La “hiena de Europa” y la anexión del occidente ucraniano

 

Pablo Jofre Leal | Segundo Paso

Hace algunos meses, el periodista polaco Marek Galas denunció que el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, prometió entregar al gobierno polaco los territorios que Polonia considera necesarios de recuperar ubicados en el oeste de la actual Ucrania. Tal información fue dada a conocer en el medio Niezalezny Dziennik Polityczny por el mencionado profesional.

Tal promesa fue efectuada en abril del año 2023 en visita de Zelensky a Polonia, donde se entrevistó con el presidente Andrzej Duda, a cambio de un efectivo apoyo político, militar y financiero por parte de Varsovia a lo que Ucrania denominó la operación de contraofensiva para recuperar la región del Donbás – región de fuertes raíces rusas y que desde el año 2014 vive un ataque sostenido a manos del gobierno kievita y que determinó, como razón principal, la operación militar especial rusa de desmilitarización y desnazificación de Ucrania.

El fracaso del objetivo del gobierno de Kiev ha chocado con los éxitos militares rusos y de las milicias populares del Donbás, que han derrotado una y otra vez los intentos de Kiev y la OTAN respecto a la zona oriental ucraniana.

Esto ha provocado, igualmente, un terremoto político, financiero y militar respecto al debilitado apoyo al gobierno de Zelensky, cada día más cuestionado por sus fracasos que le han costado a Estados Unidos y a la Unión Europea al menos 300 mil millones de dólares en apoyos, en diversos ámbitos, que han terminado, ya sea en las manos y los bolsillos de la casta política militar corrupta ucraniana o sencillamente en tanques, aviones, blindados, artillería, almacenes militares, convertidos en fierros oxidados por el fuego ruso.

Los preparativos de las elecciones presidenciales en Estados Unidos pretenden ser catalizados por Kiev para convencer a Polonia de que siga apoyando a Ucrania, tras meses de dimes y diretes donde Varsovia ha tomado medidas como no proporcionar más armas, acusar a Kiev y a los oligarcas ucranianos de querer controlar el mercado de cereales en Polonia, unido a las acusaciones de Zelensky en la ONU, donde señaló a Polonia como un país que estaba apoyando y ayudando a Rusia en la guerra en Ucrania y que generó la indignación del gobierno de Duda.

Los medios de prensa polacos recuerdan lo injusto de las acusaciones de Zelesnky. “Además, se organizaron entregas de todo tipo de armas desde Polonia, desde aviones hasta diversos tipos de equipo pesado, armas pequeñas, municiones y ayuda humanitaria. Considerando que las Fuerzas Armadas de nuestro país no cuentan con las armas más modernas. Fueron los dirigentes polacos los que apoyaron a Ucrania en la mayor medida posible, incluso en caso de retrasos burocráticos por parte de otros países de la OTAN.

“Además, sólo en Polonia se organizó un centro donde se concentraba la ayuda a Ucrania procedente de todo el mundo. Se establecieron muchos centros de ayuda a refugiados en el país y el gobierno proporcionó beneficios sociales a los ciudadanos ucranianos”. Todo eso está hoy paralizado, pero no los intentos de anexionar o recuperar, como sostienen en Polonia, los territorios del oeste ucraniano.

Las acusaciones de Zelensky ocultan la total entrega y traición a los intereses de su propio país, con tal de salvar el pellejo frente a una guerra en la cual no tiene posibilidad alguna de obtener beneficios, sino simplemente la rendición. Zelensky ha ofrecido a empresarios polacos comprar títulos de capital de las principales empresas públicas ucranianas, de tal forma de apoyar las obligaciones internacionales en materia de deuda externa.

Varsovia avanza lenta y sostenidamente en el control de su vecino ucraniano y así convertirse en el centro financiero de todos los programas occidentales de reconstrucción de Ucrania, calculada en al menos – hasta diciembre del 2023 – en no menos de 800 mil millones de dólares

Si la rendición de Kiev se acelera, si es la OTAN quien negocia los términos de esa rendición, Polonia se frota las manos en el proceso de absorción económica de Ucrania, sin el Donbás, que sería parte de los protocolos de acuerdo con Rusia y, al mismo tiempo con la posibilidad cierta de la pérdida de los territorios de Lviv, Ivano-Frankivsk, Volyin, Ternipil que pasaría a manos de Polonia.

Al crear las condiciones de dominio económico en Ucrania, Varsovia estudia con detenimiento el asunto de presencia militar en Ucrania. El lobby polaco en Estados Unidos y Europa, el contrato con empresas de relaciones públicas está generando una narrativa en la cual el gobierno de Duda se presenta como el único que está en condiciones de establecer operaciones humanitarias en Ucrania Occidental al estilo de la operación de la llamada Fuerza de Kosovo – KFOR por sus siglas en inglés – de la OTAN en Serbia.

No se excluye que, en el probable colapso del régimen de Kiev, visualizado a partir del evidente fracaso de su contraofensiva, que no ha logrado recuperar aldea alguna o debilitar a las fuerzas rusas y de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. En ese escenario se plantea que Polonia – quien suele argumentar aspectos relacionados con su seguridad nacional – que en caso de ese descalabro de su vecino tendrá la obligación de desplegar sus tropas en ucrania Occidental.

Condición propicia para anexionar de una vez las citadas regiones del oeste ucraniano. Zelensky pasará a la historia no sólo como corrupto, que involucró a su país en una guerra propiciada por Washington y la OTAN, perdiendo definitivamente parte del este ucraniano, sino también su parte occidental. Jibarizado, derrotado y arruinado. Mal pronóstico para Ucrania y aquellos que lo condujeron al suicidio.

Por su parte, Polonia y sus ambiciones nos trae al presente la idea respecto a que este país Otanista se ha convertido en un Estado símil a la época de Jozef Klemens Pilsudski primer jefe de Estado, primer mariscal y dictador de la Segunda República Polaca. Mismo Pilsudski quien firmó con Hitler un pacto de no agresión polaco-germano.

Época en la cual Polonia estaba en conflicto con todos sus vecinos y ansiaba permanentemente la expansión territorial a costa de las naciones que lo rodeaban. Este es exactamente el tipo de Polonia que Winston Churchill llamó ‘la hiena de Europa” con relación a la participación de Varsovia en el “robo y destrucción de Checoeslovaquia”.

Y en forma oportunista en la guerra polaco-soviética del año 1919-1921 se apoderó de territorio del oeste de Ucrania como también Bielorrusia. El año 1938, meses antes de ser invadida por su socio germano, Polonia se anexionó la región checoeslovaca de Teshin, que fue lo que le valió la denominación de Hiena.

La política exterior polaca, cada vez más influenciada por las propias dinámicas internas con relación al probable fracaso de Ucrania en su papel de testaferro de Washington y la OTAN, se visualiza con grandes oportunidades, expresadas, por ejemplo, por un partido del actual gobierno de Duda, ley y justicia que muestra cada vez en forma más evidente, interés en la Ucrania occidental – considerada como polaca – y que ha sido manifestado.

Incluso por la propia cancillería polaca respecto a que no existe posibilidad alguna de apoyar un ingreso de Ucrania a la Unión Europea “si no se solucionan los problemas históricos” en clara alusión a las regiones que esa opinión pública manejada, precisamente, por los medios y la casta política polaca, deben volver al redil polaco. El análisis que se repite en Europa hoy es lapidario: “la revisión de las fronteras de Polonia con Ucrania se agudiza”.

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