Contraofensiva ucraniana: una misión suicida

 

* El exoficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de EEUU, Scott Ritter, le dijo a Sputnik que la OTAN sabía que la contraofensiva fallaría desde el principio, y explicó por qué.

La tan esperada contraofensiva ucraniana, que comenzó el 4 de junio, se ha estancado, con Moscú proyectando pérdidas en el país europeo de más de 13.000 soldados y cientos de tanques y vehículos blindados.

Incluso, funcionarios ucranianos admitieron esta semana que la contraofensiva de Kiev contra las fuerzas rusas va «más lenta de lo deseado», y los patrocinadores occidentales de Ucrania admitieron en privado que el ataque «no cumple con las expectativas en ningún frente» y que las líneas defensivas rusas han demostrado estar bien fortificadas y resultar demasiado difíciles de violar. Algunas autoridades del régimen de Kiev siguen desafiantes, y el comandante de las fuerzas terrestres de Ucrania anunció el 23 de junio que «todavía está todo por delante» y que las últimas tres semanas han sido solo intentos de «sondear» las defensas rusas en busca de puntos débiles.

La contraofensiva, que el embajador ruso ante las Naciones Unidas, Vasíli Nebenzia, caracterizó como «suicida», ha presentado planificadores militares en Kiev lanzando oleadas de tropas, tanques y vehículos blindados contra elaboradas defensas rusas que consisten en trincheras de infantería, campos minados antipersonal y antitanques. Rusia también ha asegurado la superioridad aérea y de artillería, lo que parecía haber anulado las capacidades de inteligencia de Kiev, proporcionadas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

La contraofensiva «nunca tuvo la oportunidad de tener éxito», y quienes la planearon lo sabían, dijo Scott Ritter a Sputnik. «Entonces, debe preguntarse, ¿por qué siguió adelante? Y creo que está claro que esta contraofensiva nunca tuvo un propósito militar legítimo. Siempre se hizo por razones políticas», ponderó el analista, enfatizando que es importante recordar que la OTAN, en su afán por «dañar» a Rusia invirtiendo decenas de miles de millones de dólares en Ucrania, en realidad no se preocupa por los ucranianos.

«Se sabía que iban a ocurrir [grandes bajas ucranianas], lo que significa que la OTAN nunca se preocupó por las fuerzas ucranianas, los soldados ucranianos, que la OTAN siempre estuvo dispuesta a sacrificar la mano de obra ucraniana para lograr un objetivo político», sentenció Ritter.

Y añadió: «Esto tenía que ver con alentar la percepción de la viabilidad de la asistencia continua [a Kiev]. Eso, por supuesto, será discutido por la OTAN cuando convoque su cumbre en Vilnius el 11 de julio. Y esto son los hechos objetivos. Esta contraofensiva nunca tuvo la oportunidad de tener éxito. La OTAN lo sabía, pero que siga adelante significa que no les importan esos 13.000 soldados ucranianos que han sacrificado todo por una causa tan inútil». La estimación de 13.000 soldados proviene del secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, quien citó las cifras en una reunión reciente del Consejo de Seguridad del país euroasiático.

Pátrushev dijo que Ucrania ha perdido 246 tanques, incluidos 13 suministrados por Occidente, 595 vehículos blindados de combate, 279 sistemas de artillería y morteros, 42 lanzacohetes múltiples, dos sistemas de misiles antiaéreos, cuatro helicópteros, más de 260 drones y 424 vehículos. Se trata de datos correspondientes al periodo del 4 al 21 de junio de 2023 y proporcionados por distintos ministerios y departamentos.

Al comentar las pérdidas, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, dijo que los aliados occidentales de Kiev parecen haber «decidido cínicamente luchar contra Rusia hasta el último ucraniano».

Fantasmas de Afganistán y la razón de ser de la OTAN

Al profundizar en la «política» detrás de la contraofensiva, Ritter dijo que es importante tener en cuenta que hace relativamente poco tiempo, en agosto de 2021, la OTAN y EEUU «sufrieron una de sus mayores derrotas hasta ese momento, quizás su mayor derrota», con la desastrosa retirada de Afganistán. Ritter dijo que este fiasco «causó que mucha gente en Europa» reconsiderara el propósito de la Alianza atlántica y cuestionara la razón de su existencia.

«Si uno de los objetivos de la OTAN es crear este vínculo inquebrantable entre Estados Unidos y sus socios europeos, entonces Afganistán demostró que ese vínculo se rompe fácilmente, que Estados Unidos es totalmente capaz de alejarse de un compromiso que ha asumido la OTAN», dijo.

En consecuencia, señaló Ritter, para las élites políticas que dependen de estructuras como la OTAN, la Unión Europea y el G7 —Japón, Alemania, Reino Unido, Italia, Francia, Estados Unidos y Canadá— y buscan aferrarse al poder, la derrota señaló la «dirección equivocada» y requirió que los eventos globales fueran «redirigidos» a evitar una mayor desintegración de la alianza y, en cambio, tratar de asegurar su expansión.

«Ucrania encarnó ese dilema. Esto fue una provocación deliberada por parte de la OTAN para provocar a Rusia, para crear la sensación de crisis que le daría relevancia, una renovada relevancia a la OTAN. Entonces, cuando la gente dice: ‘¿cuál es el propósito que se logrará con arrojar a decenas de miles de ucranianos a una tumba prematura, sacrificar miles de millones de dólares en equipamiento militar, gran parte de ellos proporcionado por Occidente?, ¿qué se gana con esto?'», analizó. «Lo que se gana es que la OTAN pueda continuar presentando a Rusia como una amenaza digna de una OTAN revivida, para justificar el gasto de cientos de miles de millones de dólares en rearme militar que sería necesario para transformar a la OTAN de una alianza militar rota que existía antes del inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania a esta visión que personas como Jens Stoltenberg y otros han articulado de una OTAN renovada, revitalizada, ampliada y poderosa», explicó.

La OTAN necesita que el conflicto ucraniano continúe, e incluso pueden estar deseando que Kiev pierda la contienda, advirtió Ritter.» Necesitan, en muchos sentidos, una derrota ucraniana, porque una derrota ucraniana les permite decir que el Ejército ruso puede ser confrontado por una OTAN unida, empoderada y envalentonada”, dijo.

Contraofensiva según la doctrina de la OTAN

Al profundizar en los factores que, dijo, ayudaron a detener la contraofensiva ucraniana, Ritter dijo que la línea defensiva rusa creada en Zaporozhie, Jersón y Donbás no era «cualquier posición fortificada», y que para que la ofensiva de Ucrania rompiera las posiciones rusas fortificadas en capas para tener éxito, Kiev, de acuerdo con la doctrina de la OTAN, habría tenido que suprimir la capacidad de Rusia para «interdecir, interrumpir o causar daño a [su] fuerza de asalto», y evitar que interviniera el poder aéreo y la artillería de Rusia.

El problema, dijo Ritter, es que esto habría requerido que Kiev «tuviera ciertas capacidades militares» que simplemente «no existen». «No existe una fuerza aérea ucraniana capaz de despejar los cielos. Los rusos se han asegurado antes de esta contraofensiva de que han suprimido el sistema de defensa aérea de Ucrania hasta el punto de que los ucranianos no pueden usar la defensa aérea.

Los ucranianos no tienen suficiente artillería para suprimir la artillería rusa, y los ucranianos no tienen la capacidad de guerra electrónica adecuada para bloquear las comunicaciones rusas», explicó. En otras palabras, sintetizó, «todas las cosas que tendrían que ocurrir para que cualquier fuerza de asalto tenga una oportunidad no podrían darse. Y la OTAN lo sabía». En esta situación, la Alianza engañó efectivamente a las fuerzas armadas de Ucrania para que aceptaran llevar a cabo una «misión suicida», convenciéndolas de que los defensores rusos simplemente estaban mal entrenados, o eran «tropas recientemente movilizadas» con un nivel tan bajo que dejarían caer sus armas y se escaparían a la primera señal de problemas.

«Solo va a empeorar»

Cuando se le pidió que comentara sobre los informes recientes de los medios occidentales, de que las asombrosas pérdidas de Ucrania han obligado a las autoridades en el oeste del país a desenterrar viejas tumbas de guerras anteriores para dar cabida a nuevas víctimas, Ritter predijo que la situación solo «va a empeorar para Ucrania».

«Como escuchan ahora, necesitan una movilización para poner en marcha 70.000 nuevas tropas en el menor tiempo posible. ¿Por qué? Porque los ucranianos saben que los 60.000 que fueron entrenados por la OTAN van a ser destruidos. ¿Pero dónde esos 70.000 van a recibir su entrenamiento? ¿Qué tan bueno va a ser este entrenamiento? ¿Cuál es la calidad del cuerpo de oficiales que los va a estar comandando, los suboficiales?», criticó. «La respuesta es que no van a tener un buen entrenamiento.

Sus oficiales pueden estar motivados, pero estarán mal entrenados, serán incapaces de hacer tácticas y operaciones militares complicadas. Lo mismo con sus suboficiales. Vas a tener una unidad de hombres que apenas saben cómo levantarse por la mañana, vestirse y ponerse en formación. Y, definitivamente, no sabe cómo utilizar el equipo occidental tecnológicamente avanzado y usarlo de la manera más sofisticada en el campo de batalla contra un enemigo que es todo lo que estos soldados ucranianos no son», resumió Ritter.

Fuente: Sputnik

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