Biden y la frontera sur EEUU, problema en año electoral

 

Prensa Latina

El presidente Joe Biden urgió al Congreso de Estados Unidos para que apruebe lo que se considera hoy, un duro proyecto de ley que impondría mayores restricciones migratorias a cambio de una solicitada ayuda a Ucrania.

Al propio tiempo, el mandatario advirtió que haría uso de una nueva autoridad de emergencia para «cerrar la frontera» si a nivel local se vieran desbordados por oleadas de inmigrantes.

La exhortación de Biden ocurre en momentos en que la Casa Blanca ha criticado reiteradamente la postura de los republicanos, en particular el ala más extremista de la Cámara de Representantes, y al expresidente Donald Trump por entorpecer el camino de las negociaciones en el Senado.

Además, el pedido se produce en medio de la escalada de tensiones entre el estado de Texas y el Gobierno federal, que subieron de tono cuando el expresidente Donald Trump, favorito a la nominación por el Partido Republicano en 2024, pidió el jueves a “todos los estados dispuestos” a desplegar sus guardias en Texas para «impedir la entrada de ilegales y expulsarlos de regreso al otro lado de la frontera”.

Trump llamó a «todos los estadounidenses» a apoyar las «medidas de sentido común adoptadas por las autoridades de Texas» para proteger la seguridad y soberanías no solo allí, sino «del pueblo estadounidense”.

El magnate se jacta de que durante su etapa en el cargo, el país tenía “la frontera más segura de la historia”, y que ahora Biden “está ayudando e instigando una invasión masiva de millones de migrantes ilegales”, un punto de vista que comparten los republicanos que le son fieles desde el Congreso hasta los estados.

“En lugar de luchar para proteger a nuestro país de este ataque, Biden, aunque parezca increíble, está luchando para atar las manos del gobernador (…) para que la invasión continúe sin control”, subrayó en su retórica incendiaria.

Para Trump “ante esta catástrofe de seguridad nacional, seguridad pública y salud pública, Texas ha invocado con razón la cláusula de invasión de la Constitución, y debe recibir pleno apoyo para repeler la invasión”.

Abbott dijo que Texas tiene el “derecho constitucional” a “defenderse y protegerse” a raíz de la reciente decisión de la Corte Suprema que ordena retirar de un polémico tramo fronterizo en el río Grande las alambradas de púas.

Trump ya le dio el espaldarazo a su incondicional cuando comentó públicamente que, si vuelve a la Casa Blanca, “en lugar de luchar contra Texas”, trabajará “mano a mano” con el gobernador y otros estados fronterizos con el objetivo de “detener la invasión, sellar la frontera y comenzar rápidamente la operación de deportación nacional más grande de la historia”.

Al menos 25 gobernadores republicanos ya plantearon su apoyo a Abbott y su derecho constitucional a la “defensa propia”.

“Nos solidarizamos con nuestro querido gobernador, Greg Abbott, y el estado de Texas en su uso de toda herramienta y estrategia, incluidas las vallas de alambre de espino, para asegurar la frontera”, señaló en un comunicado la Asociación de Gobernadores Republicanos.

Mientras tanto, Biden insiste en el acuerdo que se cuece en Washington, que podría representar un cambio en la política de inmigración durante un año electoral que augura en este un tema caliente de campaña.

La tarde del viernes, el presidente admitió que las políticas propuestas serían «el conjunto de reformas más duras” y a su vez las calificó de “justas” en cuanto a “asegurar la frontera» en términos que «jamás hayamos tenido en nuestro país».

Pero la víspera el presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, un fiel aliado de Trump, anticipó que estaría muerto antes de llegar a sus manos ese proyecto.

Y en este momento Trump, con renovado impulso y la consolidación de su influencia en el partido es parte del problema, porque se opone al acuerdo fronterizo, pues considera que el paquete no va lo suficientemente lejos.

Defensores de los migrantes alertaron a Biden -en busca de su relección- que cualquier concesión a los republicanos respecto a las políticas migratorias se traduciría el martes electoral de noviembre en menos votos.

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