- Ya son 875.000 personas las que reciben ayuda del Banco Regional de Comida; carestía de alimentos, reducción de ayuda [alimentaria] de Cal-Fresh, bajos salarios y vivienda cara son factores de la crisis
Bertha Márquez es una madre de familia que se ha convertido en víctima indirecta de la huelga de escritores de Hollywood, por lo que tuvo que acudir a registrarse como usuaria de los servicios solidarios del banco de comida que ofrece desde 1972, St. Francis Center, en la zona céntrica de Los Ángeles.
“No hay eventos y no hay trabajo; la cosa se puso difícil”, dijo la señora Márquez. “Desde hace dos semanas estoy yendo a lugares donde hay comida [gratis]”. Trabaja limpiando las mesas y los baños, pero, de la noche a la mañana escaseó el trabajo. De los 150 dólares que gastaba semanalmente en la comida para su hogar, ahora solo gasta la tercera parte.
Así como en St.Francis Center ha aumentado la demanda de alimentos entre un 20 por cien y 30 por cien, en todos los bancos de comida se ha disparado la necesidad. “El dinero no le alcanza a la gente, y en los trabajos no pagan lo suficiente para vivir”, dijo Amy Gudiño, coordinadora de voluntarios.
De acuerdo con directivos del Banco Regional de Alimentos de Los Ángeles, “es crucial para crear conciencia sobre uno de los problemas más apremiantes: el hambre y la inseguridad alimentaria”.
La campaña de un mes de duración no es sólo un llamamiento a la acción, sino también una oportunidad para arrojar luz sobre el asombroso número de personas que tal vez no sepan de dónde vendrá su próxima comida.
Solamente en el condado de Los Ángeles, dos millones de personas luchan contra la inseguridad alimentaria. El hambre afecta a personas de todos los ámbitos de la vida. Los niños que experimentan inseguridad alimentaria tienen más probabilidades de enfrentar dificultades en la escuela, lo que lleva a un ciclo de oportunidades y potencial limitados.
El hambre tiene un impacto en cascada en comunidades y economías enteras, ya que puede aumentar los costos de atención médica, reducir la productividad laboral y perpetuar la pobreza. Expertos de la Sociedad Estadounidense de Nutrición (ASN) compartieron recientemente que los adultos mayores que enfrentaron inseguridad alimentaria experimentaron deterioros cognitivos más en comparación con sus contrapartes con seguridad alimentaria.
El reporte indica, que los adultos mayores que padecen inseguridad alimentaria tienen más probabilidades de luchar contra la desnutrición, la depresión y los impedimentos del funcionamiento físico.
El Banco Regional de Alimentos de Los Ángeles trabaja con más de 600 agencias asociadas para garantizar que nadie pase hambre en el condado de Los Ángeles. Desde comidas de fin de semana para niños a través del Programa BackPack hasta entregas a domicilio para personas mayores, el Banco de Alimentos y sus agencias asociadas distribuyeron 110 millones de libras de alimentos y productos en 2022, el equivalente a 88 millones de comidas.
¡Mamá, ahí viene la comida!
Michael Flood, presidente y director ejecutivo del Banco Regional de Comida, declaró que, después de que el gobierno federal terminó en marzo la ayuda adicional de CalFresh -o SNAP-, el organismo vio un incremento del 9 por cien en el número de personas que requieren ayuda con alimentos, hasta totalizar 875.000 en la actualidad.
El promedio de reducción a nivel nacional fue de 95 dólares, pero, en California, el golpe al bolsillo de las familias promedió entre 105 y 163 dólares menos. Una familia de cuatro miembros que recibía 844 dólares, ahora obtiene 739 dólares mensuales.
“Es trágico que la gente siga sufriendo de hambre”, dijo Michael Flood, quien narró que uno de los chóferes de la organización iba a realizar una entrega de alimentos y le contó que una niña salió corriendo de su casa para gritar de alegría: “¡Mamá, ahí viene la comida!”
Flood, quien ha servido en el Banco Regional de Comida, desde el año 2000, manifestó que las necesidades y los retos para que los niños y los ancianos no se vayan a dormir sin haber probado al menos un bocado “es real y está sucediendo”.
Consideró que, además de la reducción de ayuda en “estampillas de comida”, la gente está teniendo dificultad para cubrir sus necesidades básicas, y uno de los grandes retos es el alto costo del alquiler y la falta de vivienda asequibles, porque las familias deben apartar al menos un 40 por cien de su salario, tan solo para el pago mensual del alquiler.
“La mayoría de quienes buscan asistencia son familias trabajadoras”, dijo el directivo. “Se tiene que hacer más para contar con vivienda asequible. Ese es un factor insoportable para las familias”.
‘Barren’ con la comida
“La gente de la comunidad vino y barrió con la comida”, manifestó el pastor Mario Rivera, de Monte Sion Center, un banco de comida del Este de Los Ángeles. Una de esas personas fue Yesenia Pérez, quien manejó desde la ciudad de San Pedro hasta ese lugar para llevar una gran cantidad de frutas y legumbres, además de pan de trigo y leche.
La cajuela y los asientos traseros de su automóvil iban al tope de los alimentos que repartiría a su numerosa familia de Rosarito, Baja California, en México. “Trato de ir cada mes a visitar a la familia, y ahora me fue bien porque, además, me regalaron ropa”, comentó la mujer.
Por un donativo simbólico de 8 dólares, se llevó alimentos que le hubieran costado entre 200 y 300 dólares en cualquier supermercado. “Este viernes vinieron unas 50 familias, de modo que la ayuda será para un total de 150 a 200 personas”, calculó Josué Girón, sobrino del pastor Mario, y encargado de la bodega de Monte Sion.
Su prima, Karla Rivera, informó que, en base a los altos costos de los alimentos en las tiendas de autoservicio y supermercados, y los bajos salarios, no duda aumente al doble la necesidad en los próximos meses. “A nosotros el Banco Regional de Alimentos no nos da nada”, manifestó. “Hay organizaciones como Food Forward y Feed the Children, además de Danone y agricultores de California quienes nos ayudan a ayudar a la gente”.
‘Yo sé lo que es tener hambre’
Silvia Barrera, su excuñada Beatriz Ortiz y su sobrina, Sofía Cervantes consiguieron comida para 10 familias en un banco de comida del Este de Los Ángeles. Llevaban grandes cantidades de lechuga mandarinas, ensalada de col, apio, leche, pan y diversos artículos. “Yo sé lo que es tener hambre”, dijo Silvia, de 59 años. “Cuando estaba chiquita mi abuelita Francisca me arrullaba y me decía: duérmete, porque no hay nada que comer”.
“Yo tuve ocho hijos y aunque sea les daba pan o tortilla remojada con agua o leche”, añadió Beatriz Ortiz, originaria de Oaxaca. “Ninguno se me murió de hambre”.
Se duplica la necesidad en Eastmont Community Center. “La ayuda desde Covid-19 no se ha calmado y ahora, más familias están buscando ayuda con alimentos y comida”, dijo Isaías Hernández, director ejecutivo de Eastmont Community Center, un banco de comida donde, además, brindan educativos, de servicios sociales, de salud y bienestar.
Hernández declaró que, ante la necesidad imperante, están invirtiendo más recursos en obtener y distribuir más comida. De hecho, señaló que, en las instalaciones ubicadas en el 701 de la Avenida Hoefner, en el Este de Los Ángeles, de 100 familias que atendían cada mes, ahora son 200 cada semana.
En esta zona no incorporada del condado de Los Ángeles, el ingreso familiar medio es de 53.194 dolares, aproximadamente un 27 por cien menos que el ingreso familiar medio del condado de Los Ángeles, que es de 68.000 dolares.
Sin embargo, en el combate a la inseguridad alimentaria, Hernández dio a conocer que el 17,6 por cien de los residentes a quienes ayudan en el Este de Los Ángeles, viven por debajo del nivel medio de la línea de pobreza, en comparación con el 13,4 por cien promedio del condado.
Casi el total de los beneficiarios son hispanos o latinos (96 por cien), y casi la mitad no han completado su educación secundaria, y el 86 por cien de los adultos se consideran “lingüísticamente aislados”, es decir, solamente hablan español.
“Hoy en día, el centro apoya anualmente a casi 5.000 familias y hogares de personas mayores a través de programas, servicios y eventos comunitarios”, dijo Hernández. “La misión de la organización es mejorar la calidad de vida de todos”.
En el Eastmont Community Center se proporcionan más de 200.000 libras de alimentos como distribuciones de alimentos de emergencia para familias necesitadas. “Usamos fondos privados y de corporaciones”, indicó el director del centro comunitario. Los artículos recibidos son donados por el Banco Regional de Alimentos de Los Ángeles y tiendas de comestibles y tiendas de alimentos locales como Pizza Hut, Target, Food 4 Less y Walmart.