A puerta cerrada, la Administración del presidente estadounidense Joe Biden se inquieta por las consecuencias de su política en Ucrania y el fracaso inminente de la ofensiva de Kiev, revela ‘Politico’.
«La Administración Biden se prepara discretamente para la posibilidad de que, si la contraofensiva de primavera de Ucrania no cumple las expectativas, los críticos en el país y los aliados en el extranjero argumenten que EEUU tampoco ha cumplido las expectativas», sostiene el artículo.
Ante las numerosas declaraciones del actual presidente de EEUU y su equipo sobre la ayuda a Kiev y los masivos suministros de armas al país, los funcionarios norteamericanos lucen cada vez más preocupados por la posibilidad de alcanzar resultados débiles en el intento ucraniano de hacer frente a Rusia.
Como consecuencia, los miembros de la Administración expresan en privado que «temen enfrentarse a un monstruo de dos cabezas que los ataque desde los extremos del espectro, el halcón y la paloma».
Se subraya en la publicación periodística que estas preocupaciones se han hecho públicas tras la filtración de los documentos secretos del Departamento de Defensa, donde se revelaron escasas perspectivas de alcanzar los fines fijados para Ucrania. La inteligencia estadounidense admite que su aliado europeo no dispone de la capacidad necesaria para expulsar al Ejército ruso, que está «profundamente atrincherado».
En medio de previsiones deprimentes para Ucrania, se especula un reajuste de los objetivos a propósitos más humildes que sean «más fácil de presentar como una victoria».
Sin embargo, Político destaca que ni siquiera esta medida salvaría al mandatario Biden y a su Administración de las críticas. «Esto llevaría aún al dilema de qué viene después y con qué dureza reaccionarían los críticos nacionales», señala el periódico.
Una contraofensiva que no cumpla con las expectativas podría llevar a los aliados de EEUU a cuestionarse la relevancia de su apoyo a Ucrania, con perspectivas poco claras. Se observa que muchos países europeos también podrían presionar a Kiev para que ponga fin a las hostilidades, sostenidas desde febrero de 2022.
De cara a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, a celebrarse en 2024, Biden ya se enfrenta al hecho de que los republicanos controlan la Cámara de Representantes y es probable que el ritmo de la ayuda de su Administración a Kiev se ralentice en medio de las actuales realidades políticas.
«Si Ucrania no puede ganar significativamente en el campo de batalla, surgirá inevitablemente la cuestión de si ha llegado el momento de un cese negociado de las hostilidades», afirmó el presidente del Consejo de Relaciones Exteriores norteamericano, Richard Haas. «Es caro, nos estamos quedando sin munición, tenemos otras contingencias en todo el mundo para las que tenemos que prepararnos», cita la publicación.
Desde el 24 de febrero de 2022, Rusia lleva a cabo una operación especial para defender las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, frente al genocidio por parte de Kiev. Uno de los objetivos fundamentales de la operación fue definido por el presidente ruso, Vladímir Putin, como la desmilitarización y desnazificación de Ucrania.
Numerosos países que condenaron la operación militar apoyan a Kiev con suministros de armas, donaciones, ayuda humanitaria y sanciones contra Moscú. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que cualquier cargamento con armas enviado a Kiev se convertirá en un blanco legítimo para las Fuerzas Armadas rusas.