Elson Concepción Pérez | Granma
* La reelección de Putin es «muestra fehaciente del reconocimiento del pueblo ruso a su gestión», escribió en X el presidente cubano, al felicitar al mandatario, quien, al cierre de esta edición, sobrepasaba el 87 % de los votos, con más del 98 % de las boletas escrutadas.
Lo que no se ha alcanzado con la arremetida occidental para acabar con Rusia, ya sea con las millonarias cifras de dinero en armas que se envían a Ucrania o con los paquetes de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, se pretendió alcanzar por estos días, con los ataques terroristas para socavar e interrumpir las elecciones presidenciales rusas.
Lo ha denunciado el propio presidente Vladímir Putin, quien afirmó que, «con el objetivo de socavar el proceso de votación e intimidar a la población, al menos en las regiones fronterizas con Ucrania, se realizan acciones armadas criminales», que fueron repelidas.
En el segundo día de los comicios, se reportaban más de 160,000 ataques a la plataforma de voto en línea, es decir, al portal de la Comisión Electoral Central de Rusia y a otros servicios estatales, una cifra ocho veces mayor que los ataques de 2023, durante las elecciones legislativas y regionales. En todos los casos, se trata de acciones llevadas a cabo desde Ucrania, Europa Occidental y América del Norte.
No existen dudas en cuanto a que esto es parte de un mismo plan para desestabilizar a la nación eslava y que no se fortalezca su dirección política y administrativa, que será nuevamente encabezada por Putin hasta 2030.
No perdona Occidente que la economía rusa ya este año triplique el crecimiento de los países de la Unión Europea en su conjunto.
De igual forma, en el plano internacional Rusia ha liderado grandes proyectos que involucran a naciones del Sur, y ha sido un ejemplo de solidaridad, sea de manera bilateral, con el envío de grandes cantidades de alimentos a naciones empobrecidas de África, o impulsando proyectos globales que se desprenden de la organización de países Brics, un mecanismo que crece y se fortalece con la entrada, cada año, de nuevos integrantes.
Las actuales elecciones presidenciales en la Federación Rusa constituyen un ejemplo de estabilidad en todos los terrenos.
Por supuesto, el gigante eslavo es un desafío para un Occidente cada vez menos creíble en sus pretensiones de mostrarse como ejemplo democrático y participativo.
Hasta ayer, unos 112,3 millones de rusos estaban llamados a las urnas para elegir al futuro mandatario para los próximos seis años. También se informó que 1,9 millones de rusos podrían ejercer su voto desde el extranjero.
En el proceso electoral contendieron cuatro candidatos: Leonid Slutski, por el Partido Liberal Demócrata de Rusia; Nikolái Jaritónov, por el Partido Comunista de Rusia; Vladislav Davankov, por Gente Nueva; y Vladímir Putin, candidato independiente.