¿Existen el Estado o el gobierno perfectos? Claro que muchos partidarios de tal o cual administración creerán que sí, mientras que los adversarios se dedicarán a buscar “pelos en la sopa” a fin de demostrar que no son lo que se afirma. A grandes rasgos, eso es parte del juego democrático.
Pero de ahí a buscar la caída de un gobierno solo porque no hace lo que nosotros queremos o sencillamente porque no nos simpatiza, hay un mundo de diferencia. Es lo que hacen que no entienden las ONG opositoras de Nicaragua como CISAS y el Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM).
A las señoras dirigentes de dichos grupos les molestó enormemente que en el Código de la Familia, no se incluyeran derechos de las familias formadas por personas del mismo sexo. Y para que no se creyera que ese sea su leitmotiv, se lanzan todo un tratado que incluye casos de la vida nacional magnificados en su afán de soliviantar y confundir.
Aquí se acordó que la familia está conformada por una mujer y un hombre. Las uniones de parejas, del tipo que sean, es otro asunto que se respeta, pero que no obliga a pasar por encima del pensar de las mayorías para darles gusto. Eso también es democracia.
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