disposición de defender la Revolución en las redes.
Para lograrlo es imprescindible entrelazar el papel del sistema educativo, los medios de comunicación, las instituciones estatales y las organizaciones sociales, políticas y de masas. Algo se ha alcanzado cuando se ha podido hacer fracasar campañas en las redes que tienen detrás laboratorios de guerra psicológica, y millones de dólares, en plataformas tecnológicas que, como se ha revelado por medios como The intercept, jerarquizan, censuran y promueven contenidos a la orden de entidades del gobierno estadounidense. Sin embargo, es mucho más, una enormidad, lo que hay que avanzar en la preparación de toda la sociedad para un uso culto, crítico, creativo, humanista y solidario de esas herramientas.
—Yunior García y Archipiélago acabaron desinflándose, como todos los “globos” que infla el imperio en Cuba. La contrarrevolución nunca ha tenido programa ni liderazgo, sólo el dinero que le llega del norte. ¿Qué pensáis en la Isla irredenta cuando la prensa y los gobiernos del capital los erige a la altura de libertadores?
Si se tiene prspectiva histórica, pareciera que esos gobiernos no la tienen, no es muy difícil pensar en cuánto tardarán en sumarse en su previsible desgate a la galería, ya algo numerosa, de personajes construidos al servicio de la propaganda contra Cuba desde 1959 que hoy pocos recuerdan. Y tampoco es descabellado pensar que cuando eso ocurra aparecerá un próximo personaje, como el cleanex extraído de un sobre de pañuelos desechables, que esa maquinaria propagandística lanzará al mercado de la guerra no convencional contra la Revolución cubana.
—Al igual que pasó con el referéndum sobre el Código de las Familias, también la contrarrevolución interna y externa activó una furibunda campaña pidiendo la abstención en las elecciones a las Asambleas del Poder Popular. A pesar de las mentiras vertidas a través de las redes sociales, participó el 68,58% del electorado ¿Qué valoración haces de este resultado, algo más bajo que en otras ocasiones?
Convocar reiteradamente a las urnas en medio del difícil escenario escenario que ha vivido y vive Cuba, donde la vida cotidiana ha sido golpeada por carencias en el abastecimiento de todo tipo de productos, incluidos medicamentos y alimentos, altos déficits de transporte público y sistemáticos cortes eléctricos, que aunque han disminuido en las útimas semanas, aun se mantienen de manera esporádica en algunas zonas del país, es un acto de valentía que revela una profunda confianza en la conciencia del pueblo, suponer que tiene la cultura política suficiente para saber que estamos enfrentando una guerra económica brutal y una campaña de guerra comunicacional para regresarnos a a la subordinación imperialista y el capitalismo dependiente anterior a 1959. Las elecciones de fines de octubre de 2022, que son las que tuvieron ese resultado que refieres fueron para delegados de circunscripción que son la base para las elecciones a diputados a la Asamblea Nacional, que se efectuarán el próximo 26 de marzo. Como dices, ese resultado es más bajo que en otras ocasiones y a pesar de las duras condiciones en que se produjo, corresponde a los revolucionarios cubanos una revisión profundamente autocrítica de lo sucedido en cada lugar. Pero ese resultado es también un desmentido rotundo a quienes afirmen que en Cuba la represión y el control social obligan a las personas a comportarse de una manera u otra y obedecer convocatorias como el ir a votar.
Por otra parte, allí donde el efrentamiento a las carencias ha contado con un liderazgo organizado de las estructuras del Poder Popular y las Organizaciones de masas, hubo mejores resultados; y es de esas experiencias, gestadas por el mismo pueblo, de las que hay que aprender y generalizarlas para generar las transformaciones imprescindibles, como ha estado haciendo la dirección del Partido y el Gobierno en intensos intercambios por todo el país.
—En el mundo capitalista, llaman democracia a votar cada equis tiempo. Entre tanto, los supuestos “representantes” obvian por completo a sus “representados” e incumplen sistemáticamente sus programas electorales. En Cuba es el pueblo quien postula y elige desde la base. Después, existen muchos ejemplos, participa de manera efectiva en todas las decisiones importantes. Pero nos dicen que Cuba es una “dictadura” y los democráticos son ellos… ¿Cómo se entiende eso?
La democracia liberal que nos venden como modelo está concebida para la reproducción del sistema capitalista y, cuando a pesar de ello llega al Gobierno, gracias al desgaste del propio sistema y la movilización popular, una alternativa que puede significar una amenza a los intereses oligárquicos ahí están los otros “poderes” para dar golpes judiciales, mediáticos, parlamentarios y hasta militares en defensa de lo que estiman debe ser el orden natural de las cosas. Todo se intenta, desde el asesinato de un candidato, la injusta prisión de otro, la manu miniltari, o la amenaza de los bancos, sino se logra impedir que una izquierda gobierne y haga políticas de izquierda como prometió hacer.
Para el capital democracia es únicamente elecciones en las que intervienen de manera decisiva el dinero y los medios de comunicación, nunca en poder de las mayorías sino siempre dependientes de anunciantes y accionistas. Son procesos realizados en medio de enormes desigualdes económicas, educativas, culturales, comunicacionales, donde representantes de las élites económicas organizados en partidos palíticos dirimen sus diferencias en un gran espectáculo mediático para obtener, primero financiamientos, y después votos.
En Cuba, sin intervención del dinero ni de partido alguno, son los vecinos, organizados en asambleas barriales, quienes nominan candidatos, que luego van a una boleta hasta en número de ocho en cada circunscripción y por voto secreto de los ciudadanos eligen un delegado a la Asamblea Municipal, que es el máximo órgano de poder en cada territorio. Es esa Asamblea Municipal, conformada por delegados electos directamente por el pueblo, no la élite de un partido que hace listas en dependencia de sus intereses y financistas, quienes votan por una candidatura a diputados a la Asamblea Nacional por la que nuevamente deberá votar el pueblo de manera directa y secreta para conformar los máximos poderes de la nación.
Es un sistema que puede ser aun perfectible, pero es el de en un país sin analfabetismo, con nueve grados de enseñanza obligatorios, donde la salud y educación son garantías universales y los ciudadanos no deben pagar con su voto favores a los políticos para el acceso a esos servicios, como ocurría antes de 1959 y sigue ocurriendo en muchos países. El ejercicio electoral cubano está más cerca del ideal democrático que propugnan pero no practican los que agreden a Cuba.
Y más allá de elecciones, la socedad cubana tiene muchas otras formas de participación democrática y defensa de derechos de los trabajadores, de los estudiantes, de los habitantes de las comunidades, superiores a las del capitalismo. Una participción que, aunque en su práctica concreta puede sufrir de formalismos y desviaciones, que la misma sociedad y sus dirigentes critican, nada tiene que ver con las deformaciones que provoca el interés económico que corrompe y domina la política en la mayoría de las sociedades capitalistas.
—El pasado mes de enero Cuba asumió la presidencia del Grupo de los 77 más China. ¿Qué expectativas para con la Isla existen al respecto?
La elección de Cuba al frente de ese grupo de 134 países, es en primer lugar un reconocimiento para unn gobierno que Estados Unidos se ha esforzado en aislar y demonizar. Ese liderazgo cubano es visto por quienes lo decidieron con su voto como una oportunidad para impulsar la lucha contra las inequidades económicas internacionales que golpean las aspiraciones de desarrollo de la inmensa mayoría de las naciones que lo conforman. El hecho de que un país que ha impulsado fuertemente la cooperación Sur-Sur en educación y salud, como es el caso de Cuba, graduando en sus universidades decenas de miles de profesionales del Tercer Mundo, enviando brigadas médicas a un gran número de países, lidere ese agrupación, es una esperanza para esa cooperación que tantos necesitan. Temas que afectan siempre a las naciones más pobres, como el cambio cilmático, el bajo nivel de financiamiento al desarrollo, o la deuda externa, necesitan de un impulso en beneficio de los países del Sur, y en ellos el abordaje justo de Cuba ha jugado un activo papel de denuncia y concertacion, razón adicional por la que seguramente esa elección es bien recibida por los miembros del grupo. Igualmente, el desarrollo biotecnológico cubano, demostrado en su capacidad para producir tres vacunas contra la Covid 19 da un atractivo adicional a la anunciada Cumbre sobre ciencia, tecnología e innovación como premisa para el desarrollo y el enfrentamiento a futuras pandemias, a celebrarse en La Habana este año.
—Se dice que actualmente estamos asistiendo a una “tercera ola progresista” en America Latina. Un término, a nuestro juicio, sólo relativamente esperanzador, porque las olas no se mantienen arriba por tiempo indefinido, sino que más pronto que tarde acaban cayendo a la superficie. Es lo que ha sucedido en las últimas décadas. ¿Por qué en la América Mayúscula se sigue apostando a lo mismo (a la no superación del capitalismo, limitándose al reparto de limosna que implica la socialdemocracia) y no surgen revoluciones socialistas como la cubana?
La radicalidad de la Revolución cubana corresponde a un contexto histórico y a una época bien determinados. Cada país y cada época tienen sus características y de acuerdo con ellas actúan los revolucionarios para transformar la realidad. Aquellos que han avanzado más profundamente en la demolición de las estructuras de dominación que aseguran al imperialismo el control de nuestros países a través de las oligarquías nacionales, ya sean esas estructuras, militares, jurídicas, comunicacionales… han podido hacer transformaciones de largo plazo, y más resilientes, en beneficio de sus pueblos. Es el caso de Venezuela, Nicaragua y también en alguna medida Bolivia, donde la represión más brutal no pudo evitar el rápido regreso de las fuerzas populares al gobierno, los procesos jurídicos a los golpistas que se efectúan allí ahora muestran una toma de conciencia sobre lel hecho de que no debe existir impunidad en su enfrentamiento decidido, combinando la fuerza de la Ley con la movilización popular. La facilidad con que se operaron retrocesos en otros países revela la fragilidad de las transformaciones realizadas, por su carácter no estructural, al no aprovechar los momentos de alta popularidad y consenso para llevar adelante, apoyados en una gran movilización popular, la destrucción de lo que Lenin llamaba en el Estado y la Revolución el aparato del estado burgués. Lo sucedido brinda duras lecciones que seguramente han sido aprendidas. Pero insisto, no nos toca a los revolucionarios cubanos calificar ni dar recetas, ese fue siempre el método de Fidel y sigue siendo el de la Direccion cubana hoy.
—Respondiendo a una pregunta de insurgente.org, el compañero Marcelo Colussi nos decía que “Cuba no cae porque pueblo y gobierno están en conjunción y es realmente socialista”. ¿Caen los gobiernos progresistas periódicamente porque no lo son?
Son esos gobiernos y movimientos los que deben decidir su carácter socialista o no y el alcance de las transformaciones a realizar en sus países. Cuba es mucho más que un gobierno socialista, es un Estado socialista, fruto de una Revolución en el poder durante más de sesenta años con la que su pueblo se forjó y educó. Comparar circunstancias distintas no es justo ni conduce a conclusiones acertadas. No tenemos en esta isla, ni queremos tener, un socialistímetro para medir a otros, bastante tenemos con medirnos contra nuestros desafíos, vencidos y por vencer.
—Quienes hayan leído “El fuego de la semilla en el surco” de Raúl Roa (el Canciller de la Dignidad) o “El párpado abierto” de Rubén Martínez Villena, antología poética donde reside el poema que da nombre al blog que administras, podrán imaginar por qué lo elegiste. Para quienes no conozcan a Rubén, ¿qué podrías decirles de él?
Rubén es un paradigma de intelectual revolucionario, de luchador social y antimperialista que, dotado como pocos para la creación literaria y el pensamiento político, pone su talento y conocimientos al servicio de los humildes. Su vida, como su obra poética y política, a pesar de lo breve de su existencia, sigue conmoviendo a quien se acerca a ella. Leer sus poemas, su biografía, su correspondencia, o sus ensayos, no deja indifeente y nos hace crecer como seres humanos.
—Cuba ha sido y es ejemplo para América Latina y el resto del mundo desde hace 64 años. ¿Tenemos socialismo en la Isla irredenta para rato?
Los últimos tres años, en los que se han combinado las politicas oportunistas de “máxima presión” de Trump y Biden, con los efectos acumulados de un bloqueo genocida, una pandemia global que impactó de manera arrasadora el turismo, una de las más importantes fuentes de ingresos de la economía cubana y la inflación internacional provocada por la guerra en Europa, han constuido una durísima prueba para el pueblo cubano y su proyecto socialista. Pero aquí estamos y estaremos, lo que se discute hoy no es cuándo caen Cuba y su Revolución sino cuándo cambiará el imperialismo su política extrema de genocidio contra el pueblo cubano y eso es ya una victoria. Pero la definitiva será cuando logremos retomar la senda del desarrollo, recuperar y superar nuestros grandes logros sociales, cambiar y renovar nuestro funcionaimento social y económico para, independientemente de lo que hagan nuestros enemigos, alcanzar lo que nuestro pueblo se ha propuesto y merece, recogido en la Constitución aprobada en 2019 por el voto de más del 86% de los electores. Para lograrlo, una vez más, lo decisivo es lo que hagamos nosotros, por más que haya que superar obstáculos propios y ajenos.
Sabemos que no te sobra el tiempo, así que muchas gracias, Iroel, por habernos atendido. Si quieres añadir algo más sabes que puedes hacerlo. Por nuestra parte, aquí lo dejamos.