El 2 de mayo de 2014, el terror causado por la inestabilidad del golpe de Estado en Kiev desembocó en una sangrienta tragedia, cuando decenas de personas, en su mayoría rusoparlantes, fueron quemadas vivas en Odesa. Hasta la fecha, Ucrania sigue sin buscar a los responsables del asesinato masivo de sus ciudadanos que presenció el mundo entero.
El año pasado, Ucrania canceló automáticamente todos los eventos conmemorativos de la tragedia al imponer un toque de queda. Ante este paso del Gobierno de la ciudad de Odesa, en Rusia, al contrario, no permitieron hacer caso omiso hacia la tragedia y organizaron una marcha en tributo a las víctimas. Desde el Ministerio de Exteriores ruso aseguraron que Rusia buscará castigar a los criminales que permitieron y ejecutaron la masacre, pero siguen impunes desde el 2014.
Señaló que hasta el momento no se había realizado ninguna investigación sobre el caso. «Como saben, nunca se ha llevado a cabo una investigación completa sobre estos hechos. Los autores del delito siguen impunes. Además, muchos de los que fueron grabados por las cámaras y fueron claramente captados participando en la masacre de personas no solo permanecen en libertad, sino que incluso se dedican a actividades públicas en el llamado Estado ucraniano», declaró la responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
¿Qué pasó en Odesa?
El golpe de Estado de febrero del 2014 en Kiev provocó una gran inestabilidad en Ucrania, que había sido agravada con la decisión del nuevo Gobierno golpista de implementar por todo el país las leyes prácticamente discriminatorias hacia la población rusa. La legitimidad de las autoridades permanecía bajo cuestión aun desde el cambio de poder, por eso su aspiración con reformas antirrusas desembocó en masivas manifestaciones contra el Gobierno.
Una de las ciudades donde la gente salió a las calles para demostrar su rechazo fue la ciudad sureña de Odesa. Cientos de activistas desconocieron las nuevas autoridades e instalaron un campamento en las calles.
Para el 1 de mayo, el Día Internacional de los Trabajadores, una multitud marchó por las calles del centro de la ciudad con pancartas que decían «poder popular» y «el fascismo no pasará». Al día siguiente, la situación tomó un rumbo sangriento.
Antes se habían producido enfrentamientos con nacionalistas radicales ucranianos de extrema derecha en todo el país. En Odesa, las autoridades locales, que se suponía que debían proteger a los ciudadanos, no reaccionaron prácticamente ante los disturbios en las calles. Como consecuencia, la total ausencia de fuerzas policiales fue aprovechada por grupos de radicales de derecha, ultras futbolísticos y paramilitares de la organización neonazi Pravy Sektor (Sector Derecha). Armados con palos, mazos y manoplas, decidieron atacar a los manifestantes
Los activistas que intentaron proteger los derechos de la población rusoparlante de Ucrania se refugiaron en la Casa de los Sindicatos, lo que para muchos resultó ser fatal. La multitud de ultranacionalistas comenzó a tirar piedras y cócteles molotov contra el edificio, lo que provocó un incendio que se apoderó de casi todo el edificio. A los bomberos y testigos que acudieron en su ayuda se les impidió acercarse al edificio, y los que intentaron escapar del edificio en llamas fueron apaleados y rematados por los nacionalistas.
Como resultado, 31 personas murieron atrapadas mientras ardía el edificio. Los cuerpos de varias víctimas fueron posteriormente profanados. En total, en los enfrentamientos fallecieron 48 personas, 46 de las cuales eran activistas de procedencia rusa.