El doble rasero y la nueva lingüística de la protesta

Una breve mirada al mundo nos revela detalles interesantes sobre el tema, y muestra, con claridad, la manipulación y el doble rasero con que se miden estos asuntos 

Mientras el mundo se enfrenta a una era de turbulencias y crisis, Cuba, además, libra una sin par batalla contra la calumnia y la mentira. El culto de su pueblo a la justicia y la dignidad plena del ser humano es blanco del ataque sistemático de sus adversarios. 

Un ejemplo de la campaña de descrédito, organizada desde Washington, lo constituye la tergiversación de los sucesos ocurridos en la Mayor de las Antillas durante el verano de 2021. 

Una breve mirada al mundo nos revela detalles interesantes sobre el tema, y muestra, con claridad, la manipulación y el doble rasero con que se miden estos asuntos. 

En Francia, un total de 1 278 personas fueron procesadas por las autoridades judiciales. De ellas, 1 056 recibieron una sentencia, mientras que otros 600 individuos se encuentran recluidos en centros penitenciarios, tras los recientes «disturbios» que tuvieron lugar en ese país. 

Hasta el 6 de julio se registraron más de 4 000 detenciones, y no debe obviarse el dato de la edad promedio de los apresados: 17 años, según el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin. 

«Era muy importante dar una respuesta firme y sistemática», declaró el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti. 

Más del 95 % de los acusados ha sido condenado por cargos que van desde vandalismo, robo, incendio provocado hasta ataque a agentes de la policía. Durante los «disturbios», la fuerza pública tuvo que desplegar vehículos blindados y helicópteros en diferentes ciudades, según bbc. 

Recordemos la represión policial contra los manifestantes de Occupy Wall Street, en ee. uu. Los agentes del orden público utilizaron gases lacrimógenos y balas de caucho; los participantes fueron acusados de «invasión criminal» y «quebranto de la propiedad privada», entre otras cosas. 

Otro ejemplo fue lo sucedido durante la protesta, bautizada como 25-s, en España. Aunque los convocantes insistieron en el carácter pacífico de la manifestación, esta terminó con varias cargas policiales con bastonazos y gas pimienta. 

Tanto en Europa como en EE. UU. los hechos fueron catalogados como revueltas civiles. 

Entonces, ante la forma en que se comunican los hechos asalta la duda: si los incidentes ocurren en Europa o EE. UU., son «disturbios»; si acontecen en Cuba, estamos ante una «protesta cívica contra el régimen». Si los manifestantes son europeos o estadounidenses, se trata de revoltosos o delincuentes violentos, a los que hay que aplicar con rigor la ley; si son cubanos, son «activistas», «luchadores por la democracia», etc. 

A pesar de la diferencia notable entre lo acontecido en la Mayor de las Antillas, en julio de 2021, y los sucesos recientes en Francia, entre otras cosas por la duración, el número de participantes, el carácter de los sucesos y la respuesta de las autoridades, la aplicación de la justicia por parte del Estado cubano acaparó titulares, e incluso, provocó la aprobación de una torcida resolución condenatoria en el Parlamento Europeo. 

Sin embargo, en Cuba, por ejemplo, no se utilizaron helicópteros ni blindados, mucho menos armas largas para restablecer el orden; no se lanzaron gases lacrimógenos ni chorros de agua para contener a los que lanzaban cocteles Molotov, destruían autos, saqueaban tiendas y lanzaban piedras contra instituciones y personas. 

Nada de eso puede ocurrir en Cuba. Ni las leyes ni los ciudadanos permitirían tales atropellos; solo acontece en el ecosistema tóxico de falsimedia, en el cual la verdad y la mentira se confunden a capricho de los intereses espurios de quienes aún sueñan con propinar una humillante derrota a la Isla de la Libertad. 

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