Carmen Esquivel Sarría | Prensa Latina
El plebiscito celebrado en Chile representó una derrota para el extremista Partido Republicano, liderado por José Antonio Kast, que no solo vio Santiago rechazando el proyecto constitucional, sino también un eventual programa de gobierno.
En la consulta de este domingo sobre la propuesta de carta magna, a la que fueron convocadas 15,4 millones de personas, el rechazo al texto se impuso ampliamente por 55,76 por ciento de los votos, casi 12 puntos por encima del apruebo (44,24).
“Esta noche una gran mayoría de chilenos ha rechazado la propuesta que nosotros impulsamos desde el Consejo Constitucional y reconocemos esa derrota con mucha claridad y también con mucha humildad”, dijo Kast ante sus simpatizantes.
Según el también ex candidato presidencial, por múltiples explicaciones que deben analizar en las próximas semanas, fracasaron en el esfuerzo por convencer a los chilenos que esta era una mejor Constitución que la vigente.
“A mi juicio el gran perdedor de la jornada es José Antonio Kast y él mismo lo reconoce como un fracaso, porque tenemos que entender que ese era casi como su proyecto político”, declaró a Prensa Latina el analista Omar Cid.
Afirmó que Kast representa esa línea más conservadora de la derecha, lo que podría definirse como la proyección de Javier Milei.
El Partido Republicano aprovechó su mayoría en el Consejo Constitucional para, junto a la también conservadora alianza Chile Vamos, imponer un texto a su medida que no logró consenso en la sociedad y a la postre también golpeó a la derecha tradicional.
El resultado más palpable es que la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, de la Unión Demócrata Independiente, perdió en su propia comuna, advirtió el también subdirector del sitio Crónica Digital.
La propuesta con la que se pretendía cambiar la actual ley fundamental contenía capítulos que para muchos sectores significaban una regresión en conquistas alcanzadas hace bastante tiempo.
Entre los puntos más polémicos estaba el que protege la vida de “quien” está por nacer, lo cual significaba la posible eliminación de la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo por tres causales: inviabilidad fetal, peligro para la vida de la madre o violación.
Otros asuntos controversiales eran la suspensión del pago de las contribuciones por la primera vivienda, lo cual beneficiaba a los más ricos y afectaba a las comunas, que no tendrían recursos para servicios de salud, educación y seguridad, entre otros.
La eliminación del derecho a huelga y el otorgar rango constitucional a los seguros privados de salud y a las Administradoras de Fondos de Pensiones que lucran con los ahorros de los jubilados, también fueron epicentro de críticas.
En opinión de Omar Cid, la derecha no solo perdió el plebiscito, sino que tampoco logró su plan de equiparar un eventual voto a favor del proyecto como un castigo al gobierno, a partir de instalar en la agenda los temas de la delincuencia y la inseguridad.
De manera que hay un respiro para el Ejecutivo después del fracaso del referendo anterior del 4 de septiembre de 2022 y del triunfo de la extrema derecha en los comicios de mayo para el consejo constitucional, dijo.
No obstante, llamó a no subestimar el hecho de que los defensores del proyecto lograron 44 por ciento de los votos, lo cual es un piso político importante.
Para nuestro entrevistado, en Chile hay un cuestionamiento a la élite política, que viene desde la llamada movilización de los Pingüinos, en 2006; las manifestaciones estudiantiles de 2011 y el estallido social de 2019.
Esa desafección se viene manifestando en que ninguno de los dos proyectos de carta magna se logró concretar, ni el primero de 2022 que venía del mundo progresista, ni este segundo encabezado por sectores conservadores.
Y eso sucede, dijo, porque la ciudadanía, la gente común y corriente, no le ve la relación a esas propuestas con su cotidianeidad, sus carencias sociales, las bajas pensiones y la inseguridad.
Mi hipótesis es que hay una molestia social traducida en el voto y esa inconformidad hace que hoy día la gente no le crea ni a moros, ni a cristianos, aseguró.